miércoles, diciembre 19, 2007

Ni Hao ma

Un poco de pingying nunca viene mal a la hora de entender el chino.
Para los neófitos, pingying es el nombre de la occidentalización de la lengua china. Esto es, en lugar de símbolos que no entenderíamos, escribimos el sonido más o menos con letras (como el titular, que por cierto, quiere decir, ¿cómo estás?)

Tuve la suerte de volver a cruzar mi camino con la cultura oriental, en esta ocasión de la mano del profesor Chen. Es difícil entender la vida de estas personas, entradas ya en años, de infancia complicada en la China de Mao que tuvieron la oportunidad de estudiar en algún país occidental y que en esta etapa de la vida se ganan la vida explicando las similitudes y diferencias de ambas culturas a ávidos empresarios que buscan el éxito de sus negocios en una cultura totalmente distinta.

Pero no quiero hablar de la lección ilustrada a la que asistí, ni de mi conversación posterior con él y algunos de los asistentes. Hablaré de ese momento en medio de la exposición en que las caras se pierden.
En que el contenido se hace largo y la concentración se disipa. Trajes de chaqueta y corbata, camisas, abrigos, ordenadores portátiles y cuadernos de apuntes; preguntas, arrogantes incluso. Ojos que juzgan sin darse cuenta, que evaluan, que analizan.
Entonces me di cuenta de que lo que se estaba contando era especialmente relevante. Que las palabras eran vitales para entender la realidad pero que, sin embargo, apenas nadie era capaz de cogerlas, de entender su verdadero significado. Me recordó la imagen de mis primeras clases en la universidad en China hace ya tres años y me di cuenta que todas las veces que después alguien me ha hablado de como hacer negocios allí, de como entender al cultura, las mismas palabras que yo he contado después...todo ello había estado cegado por el día a día del occidental, la visión de aquí, una visión local, diferida, tergiversada, probablemente la misma que tengo pero que ahora puedo asumir con cierta humildad del que aprende y que espero no olvidar.

Me resultó especialmente curiosa esta situación puesto que no es la primera vez en mi vida que aún diciendome las cosas clara y directamente, no soy capaz de entender el mensaje, o mejor, de interiorizarlo. Supongo que a base de golpes se aprende. Pero muchas veces es triste ver como el entorno que nos arropa nos ciega a la hora de ver la realidad de las cosas, si puedo extrapolar la lección a aspectos más profundos de mi vida.

Son tiempos de Navidad, de cambios, muchos, personales y momentos en que como hacía mucho tiempo no me sentía tan aislado en medio de la multitud. Quien lo diría, la voz de la proactividad positiva contando esto.
Pero bueno, no hay que preocuparse. Es simplemente una cuestión de tiempo. De vez en cuando, nos damos cuenta de que somos de carne y hueso.
Por cierto, ya tengo 33 años. Cosas de la vida. Peor sería no tenerlos.

Enjoy!

martes, diciembre 11, 2007

Personajes

Pam y Bet se conocen hace mucho tiempo si bien son bastante jóvenes, aún por debajo de os 25. A pesar de no hablar una palabra de español, suelen pasar algunas vacaciones en España; este pasado fin de semana, se las podía encontrar en Marbella.

Ken podría ser el novio de Barbie. La realidad es mucho menos frívola. Durante muchos años, ha regentado una pequeña taberna inglesa en un pueblo de la costa malagueña. The tavern, pues así se llama, guarda inmemoriables recuerdos que también guardaría si solo llevara abierta un mes con ese estilo personal que solo los ingleses saben dar a sus locales.
La cerveza es buena en The Tavern si bien es necesario pedir en inglés para hacerse entender correctamente...

...algo que no siempre resulta fácil, especialmente cuando Pam y Bet aplican pasión en el roce de sus labios ante la atenta mirada de los presentes, un libanes sorprendido y un inglés que aprovecha las pausas entre los lances para lanzar su lengua también dentro de la boca de Bet.

Nadie dice nada. Todos miran.

Lia es el bonito nombre de una princesa, una dama de la noche que danza sensuales movimientos arabescos en un local escondido entre callejuelas, ajeno al bullicio de las compras en la calle principal.
Sonrie forzada a su público mientras se mueve entre el público. Un ave nocturna observa desde la barra. Piel tostada, curtida, perilla y mirada de mal agüero. Se ve entre bastidores como recibe un pago sospechoso de parte de los camareros de la barra. Danzas mafiosas de este local.

Erika trabaja en un balneario. En realidad es un hotel, de aquellos que anuncian spa en su publicidad y que disponen masajes, hidroterapia, piscinas. Erika se encarga de los masajes. No distingo bien su origen ¿alemán, austriaco? extranjero en cualquier caso. Su trato es recto, quizás duro fruto de la diferencia de idioma pues sus gestos y sonrisa inspiran justo lo contrario. Quizás porque después de estar en sus manos la visión resulta ¿diferente?

Dice un amigo mío que no entiende que en el puente de la constitución haya tantos desplazamientos cuando luego, al llegar a los sitios, falta vida en muchos lugares. Será que la familia impera, digo yo, antes que las vacaciones, el salir, la playa. Los controles de alcoholemia, en cualquier caso, siguen cumpliendo con su obligación a altas horas parando a los que se atreven a desafiar a la A7.
En cualquier caso, es un buen momento para los encuentros, dos a dos, multitudinarios, etc, etc, etc. Momentos en los que se escribe el futuro. Se habla del pasado. Se hacen apuestas y se confraterniza.

Mel y Lur son dos buenas amigas mías. Perfectas anfitrionas de una ciudad que me es nueva, cercana a la siempre mágica tierra de después de las Alpujarras. Falling Dogs diría mi querido Green Dog.
Una puerta a un mundo que me es cercano en la distancia.
Diferentes puntos de vista, maneras de ver las cosas. Amistades sinceras.
Es difícil describir con palabras las sensaciones de estos momentos en sitios de ciudad donde almas como las suyas han pasado juventud entre chicos, chicas, bailes, juegos, miradas y un largo etcetera de segundos cargados de vida y emociones. Pero por un rato han sido capaces de compartirlos y, es más, de transmitirlos. No son los mojitos que a pesar de los intentos, malamente saben hacer. Es la vida misma. Una terapia pendiente supongo.

Y mientras guardo un rincón en mi corazón para lamento por como se dieron las cosas en Toledo, otras gentes van y vienen, unos fugazmente, otros como fotos que se quedan plasmadas en papel, otros que vuelven del pasado y volverán en el futuro.
Caras que se cruzan en un año sin mes de Abril.

lunes, diciembre 03, 2007

Misticismo visceral

Hay personas en este mundo cuyo carisma sirve de guía a muchos a su alrededor. Cuando surgen los problemas, cuando necesitamos alguien que nos de un consejo, esas personas están ahí para apoyarnos, para marcar un sendero.
Quizás por eso esas personas acaban marchandose antes.
M, a sus 47, nos dejó esta semana pasada.

Las bodas bautizos y comuniones, entierros también, sirven para encontrar viejas caras además de las conocidas. Gentes que en algún momento caminaron a nuestro lado, juntaron su destino al nuestro y que, unidos de nuevo por ese destino, de nuevo aparecen.
Para los que aún podemos decir que somos jóvenes (o al menos más jovenes que el resto)aquello no es más que un ir y debenir de caras que saludan, que recuerdan como eramos en esos pasados en común, niños de pocos años que juegan en las afueras y que ahora, bien no están, bien no se reconocen abrumados por un entorno que resulta ajeno.
Pero para los mayores (o al menos los que son algo más mayores que el resto) aquello es más. Es un paseo por los recuerdos. Por las cosas que se hicieron bien y las que se hicieron mal. Un camino en el que el destino juega con las lágrimas y las emociones.

Lágrimas y emociones que los más jovenes construimos en nuestro día a día. En cenas, comidas, encuentros furtivos, juegos de miradas. En tertulias interminables de confianza con algunos que quien sabe si estarán allí cuando juguemos a ser mayores. O resultarán imágenes en un recuerdo. Lágrimas que anuncien conclusiones.

Los errores están ahí, sentidos de verdad aunque otros no vean o entiendan el sentimiento. El futuro también, nada de pasado. Olvidemos el pasado y miremos al futuro por corto que sea parezca o sea.

Y mientras reflexiono sobre los acontecimientos, mientras veo los recuerdos de los que me rodean, emocionados, descubro también mis recuerdos. Y disfruto de las imágenes, de lo ideales que su imagen difuminada se vuelve en mi cerebro.
Disfruto y aprendo a seguir dudando del siguiente paso a dar mientras descubro la magia de la sutilidad de una mirada, del significado de un gesto, de unas palabras, de unas risas que camuflan todo.

En el barrio, en la ciudad, el país, el planeta, la vida sigue. Y los actos de unos y otros condicionan el futuro de otros y unos. Con los llantos, los lamentos, las alegrías y las ilusiones.
La Navidad traerá familias, encuentros, colores, viajes, compras, luces, colores, menos frío que antes, sonrisas, críticas al consumismo, y un año más escrito en nuestro particular destino.

Mirad al futuro. Disfrutad del presente.

lunes, noviembre 26, 2007

Team Building

Una de las cosas que las empresas se plantean cuando algo no va bien son los juegos de team building, reunión de sus grupos de trabajo bajo el paraguas de alguna consultora que busca los ejercicios que fomenten el compañerismo, el trabajo en equipo, etc, etc.
Muchas veces no se dan cuenta de que los problemas son más profundos y afectan a algo más que a pobres hombres y mujeres que día tras día van a ganarse el pan.
Hace unos días fue ese nuestro caso, el de equipos que se juntaban para aprender a conocerse, supongo que resultado de la fusión y en un esfuerzo por la integración.

A pesar de mi excepticismo al respecto, no puedo negar que lo pasé bien. Quizás porque los ejercicios fueron divertidos, porque en el fondo me gusta eso, interaccionar con la gente.

De aquello quedan las fotos (no, no os voy a enseñar una, no) y sobre todo los recuerdos. Recuerdos, en este caso, de arneses y de columnas, colgar en el aire en juegos de pericias y habilidades y, en suma, disfrutar de un día de otoño, con su frío, en el campo, en la naturaleza.

Aquel oraculo del cine

Suele ocurrir, al menos a mi, que cuando la locura corre por mi mente, acabo en una sala de cine, viendo una películ que poco tiene que ver conmigo, a veces siquiera con mis gustos, y que sin embargo marca un camino, una respuesta a la locura que puede embargar esos días y encauza mis ánimos hacia ¿digamos el entendimiento y la razón?
Es una locura en si mismo. Como aquel que lee desesperado página tras página de un libro buscando respuestas, como aquel otro que encuentra las respuestas timo que hacen su luz en un oráculo de la televisión, como aquel que acude cada semana fiel a su consejero espiritual.

No es misticismo. Un día cualquiera sales a tomar algo. Es un día laboral. Un viernes quizás. Relax pre fin de semana con unos amigos. Un día que, sin embargo hubo que trabajar. Hay cansancio. Los años no son los que eran, o eso se dice. No s muy tarde cuando te acercas al garaje de casa. Pero la luna brilla. No quieres entrar. Algo te dice que es el momento de jugar. ¿las doce, casi la una?
Juegas con el móvil, los mensajes iniciales se vuelven avalancha. El motor ruge de nuevo por una carretera despejada. Abandonada casi al dejar la autopista. A penas media hora en que el texto se convirtió en voz.
Y de repente te encuentras en otro lugar, otra casa, otra compañía.
Locura interminable de una noche de luna casi llena que llena de aromas prohibidos el ambiente. Los cristales empañados por el frío que hace fuera.

Pero el fin de semana es sabio y trae la tranquilidad de un domingo, una tarde muy tranquila y una película. Unas Mataharis que hablan de la vida misma, de los líos de estos 30 o 40 años que nos llevamos.
Y nuevas compañías.

Y de nuevo el cine me trasmite el mensaje de tranquilidad, de "vuelve a tu lunes de rutina"

No es que la película, su argumento, tenga mucho que ver con mi vida, con mis locuras, con mis escapadas. Simplemente, transmite tranquilidad. Tranquilidad a la luz de la luna, esa luna mística que juega siempre con mis sentidos llevando se la sal según desaparece. A falta, simplemente, de un mes más, hasta la próxima luna.

No te engañes, pequeño Bosco, la falta de luna no te deja a salvo de la locura. Esa la llevas puesta de por vida.

viernes, noviembre 23, 2007

Put a call...

