lunes, junio 30, 2008

CM412

La Mancha es tierra de sol en verano. Un sol que impide poder disfrutar de muchas de sus riquezas. Sin embargo, al caer la noche la luz deja paso al bochorno, al calor que emana del asfalto y los vivos nos atrevemos a salir a disfrutar de las estrellas, de los pueblos y de sus secretos.

Almagro es cuidad Manchega por excelencia, hogar del teatro clásico, esta vez de la mano del 31 festival.
La peregrinación es un ritual. Carrera de salida de Madrid para poder llegar a tiempo, noche tenebrosa en la CM412, allí donde el año pasado se pudo ver a cierto aparecido y locales nocturnos en los alrededores del Alfonso X en Ciudad Real.
Todo termina en un sábado abrupto de vagar por el mundo evitando el regreso a Madrid en un intento de alargar la magia de la noche teatral.

Las Gracias Mohosas hicieron gala de tragicomedia llevando el esperpento a su máxima expresión. Esperpento como aquel que montamos allá donde vamos.

9 personas llegan a un bar. Es la plaza. La temperatura empieza a menguar y se agradece. Alguno copa la barra. Pide. Pero queda poco tiempo. Todo lo que sirven en la barra acaba de alguna forma en manos de los 9. Nadie entiende nada, nada conincide con lo pedido porque seguramente corresponde con el pedido de otros clientes.
Es un esperpento de situación en si mismo.
Terminaremos comiendo algo como podamos, corriendo antes de que empiece la función.

El pasio de Fúcares nos espera magestuoso, como siempre, antes de que pidan silencio y comience es espectáculo.

Y mientras la luna nos observa desde un cielo lleno de estrellas, mientras olvidamos aquella carretera que hoy remodelan, mientras Madrid despierta ebrio de fuentes teñidas de amarillo y rojo, yo prefiero quedarme con el esperpento. El reflejo puro de lo que siempre fuimos, de nuestras risas y de nuestros momentos, de esas risas tan abundantes cuando eramos algo más jóvenes, algo olvidadas ahora que ocn los años nos convertimos en algo señorones.

miércoles, junio 25, 2008

Subido a un rascacielos

Los rascacielos siempre dan una perspectiva distinta de la vida.
Subir no suele ser grato si hay que hacerlo a pié. El esfuerzo nos hace ver que arriba no se debe estar tan bien como en el lobby, tomando un piscolabis en la esquina y escuchando la música de fondo mientras vemos a los huespedes y visitantes, a los hombres y mujeres vestidos de oficina y a algún otro despitado pasar.
Subir tampoco es grato cuando no estamos seguros de por qué lo hacemos. Enseguida llegan las dudas y uno se acuerda de tantos incendios o desgracias que evitaron a esos osados que subieron volver a bajar.

Pero si llegas arriba, si te asomas a la ventada que da la vista panorámica a toda la ciudad, te das cuenta de que lo que no es grato son los miedos.
Esos que cada uno llevamos dentro y que alimentan nuestra pereza para subir.



Mirar por aquel mirador es impresionante. La ciudad se vuelve diminuta. Los coches minúsculos. Las personas insignificantes. Da vértigo pensar en lo que esa perspectiva nos puede convertir. Pero a la vez nos da energía y fuerza, algo que de por sí no es malo si sabemos encauzarlo bien.

Cada uno tiene sus rascacielos favoritos. Además, estos cambian. Por ejemplo, quiero recordar cierta torre de la tv en Shaghai donde el último piso gira al son de la música de un piano. A pesar de lo sucios que se ven los cristales y lo distorsionadas que parecen desde allí las luces.

Este fin de semana estuve en un rascacielos. Uno precioso que miraba al futuro y al pasado a la vez. No me dio vértigo a pesar de que su inclinación hacía parecer que uno colgaba suspendido en el vacio.

La vista al pasado traía un futuro caluroso, musical, lleno de canciones de nuevos grupos, nuevos para mí. El nombre a modo de profecía de Sunny Drivers abría un hueco en mi memoria junto al río. A ese manzanares que empieza a tener orgullo de río.
La ventana delantera mostraba nuevas experiencias, paseos por el campo a orillas del alto Tajo, imaginando el camino hasta la desembocadura en Portugal. Una gasolinera, una chica gaditana en tierras castellanas y un domingo intenso de deportes, fútbol en buena compañía, poker de experimientación subprime, ¡ay tu que lees, igual lo entiendes!, y paddle.
Me gustaron los cocktails cerveceros del gambrinus, que casualmente tenía este domingo la gestión del bar de nuestro rascacielos. Me gustó la conversación que este lugar trajo por su sinceridad.

Así que hoy, miércoles, después de dos días de adoctrinamiento en el Escorial (digo, de formación sobre el liderazgo en la empresa), tengo una imagen grabada en la mente.
En ella salto del rascacielos. Como salté el lunes por la noche. Cuando puse nombre y apellidos y fechas a ciertos planes.

¿A qué jugamos?

Os dejo unos links que creo haber prometido en conversaciones varias.

Enjoy!

lunes, junio 16, 2008

Tinos y desatinos

Que acierto ir a las fiestas de San Antonio. Como tantos años, una vez más miles de personas en el parque de la bombilla; un concierto de La Casa Azul, la sorpresa de coincidir con Famma, si bien apenas pudimos decirnos hola y conocer, eso sí, a miniMaki y la suerte de una salida como las de antes, con la gente de antes.

