jueves, abril 26, 2007

El mar

Lo que me gusta del mar:

Perderme al atardecer por las playas, cuando los bañistas ya se marchan, cuando el sol se aleja, cuando es verano y no hace frio, cuando los recien despertados bajan a jugar al volley.
Disfrutar de una puesta de sol, de lo inmensa que es la naturaleza, de la majestuosidad de nuestro planeta, en un acantilado, sintiendo la brisa y el calor del sol en mis mejillas.
Caminar por la playa en buena compañía, hablando de la vida, de las cosas, de todo un poco y de nada en particular. Escribiendo el destino.
Leer un libro en una torreta de vigilancia en primavera u otoño, cuando aún no hay salvavidas trabajando. Entablar comunicaciones móviles desde allí con gente que hace tiempo que no veo, abrazado por el ronroneo del mar.
Perderme en sus profundidades, despues de un paseo en barco, como pato con mis aletas y mi botella de aire a la espalda. Sentir que no peso, que floto y ver a los peces que se desvían a mi paso.
Recordar y volver a vivir momentos de juventud, vivir y escribir recuerdos de esta juventud para la próxima vez, de vitalidad, picaresca, relaciones.
Días de risas. Noches de bares de verano junto al mar. Deporte y vestigios de sentimientos pasados.

Mañana me voy a bucear. Y toda la lluvia del mundo no lo podrá estropear.

lunes, abril 23, 2007

Y tu...¿cuándo perdiste la inocencia?

Una cena rápida y tranquila después de un largo día de trabajo en un vips, poco antes de irme a dormir. Ni siquiera tengo energía para preparar algo yo mismo.
Es sábado.
En la mesa de al lado, un padre una madre y dos hijas. Ellas, de unos 16-17 años la mayor, no creo que llegara a 15 la menor.
Ambas muy arregladas. Como si fueran a una fiesta y no a cenar algo en un vips con sus padres.

La más pequeña abre su bolso para sacar algo (un paquete de pañuelos de papel parece) y en el gesto algo más sale sin quererlo, por casualidad.
No se pone nerviosa. La madre no lo ve. El padre tampoco. Con naturalidad lo recoge y lo vuelve a poner en el bolso. Mientras lo hace, me mira, inconsciente, dándose cuenta de que que yo, al contrario que sus padres, si me he dado cuenta.

Un poco menos de naturalidad por su parte hubiera significado ser pillada.

Me voy al rato riendome por dentro pensando si será el ejemplo de la propia inocencia o el ejemplo de que cada día se pierde antes la inocencia.

martes, abril 17, 2007

Sangre Sureña

Sábado, cuatro de la mañana.
Mi amiga se dirige al guardarropa para recoger nuestros abrigos.
Una chica, supuesta relaciones, hace publicidad del sitio. Mi amiga no comparte la opinión. Pero no lo dice hasta la tercera vez que la chica insiste.
La relaciones vuelve a reafirmar: "Este es el mejor sitio de xxxx" "Trabajo aquí de lunes y viernes y aún vengo los fines de semana"
Entonces digo yo "Y como es que puedes comparar si no conoces los otros sitios?"

Interviene la jefa
"Deja de Marranear, mueve el coño y dame estas dos" dice, dándole dos fichas del guardaropa.

Mi amiga comentó después que estaban de buen rollo. No se habían mentado a la familia.

Parece ser que la muchacha era de "Graná"

viernes, abril 13, 2007

Desidia

No lo puedo remediar
Me molesta mucho la desidia que la gente muestra con las iniativas, con el esfuerzo, con el entusiasmo, en suma, con la ilusión de los demás.

Todo el mundo sabe que me encanta preparar planes. Que me encanta proponer iniciativas, viajes, planes nuevos, rompedores...

Por supuesto me hace ilusión que sean recibidos con agrado. Incluso con entusiamo. Pero también comprendo que en cada momento, cada uno, tenga sus preferencias, otros planes, otras ilusiones.
Lo que no puedo soportar es el desprecio, la desidia, el simplemente pasar de contestar aunque sea para decir que no puedo o no me interesa. Sin dar motivos. No hacen falta.
Una simple muestra de aprecio y respeto por el esfuerzo de los demás.

En fins, que no es algo habitual entre mis amigos pero me acaba de psar con un grupo de gente algo menos cercano.