No, no quiero hablar hoy de llamar a nadie, ni a un familiar, ni a un amigo, ni siquiera a una chica o chico con quien quieras ligar.
No, venía a hablar de mercados de valores.

No soy muy dado a estos temas. Los warrants, las puts y las calls. Pero lo cierto es que siempre los he conocido y, me atrevería a decir, que entendido.

Sin embargo, ayer, tuve la oportunidad de verlos en persona. Negociar con ellos, entender su funcionamiento en tiempo real.
No los voy a expicar aquí, claro. Es un rollo supongo, para quien lee.
Pero si quiero mostrar que me transmitió.
Unas palabras, fuerza, poder, juego, esa sensación de que puedes ganar al minuto siguiente, como si la ruleta fuera a sacar el 25 al que apostaste. El corazón se acelera. Los números suben y bajan, varían, las noticias se mueven.

El pulso se acelera. Música que suena sin sonar, no son monedas ni billetes, puede ser el motor de un descapotable que flota en el asfalto mientras la música de moda a todo volumen despierta la mirada de los que me acompañan a última hora de la madrugada un día de semana en un semáforo de la castellana.
Y mientras las ruedas chirrían el alma se acelera. Cuellos de corbata que se abren, pulcros puños de azul, chaqueta estirada en la parte de atrás; Pelo engominado que camufla con cremas la laca de otros tiempos, una chica que espera, un alma que juega también, un juego en el que no se puede perder. Lo dice el Ibex que sufre entre voces en un parket. Una pastilla cuida al corazón. Alcohol. ¿quizás un cigarro?
Un jardín, una casa, un put, una call que miro y ejecuto en la pda conectada a la red. Un beso, una lengua. Mucho calor. Y una mirada felina que aulla reflejada en las pupilas de la luna mientras los números vuelven a subir y bajar en New York.

Yo este fin de semana me quedo con la emoción de unas cañas, unos amigos y un partido de paddle.
Pero cuidado...porque de repente un acelerón!...

Enjoy!

domingo, noviembre 18, 2007

Gris y color

La vida nunca es colorida. A veces se tiñe de grises. Es el agrio sabor de ciertas sorpresas, unas que se reciben con humor y sarcasmo, otras que se rechazan con horror e impotencia.

Anoche estuve en Piratas Piratas, ese espectáculo de malabares chinos del estilo de los que en aquella tierra oriental un día me embrujaron. Un espectáculo que el público madrileño no conoce ni entiende como se demuestra por la masiva cantidad de niños que se perdían buscando piratas que lucharan en lugar de poder comprender los ejercicios que desafiaban a la gravedad.
Una noche de colores, de encanto hecho realidad, de magia en movimientos de personas que no temen a las fuerzas de la naturaleza y cuyos ir y venir colgados de cuerdas y palos se vuelven sensuales, provocadores.
Sin embargo los grises llegaron. Llegaron en la forma de un movimiento delicado, sutil, tan especial que nadie se percató de que no estaba programado. El cuerpo de la princesa vestida de blanco yacía inmóvil después de la caída desde 9, quizás 10 metros de altura.
Un momento de duda; espectadores que piensan aún que es parte del espectáculo; y un grito desgarrado de su compañero en escena. Un descenso prcipitado y aún estiloso y el comienzo de algo de caos. Una sala que se desaloja y policías y médicos del samur que entran a salvar a alguien que quizás nunca más podría levantarse.

Más grises en forma del morbo de padres que no guardan orden ni siquiera para proteger a sus hijos de la imagen cuando menos poco agradable. De gentes que se preocupan por su dinero antes que por la vida de alguien que trae su magia todos los días guardando detrás de ella una vida, unas inquietudes, alegrías y tristezas, un modo de vida que imagino de inocente ilusión en los años jovenes que pronto se volvió madurez con los años colgados de un trapecio.
Colores que tiñen los grises de vida en una ovación espontánea al salir el compañero, probablemente también sentimental de nuestra víctima, descanso cuando al final confirman que está consciente y se recuperará.
Es la vida que se ve correr un día detrás de otro.

Me gustaría regalaros unos colores. Para que pintéis vuestros grises.

martes, noviembre 13, 2007

Estrategia

Las fuerzas del oeste se habian visto seriamente perjudicadas por los combates de los últimos meses. Varios generales habian caído en combate y preciosos regimientos se habían disipado en los campos, víctimas de la presión psicológica.

El el Norte, en el palacio imperial se mantenía la tensión. La Canciller parecía a punto de ser depuesta por la presión política del senado del Este. Sus fieles habían ido abandonando poco a poco el gobierno y finalmente parecía aislada en su despacho de forma oval, arropada solamente por los tapices del siglo XVII que adornaban las paredes. Imágenes del Rey Sol que, por algún motivo, le servían de inspiración.

Mientras, las divisiones del este tomaban el sur del país. Las provincias orientales habían caído, salvándose solamente algunas islas meridionales fruto de los éxitos de los últimos fieles del Doctor Keith. Las colonias Africanas veían como la una vez rica tierra caía bajo el yugo de los tiranos que, desde El Cairo, manejaban las acciones del ejército. Algunos fieles al oeste, habían sido fusilados (en inglés irían muy bien el doble sentido de la palabra fired)

El 31 de Octubre parecía ser la fecha prevista para la deposición. La Canciller no podía esperar otra cosa. Sin embargo, aún guardaba un plan. Pocos fueron los que percibieron los movimientos en la sombra. Las noches de trabajo nocturno en las que se preparaba el golpe de esta batalla.

Aquella mañana las tropas del Oeste entraron el la capital. Varios de los pesos pesados del Este fueron sorprendidos en su casa, con sus familias. Las provincias de Norte y Sur quedaban sin cabeza. La dirección financiera del país perdía a su lider y los ministros de interior veían como sus sillas desaparecían por la noche.
Ruído de sables y cuchillos silenciosos, brillo y destellos de luz sobre el acero.

La Canciller había consegido su objetivo. Mantener una vez más una posición fuerte. De nuevo un status quo en el que si bien la guerra no estaba ganada, sí lo estaba esta batalla.

Amigos, esto que parece un resumen geopolítico simplicado, podria ser el resumen perfecto de lo ocurrido en la compañía donde trabajo.
Entre tanto, regreso a España. Esperando que se calmen las aguas.

miércoles, noviembre 07, 2007

Perfiles

El domingo conocí a aquella señora. Nadie podría imaginarse donde por lo poco usual. Sin embargo fue allí, en el cementerio de Madrid Sur, donde apareció.
Tampoco es que estuviera yo haciendo algo usual. Aprovechaba el buen día de otoño para repasar con esmalte negro las letras de las lápidas de mis queridos antepasados. Una tarea fácil pero que necesita esmero y tiempo.
Quizás por eso, mientras lo hacía, ella se me quedó mirando. Yo estaba subido en una escalera, frente a un sin fin de nichos y flores. Ella paseaba entre las filas.
Su mirada era inexpresiva. Yo seguía a lo mío, viéndola de reojo, casi a mi espalda, mirándome con ¿curiosidad?
Entonces habló
¿sabes cuantos muertos hay aquí?
Me giré, aún en la escalera y no respondí. Supongo que mi cara de desconcierto lo hizo por mí.
Ella respondíó: 22 en cada fila, cinco filas en cada vertical. Eso en esta sección, la S.
No lo sabía, contesté.
Sin decir una sola palabra más, prosiguió su camino sosegado entre los nichos.
Tarde poco más en terminar. Pero no la volví a ver.


Saludos amigos, con este primer "perfiles". Siento la tardanza. Estoy de congreso en Berlín y no he tenido un segundo libre.

Enjoy!

lunes, octubre 29, 2007

Y eso de Halloween de donde viene?

Pues la tradición es Irlandesa.
Los granjeros de este país la llevaron a USA, que la tomó como suya y ahora la celebrán más aún haciéndola famosa.
Resulta que la tradición Celta fija este dia como el último del año, aquel en que los muertos quieren volver a la vida. Por eso, en las casas se colocan calabazas con forma de monstruos para auyentar a las almas que quieren regresar (que cosas, no para asustarnos a nosotros)
Los gobiernos locales muchos años atrás, en los pueblos, pedían dinero a los campesinos para preparar las celebraciones y así auyentar a los malos espíritus y garantizar con ellas que las almas en pena no volvían y sí pasaban al otro lado en esta noche. Para conseguir los fondos, implementaron el "truco o trato" que es como un "o me das dinero o te puedes llevar una sorpresa"
Esto luego se convirtió en la tradición que hoy lleva a los niños a la caza de caramelos por las casas.

Me gusta Halloween. Durante años me he disfrazado, incluso cuando nadie lo hacía. me gusta encontrar una fiesta en la que pasarmelo bien bailando disfrazado de cualquier cosa siniestra.
Este año, sin embargo, no me voy a disfrazar. No tengo fiesta y casi casi ningún plan especial. ¿Será que me estoy volviendo mayor?

jueves, octubre 25, 2007

Mola...guay...

Hay un anuncio de esos que dicen tener éxito, esta vez de cocacola. Señor ¿Señor, yo?
El anuncio está bien si no fuera porque nadie se cree que unos amigos quedan para tomar algo y todos piden una cocacola en lugar de unas cañas.
Pero aparte de eso, se habla de lo que se decía allá, hace 20 años cuando esta generaión estaba en los 10 menor que edad menor que 20
Hoy por la mañana mientras escuchaba la radio me preguntaba qué se dirá ahora.
Inconsicentemente seguimos usando las mismas expresiones en nuestros círculos. Por supuesto de una forma mucho menos macarra, o mucho menos fardona...pues después de todo somos ya mayores y tenemos una imagen que mantener. Pero en nuestro vocabulario sigue estando el ¡qué guay!. Que cuando se me escapa a veces pienso que no debo decirlo porque parezco un niño. O el ¡mola! que no el mola mazo del consabido...
Pero la pregunta es ¿qué dicen los jóvenes de ahora? Os propongo que pongáis en los comentarios qué pensáis que dicen.
No por nada. Si no por intentar seguir siendo joven y no solo parecerlo :-) Y de paso, reirnos un poco, que me ha dicho mi doctora que es bueno para la salud.

domingo, octubre 21, 2007

Mundos Paralelos

Seguro que al leer este título, muchos puedan pensar que el contenido vuelve a tratar sobre hechos, digamos, paranormales, misteriosos o algo similar.
Sin embargo, no es el caso en esta ocasión.
Leía el otro día una novela en la que uno de los protagonistas hablaba de los mundos paralelos. Para Niall, sin embargo, los mundos paralelos eran las vidas, tan distintas a veces, de personas que un día se cruzaban en cualquier lugar, por casualidad.
La idea me atrajo; no sé si me sorprendió pues supongo que es algo que siempre está ahí, que se sabe pero que por alguna razón no se percibe.
Me recordó Another Day in Paradise. Pero sin llegar al extremo de lacanción, me hizo pensar como en una misma ciudad, en una misma manzana, grupos de personas, ecosistemas totlamente diferentes se cruzan sin saberlo, sin conocerse, en vidas totlamente distintas que nunca sabran la una de la otra. Un dia, sin embargo, una persona que conoce a otra que es amiga de no se quien te presenta a otra y las vidas se cruzan. A veces los caminos se juntan un tiempo. Otras, aquello es simplemente un cruce de palabras y nada más.
Pero de alguna forma, todo ello, por esa teoría del caos, nos influye, de alguna manera.

Esta noche me he conectado no se muy bien por qué. Estoy agotado del fin de semana. Demasiado trabajo. Necesito descansar, tomarme unos días sin viajes, en casa, tranquilo.
No sé qué me pasa. Pero la ilusión de otras veces, de siempre, la iniciativa, las ganas, cada vez se quedan mas escondidas en algún lugar recóndito dentro de mi. Supongo quelas paredes amarillas sin pintar de la nueva oficina, el suelo antiguo, el edificio con carencias sustanciales de mantenimiento y el entorno gris me van haciendo un poco más gris a mi también. Cuando llegamos aquí hace apenas 8 meses, esa fue una de las cosas que me sorpendió. La gente era gris. No es que no se rieran, o no fueran personas normales también. Era un algo, un halo, la formadevestir, de agachar la cabeza, de mirar con resentimiento, de pasar de todo... Cuesta mucho resistir siendo positivo en este entorno. Supongo que eso solo significa una cosa: tiempo de cambio.