Que desacierto asistir el sábado a la inaguración de Sugar. La terraza de Chamartín quiere jugar a una terraza para gente ya mayor con cierta clase pero se situa en un entorno de botellón y gentes más jóvenes inspirados en el Macumba (que sí, ya no se llama así, pero así le seguiremos llamando hasta que quiten el cartel que se ve desde cualquier calle cercana)

Que acierto aprovechar para ir de excursión al río dulce el domingo desafiando a la lluvia. Acierto porque no nos llovió.
Qué desacierto dejarnos llevar por la edad y no atrevernos a cruzar para llegar a la cascada, con el cariño que le tengo a aquel lugar. Pero es necesario adaptarse a todos.

Qué acierto acabar en el parador de Sigüenza, que acierto de íntima conversación, que acierto de momento, de silencio, de cantos gregorianos que inundan el ambiente, qué acierto de canciones, de recuerdos, en el coche de vuelta, qué acierto de risas, de complicidad.
Qué desacierto de tentación

Qué acierto de verano que aunque se resista ya está aquí, acierto de momentos de hoy y de siempre, de Almagro, que volverá en un par de semanas, de Xeraco que volverá en tres.
Qué desacierto de semana laboral. Y es que es una lata el trabajar.

Qué acierto de música. Quiero más música, quiero cerrar los ojos y dejarme llevar. Quiero volar, flotar, soñar, imaginar, jugar, volver a ser un niño, quiero sentir la magia de una hora más sentado en el campo, encima de un risco, a los pies un cañón, observando un castillo.

Qué acierto de gol de Villa en el último minuto (sí, aunque no sea mi pasión, también es bueno darle un toque a la pasión de los futboleros). Qué acierto de partida de poker con amigos tras el partido. Y qué acierto de Silk en Alcobendas. Se nota que ya soy mayor.

Qué acierto de reflexión. Y es que hay que ser positivo. Por pedir, que no quede.

Enjoy the week.

lunes, junio 09, 2008

Amor y Odio

Odio caminar por un centro comercial atestado de gente, buscando algo que no soy capaz de encontrar rompiendo una y otra vez las más básicas normas de conducta, peleando por un sitio en el aparcamiento, luchando por un hueco en el pasillo para el carrito, haciendo cola para pagar no sé que cosa.

Amaría estar en ese mismo lugar en la noche, escondido, viendo solo los palmos justo delante de mi que ilumina una linterna, sintiendome explorador en la noche, sabiéndome vigilado por los sistemas de seguridad, amenazado, quizás, por fieros perros guardianas, sintiendome guardián de tu calor entre mis brazos.

Amo la belleza espartana, la de un traje de chaqueta simple y a la vez elegante, la de las miradas que todo lo observan y que tanto me dicen, cuyo mensaje entiendo simplemente con una mirada. Amo el blanco de una blusa de oficina, una carpeta y unas gafas que nunca llevas.

Odiaría esa ostentación de anillos, pulseras y collares, ese peinado que se recrea en las formas artificiales, ese maquillaje que se vuelve máscara de porcelana ante el reflejo de la ténue luz de la mesilla.

Odio el tráfico por las mañanas en esta ciudad prisión llena de gente gris. Amo el movimiento acompasado del coche de al lado en el que la música da vida coloreada a la lluvia que aún nos acompaña.

Amo la brisa caliente del mar en verano, en ese paseo junto a la playa, sentirme patético jugando al volley en la playa, sentirme mayor nadando en la piscina, dejar que los aromas envuelvan noches de lino y ron. Odio abrir los ojos y ver que todo ha sido un sueño.

Odio no tener valor, pensar, pensar y no dejar de pensar, darle más y más vueltas, dejar que el tiempo pase sin tirar los dados. Amo tener la mente abierta para poder lanzarme siempre y cada vez, no importa donde.

Amo los momentos en los que sabes decir lo que quieres. En los que no te falta decisión. En los que tiras para delante sin pensartelo dos veces. Odio cuando las dudas te hacen ser como no eres.

Amo la noche tranquila, el baile sensual que no dice nada y lo dice todo, el pelo que cae mientras el cuerpo se mueve solo, aislado, en la pista. Odio cuando los comportamientos garrulos me hacen salir de ese ensimismamiento.

Amo los jueves, los viernes y como no los sábados. Quiero amar los lunes, aunque resulta difícil, sobre todo cuando me levanto

lunes, junio 02, 2008

Luxury Video Edition

¿Conoces Premier?
Para mi siempre ha sido una herramienta amigable, mucho más que el Pinacle Studio o el Sony Vegas.
El Premier ha sido compañero de buenos momentos, de angustia por no poder terminar un video a tiempo para un regalo de cumpleaños, de proyectos que no le da la gana guardar después de una tarde de trabajo...pero la verdad es que los resultados obtenidos han sido tan buenos siempre que le tengo cariño.

Este fin de semana he vuelvo a quedar con él. Y esta vez de nuevo me ha traido muy buenos resultados. No ya los propios de su labor, una práctica que no decía ni fu ni fa sino un par de buenos ratos, muy buenos ratos, con dos amigas que no veo con toda la frecuencia que me gustaría.
Así que no tengo más que agradecerselo una vez más al premier. Y por supuesto, a ellas por el estupendo finde que hemos pasado.

Sé que la vergüenza no permitirá que alguna de ellas, lectora en silencio, se anime a dejar un comentario aquí. Aunque me doy por supersatisfecho, claro, eso sería ya la guinda del pastel.

Y es que no hay nada como socializar y compartir. Porque eso hace fluir las sensaciones y los sentimientos. Y ¡qué seríamos nosotros sin sensaciones y sentimientos?

Y entre tanto sigo con los preparativos para Panamá aunque el periplo centroamericano se retrasará hasta Julio.

Lo dejaremos con algo de música que nada tiene que ver...y un video interesante al respecto.
Un video que da ideas para el Enjoy VI que, por si no se sabe ya, está previsto para el 20 de Septiembre.
"Enjoy VI, los recuerdos del ayer"