domingo, julio 26, 2009

En verano...

Hubiera escrito ayer pero al bajar la noche pintaba ya demasiado oscura y las agujetas pedían sofa y cena en lugar de computador.

Bajaba yo ayer domingo del tejado. Tengo la suerte de vivir en un edificio, llamemosle así, chulo, moderno, a cuyo tejado es fácil acceder y desde el se ve ese mundo oculto de ciudad, antes de barrio, que guarda Madrid en verano. Supongo que en invierno es lo mismo pero el clima se ocupa de esconderlo todo.
Ayer, sin embargo, al atardecer mis pasos me guiaron inconscientemente hacia ese tejado, entre aparatos de aire acondicionado en el que se puede sentir el pálpito de la vecindad.
Se pueden ver de lejos los pequeños patios, jardines interiores, algunas cuerdas con ropa tendida; se puede sentir la vibración de las máquinas que mantienen vivos a los edificios, se pueden ver miles de terminaciones diferentes, ladrillos, encofrados, cuerdas y cables, antenas. Se pueden escuchar las golondrinas al atardecer. Se puede pensar que en algún rincón se esconden gatos que esperan el anochecer para salir a su particular guerra escondidos tras las farolas.
En verano, con camiseta de tirantes y pantalón corto se puede sentir el calor del sol y pensar en que, en verano,el cuerpo produce más melatonina, una hormona que nos pone de mejor humor y más predispuestos al erotismo y se puede pensar, entonces, en todo aquello que estará pasando detrás de las cortinas, detrás de las ventanas. Se podrá pensar que ese pequeño ruido no es sino la muestra de algún amor escondido. Un amor prohibido que se esconde entre gemidos al otro lado de alguna de esa paredes.
Prohibido por lo deseado, por lo incorrecto. Y es que como bien afirman las estadísticas el 44% de la población de esta ciudad ha sido infiel en verano.



Ya se sabe, calor, melatonina, mucho calor, más tiempo libre y menos ropa.

Pero yo prefiero quedarme con la imagen del sol escondiéndose tras las siluetas de los edificios. Esperando ver en ese último segundo un rayo verde.



Por supuesto que es posible ver un rayo verde al ponerse el sol. Dicen que también con la luna o incluso con otros planetas. Es un fenómeno de fácil explicación. Pero no me voy a poner aquí a hablar de refracción, indices entre medios, etc, etc. Bastará decir que es un fenómeno que se produce a veces según el capricho de la naturaleza (o la conjunción de los parámetros ópticos de la Atmósfera entre el Sol y allí donde nos encontremos)
Prefiero quedarme con la leyenda. Los rayos verdes sólo se ven a veces y dice la leyenda, más concretamente, que solo lo ven las personas que están enamoradas.

Leyenda o no, es "bosquiano", romántico al más puro estilo de Becker subir al tejado a buscar el rayo. O simplemente a descansar un ratito y olvidarme de todo después de un completo fin de semana.

Porque el domingo quiso ser un día de reflexión después de un fin de semana de emociones intensas. Yung se nos vuelve a Corea. Y David sobrevivió a su despedida. La boda es inminente.
Y mientras me acuerdo de que hace más unos 10 años me despedí de Unix de igual forma y no la volví a ver, mientras me acuerdo de que hace también 10 años buscaba un rayo verde desde las playas de Mallorca; mientras me acuerdo que hace 10 horas escribimos un nuevo capítulo que marcará diferencia pensando en que hace más de 10 años, unos 15exactamente mi afición a la Astronomía me traía al mundo de los rayos verdes...

Y entonces el sol se oculta, las golondrinas gritan con más ahinco y la cena y el sofa me llaman desde unas plantas más abajo. Mis pasos se encaminan escalera abajo mientras alguno suspira aliviado de que sus pequeños pecados prohibidos siguen siendo un secreto bien guardado.

Después de todo, estamos en verano.