Pero no vamos a dejarnos engañar por esos sentimientos de domingo por la tarde. No.
De moto vamos a vivir. A sentirnos felices porque el color rojo Ferrari ha ganado (porque ya me tenian cansado con tanta dispunta A-H) y porque esta semana de alguna forma, después de los viajes, volveremos a jugar a buscar la ilusión en las pequeñas cosas.

domingo, octubre 14, 2007

el tiempo y los perfiles

Mientras leo Literati, mi mente recorre Historia de una Escalera.

Mientras mi presente se revuelve con las convulsas historias del escritor, mi mente piensa en la vida, en las gentes, en como el tiempo marca la transformación de la fuerza y el impulso de la juventud en la decepción y decadencia de la vejez, quizás, incluso, de la madurez.



Y sin saber bien como ni por qué, la vida de los personajes se tornan en representaciones teatrales de aquellos que me rodean en la vida real.



¿qué buscan las personas? Supongo que todos buscamos algo distinto; o quizás, en el fondo, buscamos lo mismo. Una manera de encontrar la felicidad. El camino, eso si, es distinto para unos y otros. El de los que luchan, el de los que se lamentan, el de los que se conforman...

Solo unos pocos siguen un camino, no diré ya ejemplar, sí distino. Aquellos que sacrifican su interés personal por un objetivo mayor, más profundo, quizás destinado a quedar recordado para la posteridad.

Siempre pensé que tener un hijo sería el camino de superar unos objetivos para acercarme a otros. De buscar la felicidad y el bien de otros en lugar de la felicidad personal. Supongo que es algo que no descubriré nunca. Pues los hijos quedan muy lejos de mí.

Y mientras tanto me fijo en los que me rodean, intentando ver detrás de cada par de ojos, de cada pupila los anhelos, las esperanzas, los sueños.

Los sueños de la mayoría de la gente son simples. Porque en el fondo a todos nos gusta ser felices.

viernes, octubre 12, 2007

Y yo con el salero lleno

El enjoy queda ya lejos. La semana, cargada de trabajo, también. Y la siguiente se ve aún lejana.
El viernes se presenta tranquilo. Demasiado tranquilo. Aunque las vibraciones del teléfono me hacen saber que las sorpresas vendrán por la noche. Sin embargo mucho me temo que no serán las sorpresas que yo buscaría. Ni las vibraciones que recuerdo de esta semana que pasó.
Hoy me considero un aventurero. Quiero mirarme al espejo y ver mi camisa transformada en una cota de malla, mis vaqueros en pantalones de cuerbulli; ver como mi portátil se vuelve espada en mi cintura y mi abrigo se mueve como capa al viento.
Quiero saltar aventurándome a lo desconocido para ver como mi sangre rebujita en mis arterias cuando los peligros y las aventuras juegan conmigo. Para sentir viva mi sangre. Para sentir la vida.
Por eso me agito ahora impaciente. Dejando que mi sangre se vuelva más roja en un intento por saborear de nuevo la adrenalina.
Como hace tan sólo dos días.
Una pelota que viene y va sin mucha fuerza. Risas. Juegos y más juegos. Cercanos, a veces demasiado. Cervezas que se precipitan rodeados de tapas, música y videos del pasado que recuerdan los primeros años, las primeras series, las primeras risas, no tan perfectas como estas de ahora.
Un karaoke que no llega a tener lugar. Y una necesidad que mi sangre ardiendo pide, pide y no deja de pedir. Tos, un sentimiento de protección, una chaqueta que abriga y una gasolinera. Es noche de estrellas, estrella de la una que se convierte en cuatro. De la camisa que no hace falta usar. De las llamadas de teléfono a las dos de la madrugada. Es mañana de resaca, de aguas que vuelven a la calma, de esperanza. Lo último que se pierde.

martes, octubre 09, 2007

Enjoy V


No actualizo. Se me echa el trabajo y con él, el tiempo encima. Pero no podemos dejar sin hablar de lo que fue la aparentemente última convocatoria del Enjoy, 5 años después.


Los pactos con seres de otros mundos son siempre productivos. Y una vez más sirvieron para que el sol brillara en Toledo, hasta el punto de quemar mi coronilla, permitirnos disfrutar de la manga corta y de una buena comida en la terraza en lugar del salón incialmente preparado.


El juego comenzó tarde, más tarde de lo indicado pero, desde luego, según lo indicado por la organización. Los jugadores corrieron, saltaron, persiguieron las pistas, se las ingeniaron para colarse en la catedral, convencieron a los guardias de seguridad para que les ayudaran, con sus walkies e incluso una monja ayudó a alguno a encontrar cierta capilla. Pocos fueron los que consiguieron el teléfono de la camarera del café de las monjas y muchos los que se la jugaron para conseguir una tarjeta de Zara o una pajarita en una tienda de sombreros. Al final, el juego resultó uno de los mejores de las últimas convocatorias con premios especiales para algunos jugadores.

El mesón D Diego nos recibió con sangría, chuletones, vino y revueltos para dejar paso a fotos, un paseo, un helado o un refresco y una vista del atardecer desde el parador. Tiempos nocturnos que cerraron un día completo ya en Madrid con juegos de luces y sombras, juegos de mujeres y hombres.

Una edición más que no pudo ser la última porque la fuerza de los participantes, este año menos que el anterior, no dejo que así fuera.


Nos vemos en la próxima.

miércoles, octubre 03, 2007

Cuando un Huevo quiere sal

No me gusta en general la música de Julieta. Pero tiene razón en aquello de querer con limón...y sal.
Prefiro, puestos a estar de moda y ser modernos, aquel Te Entiendo de PigNoise.

Quizás por eso esta mañana, cuando caminaba hacia la oficina, bajo la lluvia, por una vez prevenido por un paragüas, fue la canción que me vino a la mente, quizás ayudado por la sintonía de la radio, si bien mi mente pensaba en la sal.

Anoche cene poco. Algo improvisado después de algo de ejercicio. Quizás por eso el plato me sorprendió. Porque no esperaba nada especial. O quizás si, de igual forma que un niño siempre espera una grata sorpresa en la forma de un regalo escondido en la mano grande en la espalda de su abuelo.
La presentación del plato fue muy buena. Si bien había que acercarse para distinguir la belleza de la misma. Los ingredientes sonreían desde el plato con cara de inocentes si bien mucho me temo que aquí el inocente era yo. De alguna forma, iban de una esquina del plato a la otra. De un rincón a otro. Talmente parecía que se tomaban unas cañas y que les cerraban todos los garitos por los que al final pasaban.
Y es que al parecer, este huevo quiere sal.
Es una lección que aprendí hace años, con un amigo, diestro a la vez que nóbel en aquel entonces en la cocina.
Y es que la escuela de teleco, en contra de lo que muchos piensan, era un lugar donde se aprendía alta cocina.
Así que sin desviarnos, volviendo a los ingredientes y al huevo que condimientaban, ayer no se debían comer. Y es que nada me place más que ve como todos esos elementos se mueven en el plato de una esquina a la otra pidiendo sal.
La sal no es buena para el corazón. Lo acelera, fuerza su ritmo, hace que te canses.
Pero cuando salpica algún plato, resulta difícil resistirse.

Y es que cuando he decidido poner sal en el plato, de repente me he encontrado muerto de sueño (quizás haya ayudado el dormir poco o, mejor dicho, menos) y saltando bajo la lluvia, viendo las nubes cambiar de color.

En fin, que últimamente no salgo de una para entrar en la otra y escribo cada vez mas para allá. Menos mal que la letra es uniforme porque si fuera manuscrita mucho me temo que los desvaríos a estas alturas serían ininteligibles.

A todo esto, el sábado a las 11:00 en Toledo comienza el Enjoy V. Simplemente, junto al Alcazar.
Pruebas, Gymkana y diversión antes de comer.

Enjoy!

lunes, octubre 01, 2007

Sana, sana...

Sana sana, le digo a mi alma cuando cada noche me pregunta por el camino a seguir
Un camino difícil de elegir.
Camino de Castellana. Gentes en las calles. Coches lleno de jóvenes que visten sus galas camino de una fiesta, una copa o un juego.
Camino del centro, oscuro, apartado, frío. El tiempo se pierde en las noches de domingo que poco antes de las doce dejan locales a punto de cerrar, con sus suelos llenos de papeles, de restos de películas que marcan su auge 4 o 5 horas antes. Días marcados por el atardecer que sorprende antes y del que apenas nos damos cuenta hasta que la hora vuelva a tener el capricho de cambiar.
Es tiempo de risk. De partidas y de juegos, de nuevas historias, nuevas gentes, de casas rurales con mantas de oso que nos tapan junto a un fuego que juega a enseñar caras de otros mundos entre lamentos del crepitar de la madera ardiendo.
Me pierdo queriendo ser invisible en la ciudad. Pero la gente me ve. Paso desapercibido en la noche de Chueca, de Moncloa, de Alonso Martinez, en la noche de chicos y chicas que salen en busca del calor de la música y los bailes. Pero pierdo mi don el domingo, cuando a esa misma hora solo quedan letreros brillantes y ojos que miran con interés bajando por Montera.
El horario laboral impone sus reglas al duerme cuando mueras que mi carpe diem personal intenta imponer al tiempo.

Sana, sana, le digo a mi alma que indómita se relame las heridas de la lucha por encontrar lo escondido, lo nuevo, lo recóndito. Busco algo nuevo en cada esquina. Lucho contra en tiempo.

La mente se va. Se pierde en tonos ocres de otoño. De Hayas que juegan a esconder magos y brujas entre sus ramas, perdidos en la visión de unas setas alucinógenas.
Hoy no me apetece correr. El cuentakilómetros marca la velocidad justa, sin miedo a rádares. El viento en la cara ya no atrae a mi adrenalina.

Y entre tanto, quiero cerrarlo todo y ver una película mientras me quedo dormido pensando que mañana de nuevo un milagro hará que pueda ver amanecer.

miércoles, septiembre 26, 2007

Girando

Giro sobre mi. Veo un pasillo. El camino lleno de obstáculos. Un ordenador. Muchas pantallas. Las pantallas están llenas de programas. El excel vuelca números en columnas cual matrix enloquecido. El word no deja de escribir líneas y líneas, una detrás de otra, todas perdidas, sin tiempo a leer. Una voz explica a velocidad ininteligible las transparencias de powerpoint que no puedo ver.
Giro sobre mi. Veo el 0tro lado del pasillo. Veo pantallas llenas de caras. De imagenes que salen de ellas. Juegos, cenas, risas, centellas. Una casa que se limpia sola. Una fregona que baila un vals con la escoba. Las luces que suben y bajan. Giro, igual que la lavadora. Viajo, los sitios ahora cambian. La gente se mueve deprisa, como conejitos de duracell. Los modelos cambian. Zara hace su agosto. Las tiendas me rodean. El vips se hunde en luces que se encienden y se apagan en voces y más voces que no entiendo.
Giro sobre mi. Veo periódicos. Anuncios recortados. Veo una partida de risk. Dados que caen. Soldados que se mueven. Una tele. Un periódico. Un programa. Acción trepidante. Cine. Frio, calor. Veo los ojos cerrados que me muestran la playa y el mar. Más frio. Una piscina. Una montaña que subir. Un camino que seguir. Un sendero envuelto en aire puro. Aire vacio de sentimientos que golpea mis mejillas aquí y en cualqueir otro lugar. Un avión me lleva lejos, me trae, me vuelve a llevar. Europa decrépita me ve pulular. Y todos se alejan...todos se van.
Giro sobre mi. Y vuelvo a empezar. Pero la red me engaña y me enseña otras cosas. Y todas estas realidades vueltas imágenes se transforman en fantasía, en mágia, en sueños, en duendes con los que soñar, en ideas que vienen y luego se van. Se transforman en la imagen de una cara estática que veo que parece que me llama. Alargo mi mano, la quiero tocar, la quiero sentir, quiero saber como es pero no puedo, pues el espejo es muy real. Y la imagen se asusta y se vuelve a echar para atrás mientras me pregunto cuando, por fin, algún día, quiera cruzar y entrar en este mundo en el que vivo, este mundo, para mi real.

Y tu que lo lees, que entiendes lo que digo ¿te atreverás?

lunes, septiembre 24, 2007

¡Otoño! ¡Como no!