Una vez más, a luchar para evitar que estas cosas mermen mi ilusión y eviten que siga planeando cosas.

Lo cierto es que me joroba mucho tener que escribir este post. Porque no es mi estilo o no debe serlo.

lunes, abril 09, 2007

Mezclate

El primer lunes después de Semana Santa tiene un caracter especial.
Los niños aún no han vuelto al cole. El tráfico aún se siente agil en la gran ciudad. Los más espabilados agotan su último día de las vacaciones. Y la ciudad comienza a despertar perezosa a la vida primaveral.
Yo vuelvo al dia a día, cada vez más quemado de la gran corporación, esperando el momento justo para marchar a otra empresa.
Entretanto, busco los momentos de asueto para escribir y para pensar en el próximo viaje. Esta vez, solo de fin de semana. La semana próxima.

El clima en estos días también se muestra cambiante. La lluvia se resiste a marchar. Y cuando lo hace el frio recuerda que aún no es tiempo para que el sol caliente las mejillas. (expresión típica de estas fechas en las que cuando por fin sientes ese calor al sol, sabes que el buen tiempo está a punto de sorprender)
Pero la sensación, quizás por el cambio de hora, de vida, está presente. Llega el momento de disfrutar un poco más del día a día, de la vida, de salir más, de hacer escapadas de fin de semana.
Yo sigo con mis clases hasta tarde. Eso no cambia. El curso no entiende de temperatura, de sensaciones o de sentimientos. Pero al terminar, muchos días dejarán momentos de esparcimiento a última hora. Tiempos para vivir la noche.
Tiempos para mezclarse.

En estos días, tan llenos de vida, resulta difícil entender la muerte. Que siempre queremos ocultar. Que está ahí, apareciendo de sopetón. Dejando solo recuerdos.
Han sido un par de meses duros. Para aquellos que formaron mi anterior generación. Aquellos que un día huyeron de un país en ruinas, que crearon vidas, familias nuevas, en distintos lugares del globo; y que con los años trajeron el recuerdo en grupos, en amigos de los de antes, en lazos difíciles de explicar por las experiencias de antaño.
Primero fue Marina, para la que no tengo palabras. Recuerdo la última vez que la vi en Miami, casi sin poder andar, llena de achaques, pero sonriente, llena de ternura, de buenos sentimientos, de paz después de una vida más que agetreada, alegria que ilumina una cara. Sin apenas un segundo para recordar su exilio, sus duros primeros momentos en un pais ajeno, sus maridos, sus hijos, su eterno luchar.
Le siguió Armando. De sopetón. Sin avisar. En un par de meses como quien no quiere la cosa. La última vez que le ví en México me pareció cansado. De vuelta de un viaje. Una vida construyendo un imperio ayende los mares. Un legado para su familia.
A punto a estado de seguirle Paquita. A sus 86. Salvada un año más en el último momento, víctima de sus débiles pulmones. Alguien que en estos últimos días he vuelto a tener muy cerca de mí.

Pero mi vida vuelve a su rutina. Al trabajo intenso, a las risas, el quedar, el tomar algo, el tener algo que hacer para pasar los dias fuera de los problemas de siempre.
Los nuevos proyectos se lanzan adelante en un último intento por vencer a los errores del pasado.

Y todo esto, pues nada más que un fin de reflexión, esa que he aprovechado a principios de la semana pasada con la ayuda de algunos amigos y la hospitalidad de mi amiga Clair.
Comiendo bien, paseando por la arena muerto de frio, subiendo a la torre de vigía, colgado, a veces, del teléfono, mimetizando mis pasos con las procesiones en Sevilla y conociendo personajes divertidos en cuevas llenas de maravillas de la mano de dobles de Carlos Jesús.

Es la doble cara de la moneda. La que muestro siempre, el lado positivo, siempre lleno, la búsqueda de lo positivo, la ilusión, la actitud. La que a veces llevo por dentro.
De alguna forma, una contradicción.

miércoles, abril 04, 2007

Reflexión

Queridos niños y niñas,
Me he retirado unos días para descansar a la playa con unos amigos.
Veremos a ver si recupero la energía que me falta. El sábado estaré de nuevo por la gran ciudad.
Esperando reconciliarme con vosotros.