Y como necesito un poquito de mar ¡! :-)

martes, julio 14, 2009

Conquistando la luna

Un par de días más y hará 40 años que uno de los cohetes Saturno de Von Braum despegó de este planeta en dirección a la Luna para aterrizar allí 4 días después.
Una gran hazaña que vista en retrospectiva fue el resultado del esfuerzo, las ganas, la ilusión y la temeridad.
Los años posteriores demostraron que aún nos faltaba mucho para ser capaces de andar por el espacio como Pedro por su casa. Las misiones ostentosas de la NASA se convirtieron en proyectos de menor presupuesto, mayor cabeza y, en muchos casos, mejores resultados desde el punto de vista científico.

Pero como dijo el viejo Neil Armstrong, un pequeño paso para el hombre...

http://es.wikipedia.org/wiki/Apolo_11

La ilusión todo lo puede. Y detrás siempre están, como no, los medios, la planificación, el esfuerzo...
Sin embargo, sin la ilusión no hay nada.
Ya lo dice el refrán "The person who says it cannot be done should not interrupt the person doing it"

No podía dejar pasar la oportunidad de este post para mencionar aquel hecho histórico. A pesar del tiempo que ha pasado y del poco tiempo que ahora le puedo dedicar mi memoria no olvida, gracias a Dios, tantos buenos momentos a la luz de las estrellas. Pero no penséis mal. Hablo de recuerdos de veranos en épocas de estudiante en las que el telescopio, los choricillos y la buena compañía alargaban las noches. Luego vendrían el ordenador de seguimiento, los motores, las lentes más pontentes, los cursos, etc, etc...pero prefiero quedarme con la imagen de Yebes, de los parejes alejados de la contaminación lumínica de las ciudades y con aquellas fotos de la noche, de la buena compañía, como siempre, de las risas. Por eso no podía dejar de hacer una mención especial a una misión que, después de todo, 8 días después de despegar volvió a la Tierra.




Pero aquello, independientemente de lo rico o pobre del resultado fue un símbolo. Fue el símbolo del "querer es poder"
El resultado del esfuerzo y la ilusión.

Y en eso quiero detenerme más. Porque en esta vida nada hay mejor que la ilusión.

Es difícil describir la ilusión. Muy difícil. Es difícil sentirla; pero cuando llega, cuando las cosas se viven asi, intensamente, entonces ¿qué más da poder o no describirla?
Lo bueno es que todos la vivimos alguna vez. Sin saber muy bien como empezó.
Y es que no hacen falta grandes cosas para ilusionarse. Si bien la ilusión es la fuente de cosas grandes.

Después del apoteósico post anterior, algo derrotista y fruto del cansanción, este es mucho más apoteósico. Y lo es porque habla en positivo de que por fin llegó el verano.
Por fin, este fin de semana pasado, sin saber como ni por qué, el verano llegó. Si, porque no siempre el verano llega cuando la temperatura es la que tiene que ser.
A veces nos embebemos en las obligaciones y los horarios y el tiempo se va. Y un día te das cuenta de que "la oportunidad se fue"

Por eso, a pesar de las circunstancias, esta pasada semana decidí retar a los horarios y salir antes de una reunión para tomar un avión, regresar a tiempo a Madrid y apurando kilómetros, llegar al festival de teatro de Almagro, un clásico anual al que no podía faltar.
La adrenalina trae consigo mucha ilusión siempre. La duda de si llegaré a tiempo hasta el último momento y, finalmente, apagar el móvil, el portátil, los correos, apagarlo todo para darme a los placeres de la vida.
Sol (como ninguno el de las tierras castellanas), el Patio de Fucares (un viejo conocido), una obra que un año más rompe moldes con su estilo provocador, guiados como estamos por el atrevimiento de nuestro guía en estos menesteres, comida, marcha, mojitos, cena...tantas cosas...
El caso es que el tiempo se paró y la ilusión volvió con una actividad ya consolidada pero que gusta, que es atrevida y que sirve para cambiar los aires.
La comida en Valdepeñas sorprendió además con un local extremadamente bueno, con su reservado, su vino afrutado, su comida, sus postres...
Lo cierto es que me la compañía ayudó mucho, muchísimo. Porque renovó un viaje que es más que ir al teatro, es todo un evento, porque detrás de él hay ilusión.

Ahora vuelvo a trabajar pero con otra percepción. Porque ya es verano. Así que, a disfrutarlo. La playa a la vuelta de la esquina. Que ya despertaremos en Septiembre.