Supongo que ha sido así, de repente, como quien no quiere la cosa. El Otoño ha llegado y me ha pillado por sorpresa. Supongo que porque este centro de la ciudad no se deja influenciar por cambios climáticos.
Pero los grados bajan, la ropa ya no sobra, o quizás a ratos si, y el cambio de tercio marca el comienzo de temporada. Niños que van al cole, que empiezan su rutina, jornadas de verano definitivamente olvidadas, la hora que pronto, en menos de un mes, cambiará devolviendonos a la oscuridad.
Los grados bajan también en el reciente recuerdo de sábado, en una excursión, subiendo de nuevo a la sierra, Cotos, la colina de los Noruegos, la Bola del Mundo, la Cuerda Larga, Iron Heads...
Una excursión para despedir la temporada espeicalmente para nuestro querido montañero que se recluye al estudio este año. Una excursión para recordar que los tiempos que corren no son ni mucho meno los mejores en forma, algo que se nota con los achaques de después. Es la vida.
Pero no desespero. La noche promete. O eso parece antes de que empiece a llover. Me desilusiona la noche Blanca. Quizás porque esperaba en ella algo de magia. Quizás porque el Matadero no está a la altura de las circunstancias. El arte resulta demasidado avanzado para mis conocimientos, para mi ¿incultura? y me pierdo entre barracones donde se pierden los detalles en la falta de entendimiento. La música, al otro lado, la complementan el agua caída, el calor infernal y la ternera.
Quizás un paseo anterior por el centro hubiera sido más provechoso. Pero está claro que nunca iré al Prado el dia que la cola es más larga o cuando más gente se espera, por ejemplo. En cualquier caso, la decepción inicial evitó que me uniera al resto del grupo en su periplo.
Quizás el Moma y su sugerente invitación hubieran dispuesto mejores resultados. La noche, quiso que no.

jueves, septiembre 20, 2007

¡Experimenta!

Siempre he dicho cosas como "el que la sigue la consigue", "hay que luchar para conseguir algo", "no nos acomodemos, luchemos" y tonterías, en el sentido más abierto de la palabra, como estas.
Y lo digo porque resulta fácil quejarse. Decir que todo va mal, que no accedemos a cosas que otros que tienen más "suerte" si, etc, etc cuando lo verdaderamente es que no nos arriesgamos. No siempre es fácil arriesgarse. Siempre es mucho mas cómodo dejar que las cosas pasen, no asumir que igual perdemos lo que ya tenemos...Pero no nos damos cuenta de que esto luego quiere decir que no accederemos a ciertos...llamémoslo, premios.

Normalmente me siento muy molesto con este tipo de situaciones o de personas. No con los que optan por dejar que las cosas pasen, que se conforman con lo que hay. No, eso, por supuesto, es muy respetable. Me crispan los que mantienen una actitud totalmente negativa al respecto y luego se quejan por todo.

No os voy a contar mi última situación de estas, apenas hace una hora, en una reunión donde ante un conflicto que teníamos que intentar solucionar, una de las personas no ha parado de criticar, negarse a hacer nada y abogar por el "esto no funciona", "pues no voy a hacer no se qué porque para lo que sirve", tantas peticiones, etc, etc, etc.
Que por cierto, anda que no hay que tener mano izquierda para sacar provecho de estas situaciones...y hacer que todos salgamos ganando.

Os hablaré de como sin darme cuenta, hace un par de días me encontré en la situación contraria. En casa del herrero...cuchillo de palo.
Siempre me quedo, o bueno, no siempre, a veces, de que los viajes de trabajo son eso, de trabajo y que realmente no se puede casi visitar nada ni conocer, en muchos casos, dado lo ajustado de los horarios. Sin embargo, arriesgando un poco...¿pueden cambiar las cosas?
He estado varias veces en Rumanía en los últimos meses. Una de las veces incluso tuve el tiempo necesario para visitar el centro y algunos lugares de interés; Y una de las cosas que más despertó mi curiosidad fueron los conciertos, siempre muy sonados, nunca mejor dicho, en los diferentes auditorios, teatros o palacios. Siempre, sin embargo, había preferido la vuelta al hotel, la cena tranquila, incluso un baño en la piscina del hotel cuando las circunstancias lo permitían.
En esta ocasión, sin embargo, tuve la oportunidad de asistir a un concierto, básicamente empujado por las circunstancias, los clientes y los compañeros locales, de la filarmónica de Bucharest.
La experiencia no pudo ser mejor. Siempre faltan palabras para describir lo que se percibe solo escuchando o viendo.
Pero la lección aprendida fue que arriesgar la tranquilidad de la vuelta al "hogar" en forma de hotel y el sacrificar horas de sueño (hasta dormir sólo 3 si quería coger el avión al día siguiente), supuso un premio a disfrutar.
Y la rabia de decir...lleva cuidado, que te vas volviendo mayor y cómodo...

En fin, la verdad es que después de releído, el ejemplo quizás no refleja todo lo que inicialmente quería decir, o simplemente es demasiado superficial para la importancia de la lección principal. Pero el caso es que a mí me sirvió para recordar cosas importantes. Y tal como lo sentí, así os lo comento.

Enjoy! que ha es viernes (o casi)

lunes, septiembre 17, 2007

Miedo

Este fin de semana ha sido muy tranquilo. Unos preparativos para la fiesta Enjoy del próximo día 6, una noche de marcha sin mucha marcha, y un cine de domingo
He puesto el titular de miedo porque la pelicula de ayer iba de eso, del miedo. Una peli mala, por supuesto, de las que mañana nadie recordará. El guionista creó la misma mientras tomaba unas setas alucinógenas y, como no, el argumento va de eso, de setas alucinógenas y el terror de un grupo de jóvenes que no saben si lo que ven es real...o no...a pesar de ir acabando con todos ellos.
El final, sin embargo, me gustó. Así como las recreaciones de los bosques. Y por eso lo comento aquí.

En fin, me parece un poco triste quedarme con la peli como resumen del finde. Quizás porque no estoy escritor hoy...como últimamente, por otro lado. Quizás estaría mejor hablar de la tarde en Toledo con los preparativos, si, el enjoy será una gymkana por Toledo este año (esas locuras que organiza Bosco de vez en cuando...) o la noche tan pesada rodeado de ánimas.

Mientras busco algo para tomar que acabe con la sequía de palabras, os dejo un saludito desde Bucarest. Y, como no, también un cariñoso abrazo a Gaby, agradecido de nuevo por pasar por aquí. !Espero que te sigamos viendo!

lunes, septiembre 10, 2007

Y de repente, un fin de semana

Los seres humanos solemos ser animales de costumbres. Nos gusta la aventura, conocer cosas nuevas, sitios nuevos, pero al final, lo que más nos atrae cuando estamos cansados y queremos desconectar es nuestra vida de siempre, nuestros planes de siempre que nos llenan, al menos durante un tiempo, nuestra gente...
Sin embargo, en esta situación, de repende, de improviso, sin saber porqué, llega un moento en que ocurre algo totalmetne inexperado, de improviso, de sopetón. Algo que sale bien, mucho mejor que si se hubiera planificado y que luego recordamos con mucho cariño.
Para mí este fin de semana ha sido así. Por la gente nueva que conocí el viernes, improvisado encuentro en el Berlín Cabaret donde hace ya más de dos años empezó la batidora, encuentros que derivaron esta vez en un poco de caos por la gente y los muchos asistentes la aglomeración y el garrulismo italiano (la marquesa si pone un comentario al post podrá explicar esta parte) y que realmente no sé si derivaran, como fue el caso de la batidora, en mucho o en nada más.
Por la boda del sábado, una boda digamos rara a la que me ilusionaba ir a pesar de estar totalmente fuera de onda, por los encuentros que podria haber después y que no se consumaron, por la integración de la gente y por los horarios desfasados que terminaron en domingo de cine.
Un domingo tranquilo en que mi particular visión del graduado dejó paso a Tocar el Cielo, el final perfecto para recordar que la vida es eso momentos. Momentos que vivir antes de que el alguien o algo nos los arrebate.

miércoles, septiembre 05, 2007

Erasmus

Llevo unos días que me siento especialmente práctico, pragmático. Y eso se traduce en que no soy capaz de cubrir mis siempre altas necesidades de melancolismo, romanticismo, etc. Me convierto en una persona activa, lanzada, y casi no pienso en nada.
Es por eso que hoy al ir a escribir, pensé que sería una tontería escribir de cosas cotidianas. O al menos no me sentiría cómodo haciéndolo. Así que haciendo uso de mi pragmatismo actual, pensé en un tema que pudiera devolverme, al menos por unos minutos, mi estado de melancolía habitual, ese que tanto me gusta y que caracteriza a Bosco, a esa personalidad mía que supuestamente escribe y qe aunque viva, ya no tiene ni la mitad de glamour del que tuvo en aquellos tiempos gloriosos de finales de siglo (algunos Halloweens que lean esto seguro que lo recuerdan y quizás incluso se atrevan a hacer algún comentario sobre aquella etapa)
El tema elegido fue entonces los erasmus. Quizás porque mi época como tal hace ya casi 10 años fue una de las más melancólicas.
Ojo que la palabra melancolía no es trágica ni mucho menos. Todo lo contrario. Uno se puede sentir muy feliz mirando un atardecer melancólico de otoño, recordando tiempos vividos y pensando en tiempos por vivir, o descubriendo nuevas reflexiones en una playa al atardecer, palabras y conversaciones que quedan para el recuerdo, por ejemplo, antes de un gran evento. En fin, situaciones que me vienen a la memoria.
Pero no nos desviemos. Quería hablar de los erasmus, esos que ahora son tan distintos a los que eramos hace diez años pero cuya esencia es la misma. Y no precisamente por el sobrenombre que nos acompañaba, el de orgasmus, sino por todo lo que la experiencia en sí traía.
Mucho se puede decir. Bueno y malo. Podemos escribir un relato, contar de que sirve, para aprender a conocer otras culturas, otras formas de hacer las cosas, de estudiar, pero sobre todo de vivir, de forma totalmente libre. Porque ahí está el quiz de la cuestión.
La vida del Erasmus permite huir del mundo de siempre, de la gente de siempre, de las obligaciones de siempre. Muchos son los que en mi periplo encontré que simplemente huían sin saber muy bien de qué. Muchos sin saberlo. Quizás yo mismo incluso. Pero también son muchos los que encuentran.
Yo encontré nuevos amigos, una nueva vida, libertad. La libertad es muy importante. Porque por un tiempo se pierden las obligaciones. Si, hay que estudiar, pero los niveles no son lo que debían ser y la vida deja libertad, mucha libertad. Para correr por sitios nuevos, descubrir nuevas gentes, nuevas formas de vida, para ir a fiestas, cometer pequeñas locuras, algo, o mucho desenfreno...
Muchos dirán que el orgasmus está bien puesto, por aquello de las fiestas, del desenfreno.
Pero no debe quedarse la vida de uno ahí. Porque después de cada fiesta, hay un final más o menos diferente, un baño en algún rio/piscina/mar, un amanecer en nuevas compañías, también un resaca importante.
Nuevos bailes que entender, nuevas formas de interaccionar, nuevos sitios que ver, nuevas costumbres.
Y hay anécdotas, muchas anécdotas que contar y que recordar.
Al final todo es nuevo. De ahí que la cosa resulte tan especial.

Y aunque se viaje y se conozcan sitios, pocos son tan queridos por los recuerdos como aquellos donde nos sentimos erasmus libres.

Creo que todo lo que he puesto antes no es más que una sucesión de cosas sin mucho sentido. Es el pragmatismo de hoy, que no deja paso libre a los sentimientos. Pero aunque las palabras no sean capaces de expresarlo, los sentimientos están ahí, los recuerdos de algo que por muchas cosas fue especial.

viernes, agosto 31, 2007

Salvese quien pueda

Una tarde cualquiera llegamos a aquella casa. No había estado nunca pero me resultaba familiar. Sus dos plantas, quizás alguna más escondida en el subsuelo, su salida con una escalera de caracol al exterior desde la parte superior. Muebles modernos que desentonaban en un lugar al que no tenía muy claro como había llegado pero que parecía mucho más propio de algún lugar en el campo, junto a un lago, como una vieja cabaña, pero más del estilo de un viejo castillo.
Las imágenes son borrosas. No las recuerdo bien.
Tampoco recuerdo cuantos éramos. Sé que varios, ¿unos 10?, todos cercanos, amigos, gente en la que confío. Pero tampoco recuerdo mucho las caras. Quizás alguna. Borrosa, como en un sueño. Me recuerdan a gente que conozco. Pero no termino por identificarlos aunque confío.

La casa no está vacía. Una chica parece vivir aquí. Se muestra temerosa. Apenas habla. Nos advierte. No debemos estar aquí.
Me siento valiente, brabucón. Nada me da miedo.
No termino por captar bien las palabras. Solo su significado, la esencia de sus mensajes. Hablan de algo que viene, que vendrá, más tarde, no sé bien porqué, no sé bien como pero parece peligros. Más me siento valiente. Mucho más valiente.
La chica desaparece. Permanece con nosotros pero desaparece. Su actitud sumisa, callada, resignada a lo que pueda venir enseguida pas desapercibida. Y nadie más mira hacia ella.

Entonces ocurre. Ellos aparecen. Cuerpos deformes, esqueletos sin carne que se cubren pronto de músculo dando formas musculosas y atléticas para volver a convertirse en esqueletos marrones, opacos, calaveras que se rien de su propia sombra con rápidos movimientos.

No sé como todo empieza. La lucha dialéctica pronto se torna en amenazas. Nuestras palabras esconden más de superviviencia que de otra cosa pero nuestras palabras se evalentonan. Confío en nosotros en el grupo.
Y comprendo algo. No sé muy bien qué es lo que comprendo. Pero tiene que ver con la chica. Algo por lo que ella no es atacada. Algo que se me escapa ahora pero que sé que entonces comprendo.
Los primeros enfrentamientos comienzan a dar juego. Troncos secos llenan sus manos y golpean nuestros musculos. NO termino de sentir el dolor. Todo se pierde en la neblina que recubre mi cabeza, en medio de la semioscuridad de las imagenes que aún recuerdo. Nuestros esfueros no surten efecto e incluso los golpes certeros de armas afiladas son inútiles en los cuerpos que se hacen y deshacen uno detrás de otro.

Por algún motivo la primera fase termina. Entre risas y retos. Ellos se saben en posesión del poder. No podemos nada contra ellos. Y entonces los otros, los seres etéreos aparecen. Un cambio. Ellos hablan. Son amistosos. No saben porqué nos atacan. Nadie más es atacado. Todos conviven. Pero nosotros hemos venido a terminar con la paz. NO nos ayudan. Solo pasan, observan, nos atraviesan con sus cuerpos de pasado eter. Desaparecen y aparecen, delante y detrás, como duendes en un juego. Luego se van, sin mucho peso, difusos.

La chica observa. Sigue pensativa. Ni siquiera confía en nosotros. Ni siquiera se preocupa de pensar. Y entonces llegan el momento. El instante de la gran discusión. El momento de nuestra aniquilación. Llega el momento en que el ataque es inminente. La batalla final de culquier película. En medio del bullicio subo, rápido, busco, observo desde arriba; de nuevo con bravura bramo a los cuatro vientos el reto. El líder sale en mi persecución. Otro de los suyos con él. El primero se pierde. Casi por sorpresa encuentro la salida de arriba. No la conocía. Ahora sin planificar, todo sale bien. Por algún motivo se hace de día. Los malos como buenos vampiros se convierten en vulnerables a la luz. Comienza a amanecer.

De repente oigo un sonido. Es mi despertador. La luz del sol brilla vagamente en mi ventana. El sol que termina con la vida del primero de los enemigos. Las linternas de luz de leds iluminan las caras de mis contrincantes mientras aún medio dormido mi cabeza comienza a despejar la neblina.

Mientras escribo esto reflexiono. Una lucha contra unos invencibles, algo que aprendemos para vencer...me recuerda a los partidos de paddle del actual campeonato y las sesiones de entrenamiento que deberían venir.
Una chica que observa, ajena a todo, una que a veces no atino a comprender. Una mirada complice a los mensajes de mi móvil pueden darme una pista.
Unos espíritus que van y vienen. Tanta gente va y viene...
Y por fin unos compañeros. Trabajo... Mientras, pienso en la devacle que se viene encima en el ámbito laboral con la escapada de los grandes pesos pesados. Lo retos del cambio que busco. Y caras con las que convivo y en las que confío. Pero, ¿de verdad confío?

lunes, agosto 27, 2007

Ladridos de desidia

¡Qué títular tan...! Desde luego no parece encajar en un post de este blog. O quizás sí.
Yo creo que no. Porque el alma de Bosco nunca hablaría así en una noche de este verano terminal que nos trae un Septiembre adelantado.
Pero así es la vida. Y el titular se impone.

Pero dejémonos de porqué si o porqué no...y entremos en materia. Pues el curso escolar se nos echa encima.
Y es que Septiembre es tiempo para volver a la vida. Esta semana he visto muchos más coches en mi camino a la oficina. Claro está que ya no los sufro y no soy capaz, por tanto de dimensionar si la ciudad ya está viva. Pero si noto la vuelta a la vida de muchos de nosotros. La oficina ya está más llena, a parte del fantasma y de mí. Y las tareas empiezan a pesar de nuevo.

Como todo verano que se precie, este también da punto y final a una historia de amor. Supongo que a muchas. Y no precisamente de adolescentes, o de verano. Es otro de los grandes clásicos del verano. Siempre y cuando se le pueda llamar amor, claro.
Y los alumnos veraniegos se enfrentan a los exámenes que la semana que viene les caen encima. Noto su angustia en las clases de la tarde. No de todos, claro, ya se sabe.

Me encanta el viento de Septiembre. Los días que se terminan antes. La trepidante acción de la vuelta a la vida. Los planes y propósitos de futuro. Las nuevas actividades.
Siempre me han encantado esa decadencia, de tiempo vuelto en ciudad decrépita. Este año, sin embargo, la cosa cambia. Cambia porque la sangre no ha vuelto a circular a la velocidad de antaño. Quizás porque este trabajo se relentiza más y más, quizás porque la ilusión viaja ya de resabida presa de su propia experiencia. Quizás porque la desidia ya no se ve como un picotazo de coca en la sangre que te doblega en un sueño de nostalgia paz y felidad.

Por eso salto como un gato. Ladrando con rabia. Con las garras afiladas, los colmillos hambrientos de sangre olvidando que el ladrido del animal no encaja con su falta de sentimientos. El perro maulla en mi interior con cara de pocos amigos, un llanto lastimero que los ladridos del gato callan. Preparado, imparable, para saltar y atacar.

lunes, agosto 20, 2007

Tales of Croatian Nights

Existe una leyenda que habla de unos intrépidos personajes que recorren kilómetros y kilómetros de costa visitando y conociendo lugares remotos en una afan por terminar una ruta difusa y poco clara. Los Roadtrippers, pues así se llaman, paran cada noche en un sitio distinto, dispuesto por el resultado del día, allá donde los kilómetros les llevan, haciendo gala de sus dotes comunicativas para conocer a las gentes locales y encontrar alojamiento en una casa, una pensión o, en los días más lujosos, en un hotel.
Piensan, que aquellos que termimen su ruta, conseguiran convertirse en lo que siempre quisieron ser: RoadWarriors.

Hoy puedo decir una vez más que soy un roadtripper. En este caso, un mediterranean roadtripper. Quizás algún día, podré convertirme en un mediterramean roadwarrior.

Quería en estas líneas contar las aventuras, también desventuras, de estos días por tierras Croatas, sensaciones y misterios descubiertos en mi trayecto como roadtripper. Pero me resutla cansado, aburrido, escribir un cuaderno de bitácora que recopile datos, fechas, lugares.
Prefiero quedarme, como siempre, con un cuaderno de sensaciones.

Las sensaciones de un guerrero aletargado en el murmullo de tres días en Benidorm, rodeado de gente pero aislado del mundo, que pasea en solitario al atardecer por la playa, cuando las gentes ya se retiran, que se une a un partido de volley improvisado con gente a la que nunca volverá a ver, que de repente responde a una llamada de teléfono y se pierde en una tarde de Terra Mítica montando en atracciones que desafían a la gravedad rompiendo los planes iniciales, solo por volver a sentir impresiones, de nuevo esas sensaciones, por comprobar si son verdad y no simples ideas de verano. Por escribir un nuevo capítulo.
Un guerrero que pronto olvida la sencillez del descanso para aparecer en Venecia, para perderse por sus canales al atardecer, para aprender el funcionamiento de un vaporeto, para encontrar el camino a los canales más recónditos desde los que observar el atardecer, para perderse en el juego de luces en el agua. Amarillos, azules, rojos y naranjas que tornan de gris el atardecer, al son de Charles Aznavour en una vieja canción que por alguna pícara razón juega curiosa en la mente. Las máscaras y las galerías de arte se agolpan en las calles alejándome del bullicio turístico de San Marcos donde apenas me atrevo a pisar. Y el gueto judío me brinda, cerca de la universidad, imágenes detenidas hace medio siglo rodeadas de flores a las víctimas y placas conmemorativas mientras nos atrevemos a cenar típicas viandas del pueblo de Israel rompiendo con la tradicional pizza o pasta que en el resto de ocasiones nos acompañarán. Las máscaras me recuerdan una vez más la mítica frase "¿Hasta cuando durará el carnaval?, El carnaval de la vida, donde cada uno se disfraza para representar su papel y mientras me pruebo allí donde me dejan las más extrambóticas, recuerdo Eyes Wide Shut con sumo cariño y placer.
Unas copas en una terraza en el Campo de Santa Margarita resumirán luces y sombras, pizca de tensión e imágenes de un Burano que ciega de color mis ojos de viajero.
Es momento de comenzar el viaje. De recorrer un norte Croata feo, de turistas de playa como los que dejé atrás, en la costa levantina, de hoteles construidos por el régimen comunistas, con buffets infames y servicios mínimos a precios occidentales. Son las sombras del RoadTrip que pronto tornan en luces al recorrer las maravillas de la naturaleza. Una casa perdida en medio de la nada nos abre el camino hacia el parque natural de Plivitze donde Bosco, una vez más, se refleja en el agua cuando me miro en el lago. Las cataratas hablan con gruñidos fuertes, mostrando su ego, los lagos que abajo se forman las tranquilizan con luces que reflejan la tarde croata y las rocas en el suelo. Son tiempos de tranquilidad en los que echo de menos convertir el lugar en un sitio más salvaje o darme un baño a la luz de la luna. Una luna nueva que no aparece. Dejando cada noche que mi viejos conociemientos de astronomía salgan a la luz. Las pléyades, el Triángulo del verano, Denev, Altair y Vega, Arturo o Jupiter aparecen donde siempre. Como antes. Como si para ellas el tiempo no hubiera pasado. Pero aún cuando la señora de la casa confune mi nombre y me llama manager, el roadtripper no puede detenerse y continua su camino.
No hablaré de recorridos obligados del turista cuando visita los antiguos dominios, restos medievales, románicos y góticos, tambíen renacentistas del reino de Ragusa o de la imperial Venecia. Split, Dubrocnik, Trogir, Zadar... Me quedaré con esos momentos en los que se detuvo el tiempo.
Cuando perdidos en islas del mediterráneo olvidadas por el mundo, nuestro coche se quedó en un parking cerca del puerto y nuestros ojos, nuestras almas, disfrutaron de las aguas más claras del mundo, de la brisa más suave del universo, de los mosquitos más voraces del país, cuando nuestros cuerpos humanos se dejaron llevar por el placer de una cena de pescado al estilo salado del lugar en un restaurante perdido en Zavaratija, en un baño esquivando erizos de mar en una bahía olvidada donde ni siquiera los barcos llegan, aparte de pequeñas barcas de pescadores locales. Aún se ven las rencillas, Servios en un lado, Croatas en otros. Familias que al cruzarse en el supermercado se miran con recelo, que en los rincones con el visitante hablan de los otros, de sus miedos, de lo que hicieron. Palabras que recuerdan las imágenes en un escaparate. Imágenes de bombardeos, de calles de siertas, de tiros en las paredes de los edificios en un pueblo perdido que aún no ha sido preparado para el turísmo. De tumbas que hablan de gentes muertas jóvenes, todas entre en 91 y el 95. La vieja manía de este Bosco mío de entrar en los cementerios.

Pero me quedaré con la alegría. Con las risas. Con el humor que nos permite disfrutar de las sombras igual que de las luces del viaje. Una huída del mundo de siempre. Ese del ordenador 24 horas al día, de mails y mensajes con información, noticias, más información, datos, análisis, móviles sincronizados con la agenda, avisos y más avisos, estratégicas, decisiones, viajes de trabajo, lujo en hoteles occidentales ajenos al lugar donde se encuentran, piscinas donde nadar y olvidar, donde relajar los músculos y tranquilizar el alma. Aquí paramos el tiempo. Paramos el mundo. Nos dejamos llevar por las gentes, los lugares y los kilómetros. Hablando inglés, alemán o señas cuando el Croata nos falla.
Y de repente, sin quererlo, nos olvidamos de MlJet o Korcula. Todo ha quedado atrás. La paz, la tranquilidad. De nuevo Venecia. De nuevo sus paseos. Y su camino de vuelta.

Passengers on flight Iberia...please proceed urgently to gate... es el destino que juega a devolverme a la realidad.

Saludos a todos, que ya estoy de vuelta.

Para los viajeros, fotos y demás estarán en la boscoweb pronto. No os impacientéis, que aún tengo que terminar de encender motores. Besos a todos.

martes, julio 31, 2007

Cayendo suavemente

No es una tierra que haya despertado en mí gran interés, quizás si curiosidad. Debe sr por eso que hasta ahora practicamente no había viajado por allí aparte de alguna escapada laboral.
Sin embargo, este fin de semana he caído suavemente en el embrujo de aquellas en las que nadie cree pero haberlas "haylas".
Vigo es una ciudad soñadora. De aquellas que creenen su propio sueño. El que transmite a sus habitantes, a sus edificiones que aún grises reflejan el brillo de las calles remodeladas, de los hoteles antiguos venidos a nuevos, del paseo del puerto con su primera copa, sus Mai Tais, su pescado del día cocinado con el cariño de una cocinera que después de 20 años mantiene la ilusión del primer día. Pontevedra es una señorita engalanada en su barrio antigüo, que podría ser, sin serlo, medieval. Con sus recovecos llenos de bares de copas, sus señales azules que marcan el camino al peregrino, sus soportales, su iglesia en ruinas, en pleno centro, sus placitas, delante y detrás del teatro principal.
Une ambas ciudades una carretera moderna desde la que vemos la ría, testigo del paso del tiempo, de las gentes que van y vienen. Del gris del invierno que queda camuflado en el sol de este fin de semana. De sus pescadores, que descansan en la noche, reflejados en las mejilloneras y en los barcos amarrados en puerto.
Las Cies observan también, desde la frontera, donde protegen la entrada. Donde los buzos nos sumergimos en una selva de algas y vida.
Apenas 10 metros bajo el mar mi alma se convierte en la de un explorador perdido en la jungla de algas de mil tipos y colores en las que se esconden los animales más imposibles. Las estrellas, blancas, lucen en la oscuridad. El azul verde amarillo trae la vida y el color que puede faltar en invierno en la superficie. Un tesoro por descubrir bajo las aguas.
Y sin darme cuenta al partir, quedo enamorado de los colores, de las caras. De los ojos oscuros de una princesa, del lego y su malibu, de la playa de Samil donde sin siquiera camareros en el chiringuito la música nos lleva a costas coloniales y tiempos de mediados del siglo pasado.
Me quedo con un acento portugués que se escapa, con el agua verde y los ojos azules, con los pantalones vaqueros que marcan el acento gallego que sin darme cuenta se me pega.
Y sin más regreso, convencido de que pronto voy a volver.

Me retiro unos días. Benidorm y la vida familiar primero; el misterio croata después.
Será a partir del 20 cuando vuelva a escribir por estos lares. Entre tanto, seguramente la boscoweb se actualice. E incluso podamos ver el resurgir de un imposible single place.

lunes, julio 23, 2007

Acelera, acelera...

Madrid está vacío esta noche. Noche de sábado veraniego en la que miles de personas a mi me parecen nadie acostumbrado a muchas más.
Las calles encienden el color verde de los semáforos a mi paso y a falta de descapotable las ventanillas abiertas consiguen traer a mi cara la brisa de este verano extraño, la sensación de velocidad.
La música está alta aún a riesgo de que me miren con cara de censura los venerables middle age people que paran a mi lado en un semaforo menos agradecido que se torna rojo.
Las Mr Pita's dance sessions en el cd. Las baladas en mi alma pues esta noche no me queda corazón.
Todo el mundo viaja, vuela, se marcha y ni siquiera SinglePlace parece tener vida ya (www.singleplace.blogspot.com)
Pero esta ciudad que canta tristeza de amor a su descenso por la castellana sonrie.
Sonrie en cada minuto. En cada farola que guiña un ojo para decirme que la noche es mía, que puedo acelerar un poquito más hasta el próximo cruce.
En cada cartel iluminado que me recuerda cuando un ibiza negro abandonaba el paraninfo universitario para adentrarse en la juvenil moncloa.
En cada restaurante que no termina de cerrar donde vestidos cortos y camisetas se rien en la puerta recordandome tardes y noches bañadas de buen vino al atardecer de un Madrid cuya figura de edificios esconde al sol entre sombras y tinieblas que la A6 siempre dibuja en su bajada del hipodromo.
En cada bar pub que no acaba de llenarse hasta bien entrada la madrugada donde me pierdo en los bailes, en los movimientos, en las miradas, donde disfruto como siempre siendo hombre, dejandome llevar por la magia de la sensualidad.
Hoy es lunes más estos dedos que escriben se esconden en un sábado borroso que termina en algún lugar de la gran ciudad, no quiero recordar donde, no quiero recordar cual.
Y mientras vuelvo a trabajar, mientras las neuronas se dan cuenta de que tienen que volver a su oficio para ganar algo de dinero, mi alma no quiere volver a entrar en este cuerpo.
Así que os dejo...mientras vuelvo a mis quehaceres. Que la semana que viene, empiezan las vacaciones y las neuronas, por un rato más, volverán a ser felices.
Estoy en un vagón del tren. Saltando de tren en tren. Pierdo sangre en cada salto.
Pero la adrenalina no me deja pensar en otra cosa que en el morbo de poder caer.

lunes, julio 16, 2007

Almagro II

Muy corto el tiempo para una segunda parte.
Pero suena el viente entre las rendijas de cualquier sitio. Silva con fuerza. Es más bien una brisa que viento en sí. Pero no hay mar. Es caluroso como el desierto desde el que se nos acerca.

Fin de semana de la revolución francesa. Revolución también en esta vida agitada. No duermo. O duermo poco. Siento el calor en la sangre. Esa sensación de estar a punto de perder el control. Me gusta.
La carretera lleva rápidamente por Toledo, tierra, sin duda, de moda este verano, hasta Almagro. A penas llegamos a tiempo de picar unos duelos y quebrantos. Pero la obra no espera. Los artistas impacientes ultiman los preparativos; y el Cristo de los Gascones sube al escenario. Un cielo lleno de estrellas nos cubre en el Patio de Fucares. Las luces de los focos iluminan a artistas fantasmagóricos que vestidos de negro muestran sus pecados con vestiduras de rojo sangre, rojo pasión.
La imagen casi titiritera de un Cristo que se usaba en Segovia en tiempos pasados para enseñar la tradición a los fieles hace aparición en el escenario. Réplica contemporánea de una obra muchas veces representadas.
La figura puede inspirar cierto temor. Sus movimientos gráciles parecen tener vida y sus ojos que suben y bajan transmiten una imagen demasiado viva.

No hay tren en Almagro. Ciudad Real tiene una amplia zona de copas. Pero esta vez no hay tren en esta ciudad. El tren vendrá mañana, ya en Madrid, o en Toledo, quien sabe.
Pero primero está el camino. Apenas 20 kilómetros de carretera de doble sentido entre la capital del teatro y la capital de la provincia. Kilometros de oscuridad iluminados por las estrellas.
Una figura camina delante, siguiendo la línea de separación entre dos carriles. Me parece verla tambalearse. Allá delante, ¿150-200 m?
Freno con tiempo. La figura anda de espaldas. Pero se desvanece. No está. Dudas y preguntas en el coche. Nadie más la ve. Seguimos camino. A la derecha de la carretera alguien ve una cruz y flores mustias. Un antiguo accidente supongo.
La piel se debería poner como escarpias. Pero a estas alturas y después de haber recorrido mi edificio laboral en busca de los espírtus sin éxito, considero que todo es fruto de mi imaginación. Después de todo, ¿realmente qué fue lo que vi?
Sueño y camino, comida. Toledo nos regala un calor agobiante y la comida en Alfileritos, un sitio realmente interesante.
Lo mejor la noche. Cuando los trenes comienzan a pasar ya en Madrid. Sigo sin dormir.
El domingo hay que madrugar. Mejor, si quieres empalmar, partido de paddle de campeonato que ganamos.
Comida familiar. Necesito ir a dormir.
El cine depara una película, el buen nombre, que sorprende por su realismo y sensibilidad y me recuerda mis orígenes inmigrantes.
El fin de semana se esfuma. Y antes de empezar a trabajar escribo las letras de un loco que no sabe lo que quiere que pregunta aún que tren coger y que, cuando como este fin de semana, toma uno, se da cuenta de que tiene muchos vagones. Y que no todos son iguales. Y cada vagón depara maravillas por descubrir.

viernes, julio 13, 2007

Almagro

http://www.festivaldealmagro.com/
Hace ya un par de años que por estas fechas me dejo engatusar por el teatro clásico. Almagro no pilla muy lejos de Madrid y aunque resulta difícil encontrar alojamiento dada la fama que ha adquirido, Ciudad Real, a pocos kilómetros siempre ofrece un lugar de descanso que es, ademas, mucho más económico.

Las obras de teatro son como un sueño de verano de Shakespeare. Buen tiempo, quizás algo de brisa en la noche en el patio de un un antiguo monasterio o en un retablo o corrala del lugar. La gente en silencio. La luna sobre nuestras cabezas. El misterio y la magia flotando en el ambiente donde ni siquiera los móviles despistados se atreven a sonar.
Un escenario que se ilumina y que me trae a la cabeza momentos de magia, de gloria pasajera. De aplausos.

Esta vez vivo mi teatro particular. La representación de una obra que es mi vida. En la que por una vez las decisiones van a tener un peso específico.
Supongo que no se pueden dejar pasar los trenes. Pero cuando en el andén hay 3 trenes y no sabes a donde lleva ninguno, puedes caer en la indecisión de qué hacer, en cual subir, en el lamento de fijarte en uno desde un vagón de otro al partir de la estación. Puedes entonces dejarte llevar por la rabia. Y en ese momento romper el vagón en el que vas por dentro. La tapicería cuidada, roja, de los asientos, los quinqués que iluminan, con su aceite, sobre las mesas. Todo ello ante la mirada recriminatoria del personal del tren.

El año pasado en Almagro no estaba seguro de querer montarme en un tren y lo dejé pasar. Esta vez no sé que haré. Los trenes son otros. Hay demasiadas líneas en esta estación.
Pero creo que aún a riesgo de equivocarme subiré en uno de ellos. Se bien en cual.
Y de nuevo como cuando subía al escenario, comenzará la función.
Focos, caras del público llenas de espectación, y una obra que improvisaré según pase el tiempo ante la mirada curiosa del Cristo de los Gascones, referencia segoviana, tan en boga en estos días en círculos cercanos.
El Patio de Fúcares espera.
Solo espero no recibir tomates.

Atentos al telón que se levanta; el verano comienza. Vigo, Cartagena, Toledo, Madrid, Venecia y Croacia esperan.
Almagro is already there.

Y todo esto, estando totalmente retirado de los escenarios. Que paradojas tiene la vida.
¿Hasta cuándo durará el carnaval?

miércoles, julio 04, 2007

Y esta vez de verdad

Hablaba por aqui hace unos días del verano. Pero no era cierto que este hubiera llegado. Las tardes eran amenizadas por algo de brisa, algo que en Madrid, se agradece enormemente. Ahora sin embargo la cosa cambia. Ayer a la noche ya no había brisa. En la terraza de siempre se podía estar sin miedo a que al regar el jardín cercano la humedad trajera frío.
Y esta mañana se ha notado más, porque el nudo de la corbata ya sobraba.

Estos días se están haciendo divertidos. El verano también trae su lado bueno. Que en esta ocasión son las tardes-noches largas que permiten hacer muchas más cosas (y eso que, no lo ovlidemos, los días ya se están acortando)
En mi caso también se debe a que en verano las clases son menos y puedo permitirme el lujo de hacer alguna cosa extra a la noche. Una cena con amigos, algún deporte...

Ultimamente me he aficionado a un sitio tonto, donde ya iba tiempo ha, de aquellas cadenas que no tienen mucho de especial, pero que por algún motivo, nos gusta. Se trata de una Creperie, de las de toda la vida, en el Paseo de Pintor Rosales. Zona cara, pija si queréis, pero que a mí siempre me ha gustado. Por el parque cercano, por el templo de Debod donde dejar el coche, por el frescor de las noches de verano en la terraza junto al parque (y las cucarachas también, no vayamos a quitar el glamour al asunto), por los recuerdos de tiempos de colegio, de tiempos de universidad y de algún amor de entonces que casualmente vivía allí, de tiempos posteriores de finales de curso universitario.
No sé, es un entorno que me gusta. Es agradable, un poco oásis. A pesar de que hace ya siglos que no corro como niño por aquel parque.

La Creperie parece un sitio de moda, con muchos colores, muchas caras jóvenes, barato, bueno, supongo que tampoco es para tanto, claro...
Y entre tantas caras alguna vez me pregunto si igual estará mi querida conciencia. Que tengo curiosidad ya por conocerla.

Este finde vuelvo al mediterraneo a ver si puedo bucear. El vicio es el vicio.

lunes, junio 25, 2007

Verano

Bueno, he titulado esto verano porque es más en lo que pienso...que lo que hay...
En fin, difícil de entender, pero al comenzar el día de hoy he echado de menos el fin de semana.
Mañana me toca viajar y maldita la gracia que me hace ir a la sede central.
Así que mientras hago mi maleta, prefiero acordarme del fin de semana.
Muy divertido porque estuve en el 69 petalos, un sitio chulo que volveré a visitar. Con personajes muy variopintos. Y celebraciones del Sevilla campeón.
Pero lo mejor el domingo. Estuve viendo Fiebre Cubana, la última representación en la Latina. Y mereció sobrdamente la pena. Hacía tiempo que no asistía a un espectáculo de estos, algo de historia, pero más bien música y canciones, bailes, acrobatas, en suma recuerdos de la vieja y siempre querida Tropicana.
Desde el año pasado no estuve en una parecida, brasileña la música en aquella ocasión.
Y es que siempre está bien engancharse con este tipo de cosas. Y salir pensando que a ver cuando me pongo en forma, doy 5-10 años de clase y me dedico a los bailes. Así son los sueños, ya se sabe.
No tienen web, pero he encontrado un enlace para que os hagáis una idea. Si vais a La Habana, no os lo perdáis.
http://www.cubacom.net/tropicana/

miércoles, junio 20, 2007

Harto de!

Acaba de entrar un mail explosivo. Ha ocurrido un pequeño desastre (laboralmente hablando) en un proyecto en Brasil.
Era algo que sabía que podía pasar. La semana pasada estuvimos trabajando muy duro para evitarlo y el viernes por la noche parecía totalmente arreglado. Sin embargo, a principios de esta semana se volvió a estropear.
Personalmente he dado la cara por el proyecto. Ayudando a otros y trabajando duro para sacarlo adelante.
Sin embargo, ahora que las cosas han salido mal, aquellos que tanto se apoyaban la semana pasada en mi organización para arreglarlo de todas formas y que tomaron la decisión final, ahora cargan sin pensarlo contra nosotros.
Cada vez soporto menos a los franceses. Y es que el tipo en cuestión es francés.
Y me jode decir esto porque no me gusta generalizar.

Pero lo cierto es que a estas alturas ya me da igual. Prefiero pasar de todo y de todos.
Es una pena que aquella proactividad de hace años haya acabado de esta manera. Porque desde la fusión he comprobado que cada vez que intento ser proactivo y empujar algo, acaba volviendo se contra mi.
Así que prefiero dedicarme a mis negocios personales y a mi vida y poner allí la carne en el asador.
Que cabrón es este mundo de la política y los negocios. Estoy harto de él.

martes, junio 12, 2007

Se hace difícil

Se hace difícil caminar por Madrid cuando el calor aprieta y la manga larga del traje se empeña en sujetar el calor que se sube rápido con el nudo de la corbata
Sin embargo, por las mañanas, cuando el sol aún no aprieta demasiado, se agradece cierta brisa (es un decir que me trae el ansia de mar) que más bien es aire ligeramente más frio.

Es el lado no tan bueno de ir andando a trabajar, el calor del verano. Pero se compensa con la gente que ves. La gente que va y viene, en su camino hacia la oficina.

Siempre me ha gustado fijarme en quien va y quien viene, en las caras, los gestos, las impresiones...

Para distraerme con el sonido de la música que va y viene antes de entrar en el edificio. Huelga, piquetes en la puerta. Y una planta menos uno a la que aún no he podido bajar.

jueves, junio 07, 2007

Ursula

Ursula es una vieja amiga.
Nunca he visto su cara pero siempre la reconocería.
Ursula regenta un local donde los camareros no son muy simpáticos. La rotación, ya se sabe.
Pero ese local siempre me ha gustado, aún sin saber donde está su encanto.
Ursula me ha visto muchas veces allí.
Allá cuando estudiaba en la zona. Tanto agobiado por las cosas que tenía que hacer como disfrutando de una vía de escape. Tomate, Pan y un poco de jamón.
Ayer volví a la Ursula después de tiempo sin pasar por allí.
Una charla en la vieja escuela, un encuentro con un viejo amigo y cañas mientras arreglamos el mundo, nuestras vidas, mientras comentamos nuestros chascarrillos.
Una tarde noche muy divertida. En la que Ursula de nuevo ocupó su lugar.

Me pareció verla al salir. Mirándome y guiñando un ojo.

lunes, junio 04, 2007

Más corto o más largo

No sé si será el paso de los años, que hace que afronte las cosas con menor ilusión.
No sé si será el exceso de trabajo semanal, que hace que llegue más cansado al fin de semana.
O simplemente que con el paso del tiempo, me toque aceptar que ya no tengo 20 años.

Lo cierto es que me resulta algo frustante darme cuenta de que de nuevo es lunes. De que hace un segundo era viernes. Y de que me gustaría tomar unas semanas de vacaciones.

Vacaciones de nuevo para llevar un ritmo infernal, visitando, conociendo, disfrutando, pero por supuesto un ritmo elegido y no impuesto.

Este fin de semana pasado la luna llena nos visitó de nuevo. Y no pude disfrutar de su compañía. No me quedó tiempo.

Disfruté, eso si, de una visita a Toledo, esa ciudad que siempre me ha pasado desapercibida pero que me embruja cada vez que la visito.

Hay una frase de esas publicitarias que siempre me ha gustado mucho
"duerme cuando mueras"

¡Quién pudiera!

Enjoy mondays...

lunes, mayo 28, 2007

¿Y esto como lo se lo cuento a un fantasma?

Hoy es lunes. Un lunes raro, digamos que normal, con el trabajo habitual, bastante lejos de las dos últimas semanas de estres, con la sobrecarga que ha habido; motivos varios. También personales, como algunos sabéis.

En la oficina hoy me he encontrado con una historia. Una que hace que los vigilantes del edificio no hagan su ronda solos, y que las señoras de la limpieza no entren en una zona de la planta -1 pasada cierta hora.

El hecho de que este lunes sea normal, hace que me quiera dejar llevar. Pero, ¿qué es dejarse llevar? Es simplemente poder cerrar los ojos y escuchar algo de música, tirando a lenta, un rock, ¿quizás? Dejar que me embargue una sensación...

Y es que en este viejo edificio, esta vieja fábrica, tiene, como no, su leyenda, su fantasma. Quizás por aquello de estar levantado sobre un viejo sacramental, demolido y levantado tiempo atrás.

Es una sensación que es difícil de expresar. Pero la reconozco bien. Una sensación que siempre me tiende a relajar. A dejar caer en el sueño...como cuando miro las estrellas en noches de verano o siento el sol y algo de brisa al conducir por una carretera cercana al mar.

Así es que en mi afan investigador, un día de estos bajaré, después de la hora crítica, a la zona en cuestión, a ver, primero si la encuentro, después que veo....pues la leyenda, ¿urbana?, habla ya de catacumbas y todo...

Y mientras escribo este post me pregunto si sería capaz de explicarle al supuesto fantasma como es esta sensación que hoy me embarga.

lunes, mayo 21, 2007

Se quemó

Para muchos, hablar de barcos de vela ingleses, puede ser recordar los tiempos de un imperio que se impuso al mundo hace dos siglos.
Quizás por eso, en España se conoce poco fuera de ciertos ambientes sobre los barcos del siglo XIX.
Yo, desgraciadamente, tampoco soy ningún entendido.
Sin embargo, con el tiempo aprendí a disfrutar de su visión, a sentir su fuerza aún en un puerto o en un museo.

Es uno de mis legados de mi etapa londinense, allá, 10 años atrás, cuando tuve la suerte de vivir allí.
Bonitos recuerdos de tardes a la orilla del Tamesis, en los docks, rincón para iniciados, cerca y lejos de los turistas que se pierden los secretos bien guardados de esta esquina a la vista de todos.
Bonitos recuerdos de tardes por Grenwich, con su parque, su observatorio, sus barcos, dejando atrás Canary Dwarf.
Bonitos recuerdos incluso de Porstmouth donde los barcos de Nelson miran a los curiosos visitantes

Todos ellos donde observar barcos de 3 siglos atrás. Hoy, sin embargo, uno que me trae grandes recuerdos, no podrá ser admirado más.

http://www.elmundo.es/elmundo/2007/05/21/videos/1179739780.html

Aquí va este post, en honor de los tiempos pasados y de mi amigo JJ que en aquella época que también en aquel entonces, anduvo por allá.

jueves, mayo 17, 2007

Lost in "traslation"

Or ir transfer better...
Hoy voy a hablar de cosas más mundanas. De contratiempos que ocurren un domingo llegando de una semana de trabajo, cuando en un transfer en BCN mi maleta se pierde.

Al llegar a Valencia nadie se lo puede explicar. Nadie sabe donde está. Con todo dentro.
No hay que tomarselo a mal. No merece la pena preocuparse. Lo más normal es que al día siguiente vuelva a aparecer...
Hay que conformarse con el kit de perdidos, una camiseta y unos boxer que mi querida kkgina tiene el placer de sacar en medio del aeropuerto secuestrando el resto del kit.
Son esas incongruencias que trae el espíritu halloween y que hacen subrealistas situaciones como estas.
Mientras comemos, cambio algo de ropa. La que llevaba puesta, demasiado formal, por la que un buen amigo local me presta.

No sé porqué comentar esto. ¿quizás para criticar a la compañía?, como no iberia. Es lo que tiene viajar con aviones de otras compañías ¿esponsorizados? por una sola.

Entre tanto, playa, mucho sol, partidos de futgolf y raquetvoll...parpalló, etc, etc.
Mucho trabajo remoto...

Recordarme que algún día promocione el futgolf y el raquetvoll en este blog. Deportes de verano realmente divertidos.

Disfrutad de la resaca.

viernes, mayo 11, 2007

Bucarest

Bucarest es una ciudad llena de contrastes.
Contrastes enmarcados dentro de un todo uniforme que los disimula.

Bucarest es una ciudad en un bosque. Verde naturaleza a tono con el gris, beige de sus casas señoriales, en mal estado, contrastadas por los grandes edificios de colmenas con ventanas de madera, banderas nacionales y europeas por doquier y pesadilla de tráfico a todas horas en cualquier lugar.
Los nativos también son ejemplo de contrastes. La hospitalidad de mis compañeros de la oficina local, de la gente que encuentras por la calle, de algunos taxitas humildes y sencillos contrasta con la picaresca de esos otros taxistas con tarifas 8 veces superiores, que intentan timarte, de losrestaurantes en los lugares céntricos que intentan no devolverte el cambio.
Una ciudad a camino entre la picaresca del que no tiene para vivir y la humildad del que lucha por convertir a este pais, que me ha enamorado, en un lugar europeo más, siendo esto bueno...o no tan bueno.

Hay en la ciudad buenos parques, casi bosques, para pasear. Los más encantadores y mágicos, rodeados de apartamentos de 800k€ y restaurantes de trato especial.
Al contraste una vez más, pequeños locales en escondidas calles del centro donde la comida tradicional, la caza se alegra con jóvenes que tocan música local. La diferencia, el idioma. En los primeros pueden incluso hablar español, inglés por descontado. En los segundos, disfrutas del juego de conseguir comunicarte en una lengua mucho más parecida al castellano de lo que muchos podrían pensar.

Me queda aún 1 día más por aquí, antes de volver a la playa mediterranea ibérica. Pero me marcharé seguro con las ganas de perderme en el interior. Llegar hasta los dominios del conde Dracula, pasar por Brasovia, por Timisoara. y degustar en su lugar original uno de los típicos Brastok dulces de nueces o de cacahuete. No he sabido identificar de donde son realmente. Unos dicen Brasov, otros Timisoara...yo creo que depende del condimento. Nueces, Castañas, almendras...Algo que descubrir a la vuelta.

Mi recomendación está clara. Un sitio por conocer.
Os dejo hasta la vuelta de la playa. Por aquí seguimos con los actos de marketing y publicidad. Jugando a ser ganar. Espero que, esta vez, para no perder.

lunes, mayo 07, 2007

Si no hay lucha en la batalla, no habrá gloria en la victoria

No es que vaya a hablar de grandes epopeyas, ni de grandes momentos. Simplemente, hoy, en el avión, leía esta frase en el periódico haciendo referencia a la victoria electoral de Sarkozy.
Y tampoco voy a hablar de política. Solo me ha gustado la frase, nada más. Me he sentido identificado con ella. ¿Será por las ganas de luchar?

Hoy, una semana después, quiero hablar un poco de todo. Así lleno unas líneas más. Hablar de cosas que han pasado por mi mente en estos días.
El jueves, por ejemplo, primer día de oficina después del puente, subía en el ascensor viendo como la gente se colocaba en él al entrar. Y me di cuenta de que, al menos en España, nunca pasa como en las películas o las series, donde todos miran hacia la puerta. Aquí somos más de proteger nuestra espalda. Todos mirando al frente, con la espalda en la pared del fondo o las laterales. Los que llegan tarde y quedan en medio están incómodos. Como si no supieran donde situarse y en cuanto queda un hueco, lo ocupan en la pared raudos. He de fijarme en otros sitios como es.

En estos días apenas he podido hacer cosas en mi ciudad. El final de la semana laboral ha sido de infarto y en esto, me he quedado con las ganas de ir a la ópera. El hermano de un querido amigo estrenaba el pasado viernes en el Teatro Real. Los precios, sin embargo, no dejan lugar a dudas. La escasez de entradas hacen imposible ningún apaño y me quedo con las ganas. Y es que pagar 60€ por un mal sitio es demasiado casi tanto como pagar los más de 100 que cuestan las primeras decentes. Es lo que tiene que la obra sea famosa.
El viernes, sin embargo, sirvió para escribir un cachito de historia. Historia personal. Y eso, por supuesto, siempre viene bien.

También quiero dedicar unas líneas a mi anónima conciencia. Debo reconocer que fracaso en mi intento de separar el sonido de la subida de la marea del oleaje sin más. La marea alta me suele pillar por sorpresa. O, incluso, sin nisiquiera darme cuenta de que ha llegado, estando yo a 20 m bajo el agua.
La vida de buceador de estos días me ha permitido reencontrarme con el mar. El tiempo nos ha respetado. El temporal ha sido magnánimo con nosotros, incluso aquel domingo cuando nos quedamos a la deriva en el mar, hasta que nos vinieron a remolcar. Como siempre, alguna aventura nos tenía que pasar.
Unas vacaciones que prometían mucho y fueron más.
No he tenido tiempo de ir a escuchar al mar. Simplemente me he mezclado con él. Me he quedado en el flotar bajo el agua, en ver a los peces nadando a mi lado, mirando al patoso con ojos curiosos y volviendome a mirar, desconfiados por el instintos, curiosos por su memoria que se va.
Me he quedado con la brisa en la cara en una lancha motora en la costa. Me he quedado con las risas de los buceadores.
Los buceadores, los de verdad, no los turistas como yo, son gente curiosa. Gente que vive a la vez el respeto y la admiración por las profundidades con la vida terrestre. Gente que sabe huir bajo el agua y que a veces ni siquiera allí pueden aislarse del mundo que les persigue al convertir el mar en su medio de vida.
Gente que sabe encontrar las risad en los días que pasan y se van, ausentes de nubes, curtidos por el sol.
Quizás hablo así de ellos después de haber conocido algunos más esta vez. Buena gente. Gente que recordar y que espero volver a ver.

Entre tanto, me pierdo en el avión donde escribo esto. Esta noche lo subiré. Me pierdo en los recuerdos de unas minivacaciones que mucho han traido, mucho más de lo esperado y cuyo efecto aún quedará en el tiempo. Al aterrizar, Bucarest, Rumanía de nuevo. Trabajo, más trabajo, esta vez con tiempo para conocer. San Isidro me verá aterrizar en Valencia. y entonces, querida conciencia, quizás el miercoles, podré contarte que mi último intento fue exitoso y que las olas ya no se confunden en mis sentidos con la marea.
Pero eso, de ser, será ya la semana que viene.

jueves, abril 26, 2007

El mar

Lo que me gusta del mar:

Perderme al atardecer por las playas, cuando los bañistas ya se marchan, cuando el sol se aleja, cuando es verano y no hace frio, cuando los recien despertados bajan a jugar al volley.
Disfrutar de una puesta de sol, de lo inmensa que es la naturaleza, de la majestuosidad de nuestro planeta, en un acantilado, sintiendo la brisa y el calor del sol en mis mejillas.
Caminar por la playa en buena compañía, hablando de la vida, de las cosas, de todo un poco y de nada en particular. Escribiendo el destino.
Leer un libro en una torreta de vigilancia en primavera u otoño, cuando aún no hay salvavidas trabajando. Entablar comunicaciones móviles desde allí con gente que hace tiempo que no veo, abrazado por el ronroneo del mar.
Perderme en sus profundidades, despues de un paseo en barco, como pato con mis aletas y mi botella de aire a la espalda. Sentir que no peso, que floto y ver a los peces que se desvían a mi paso.
Recordar y volver a vivir momentos de juventud, vivir y escribir recuerdos de esta juventud para la próxima vez, de vitalidad, picaresca, relaciones.
Días de risas. Noches de bares de verano junto al mar. Deporte y vestigios de sentimientos pasados.

Mañana me voy a bucear. Y toda la lluvia del mundo no lo podrá estropear.

lunes, abril 23, 2007

Y tu...¿cuándo perdiste la inocencia?

Una cena rápida y tranquila después de un largo día de trabajo en un vips, poco antes de irme a dormir. Ni siquiera tengo energía para preparar algo yo mismo.
Es sábado.
En la mesa de al lado, un padre una madre y dos hijas. Ellas, de unos 16-17 años la mayor, no creo que llegara a 15 la menor.
Ambas muy arregladas. Como si fueran a una fiesta y no a cenar algo en un vips con sus padres.

La más pequeña abre su bolso para sacar algo (un paquete de pañuelos de papel parece) y en el gesto algo más sale sin quererlo, por casualidad.
No se pone nerviosa. La madre no lo ve. El padre tampoco. Con naturalidad lo recoge y lo vuelve a poner en el bolso. Mientras lo hace, me mira, inconsciente, dándose cuenta de que que yo, al contrario que sus padres, si me he dado cuenta.

Un poco menos de naturalidad por su parte hubiera significado ser pillada.

Me voy al rato riendome por dentro pensando si será el ejemplo de la propia inocencia o el ejemplo de que cada día se pierde antes la inocencia.

martes, abril 17, 2007

Sangre Sureña

Sábado, cuatro de la mañana.
Mi amiga se dirige al guardarropa para recoger nuestros abrigos.
Una chica, supuesta relaciones, hace publicidad del sitio. Mi amiga no comparte la opinión. Pero no lo dice hasta la tercera vez que la chica insiste.
La relaciones vuelve a reafirmar: "Este es el mejor sitio de xxxx" "Trabajo aquí de lunes y viernes y aún vengo los fines de semana"
Entonces digo yo "Y como es que puedes comparar si no conoces los otros sitios?"

Interviene la jefa
"Deja de Marranear, mueve el coño y dame estas dos" dice, dándole dos fichas del guardaropa.

Mi amiga comentó después que estaban de buen rollo. No se habían mentado a la familia.

Parece ser que la muchacha era de "Graná"

viernes, abril 13, 2007

Desidia

No lo puedo remediar
Me molesta mucho la desidia que la gente muestra con las iniativas, con el esfuerzo, con el entusiasmo, en suma, con la ilusión de los demás.

Todo el mundo sabe que me encanta preparar planes. Que me encanta proponer iniciativas, viajes, planes nuevos, rompedores...

Por supuesto me hace ilusión que sean recibidos con agrado. Incluso con entusiamo. Pero también comprendo que en cada momento, cada uno, tenga sus preferencias, otros planes, otras ilusiones.
Lo que no puedo soportar es el desprecio, la desidia, el simplemente pasar de contestar aunque sea para decir que no puedo o no me interesa. Sin dar motivos. No hacen falta.
Una simple muestra de aprecio y respeto por el esfuerzo de los demás.

En fins, que no es algo habitual entre mis amigos pero me acaba de psar con un grupo de gente algo menos cercano.

Una vez más, a luchar para evitar que estas cosas mermen mi ilusión y eviten que siga planeando cosas.

Lo cierto es que me joroba mucho tener que escribir este post. Porque no es mi estilo o no debe serlo.

lunes, abril 09, 2007

Mezclate

El primer lunes después de Semana Santa tiene un caracter especial.
Los niños aún no han vuelto al cole. El tráfico aún se siente agil en la gran ciudad. Los más espabilados agotan su último día de las vacaciones. Y la ciudad comienza a despertar perezosa a la vida primaveral.
Yo vuelvo al dia a día, cada vez más quemado de la gran corporación, esperando el momento justo para marchar a otra empresa.
Entretanto, busco los momentos de asueto para escribir y para pensar en el próximo viaje. Esta vez, solo de fin de semana. La semana próxima.

El clima en estos días también se muestra cambiante. La lluvia se resiste a marchar. Y cuando lo hace el frio recuerda que aún no es tiempo para que el sol caliente las mejillas. (expresión típica de estas fechas en las que cuando por fin sientes ese calor al sol, sabes que el buen tiempo está a punto de sorprender)
Pero la sensación, quizás por el cambio de hora, de vida, está presente. Llega el momento de disfrutar un poco más del día a día, de la vida, de salir más, de hacer escapadas de fin de semana.
Yo sigo con mis clases hasta tarde. Eso no cambia. El curso no entiende de temperatura, de sensaciones o de sentimientos. Pero al terminar, muchos días dejarán momentos de esparcimiento a última hora. Tiempos para vivir la noche.
Tiempos para mezclarse.

En estos días, tan llenos de vida, resulta difícil entender la muerte. Que siempre queremos ocultar. Que está ahí, apareciendo de sopetón. Dejando solo recuerdos.
Han sido un par de meses duros. Para aquellos que formaron mi anterior generación. Aquellos que un día huyeron de un país en ruinas, que crearon vidas, familias nuevas, en distintos lugares del globo; y que con los años trajeron el recuerdo en grupos, en amigos de los de antes, en lazos difíciles de explicar por las experiencias de antaño.
Primero fue Marina, para la que no tengo palabras. Recuerdo la última vez que la vi en Miami, casi sin poder andar, llena de achaques, pero sonriente, llena de ternura, de buenos sentimientos, de paz después de una vida más que agetreada, alegria que ilumina una cara. Sin apenas un segundo para recordar su exilio, sus duros primeros momentos en un pais ajeno, sus maridos, sus hijos, su eterno luchar.
Le siguió Armando. De sopetón. Sin avisar. En un par de meses como quien no quiere la cosa. La última vez que le ví en México me pareció cansado. De vuelta de un viaje. Una vida construyendo un imperio ayende los mares. Un legado para su familia.
A punto a estado de seguirle Paquita. A sus 86. Salvada un año más en el último momento, víctima de sus débiles pulmones. Alguien que en estos últimos días he vuelto a tener muy cerca de mí.

Pero mi vida vuelve a su rutina. Al trabajo intenso, a las risas, el quedar, el tomar algo, el tener algo que hacer para pasar los dias fuera de los problemas de siempre.
Los nuevos proyectos se lanzan adelante en un último intento por vencer a los errores del pasado.

Y todo esto, pues nada más que un fin de reflexión, esa que he aprovechado a principios de la semana pasada con la ayuda de algunos amigos y la hospitalidad de mi amiga Clair.
Comiendo bien, paseando por la arena muerto de frio, subiendo a la torre de vigía, colgado, a veces, del teléfono, mimetizando mis pasos con las procesiones en Sevilla y conociendo personajes divertidos en cuevas llenas de maravillas de la mano de dobles de Carlos Jesús.

Es la doble cara de la moneda. La que muestro siempre, el lado positivo, siempre lleno, la búsqueda de lo positivo, la ilusión, la actitud. La que a veces llevo por dentro.
De alguna forma, una contradicción.