lunes, abril 09, 2007

Mezclate

El primer lunes después de Semana Santa tiene un caracter especial.
Los niños aún no han vuelto al cole. El tráfico aún se siente agil en la gran ciudad. Los más espabilados agotan su último día de las vacaciones. Y la ciudad comienza a despertar perezosa a la vida primaveral.
Yo vuelvo al dia a día, cada vez más quemado de la gran corporación, esperando el momento justo para marchar a otra empresa.
Entretanto, busco los momentos de asueto para escribir y para pensar en el próximo viaje. Esta vez, solo de fin de semana. La semana próxima.

El clima en estos días también se muestra cambiante. La lluvia se resiste a marchar. Y cuando lo hace el frio recuerda que aún no es tiempo para que el sol caliente las mejillas. (expresión típica de estas fechas en las que cuando por fin sientes ese calor al sol, sabes que el buen tiempo está a punto de sorprender)
Pero la sensación, quizás por el cambio de hora, de vida, está presente. Llega el momento de disfrutar un poco más del día a día, de la vida, de salir más, de hacer escapadas de fin de semana.
Yo sigo con mis clases hasta tarde. Eso no cambia. El curso no entiende de temperatura, de sensaciones o de sentimientos. Pero al terminar, muchos días dejarán momentos de esparcimiento a última hora. Tiempos para vivir la noche.
Tiempos para mezclarse.

En estos días, tan llenos de vida, resulta difícil entender la muerte. Que siempre queremos ocultar. Que está ahí, apareciendo de sopetón. Dejando solo recuerdos.
Han sido un par de meses duros. Para aquellos que formaron mi anterior generación. Aquellos que un día huyeron de un país en ruinas, que crearon vidas, familias nuevas, en distintos lugares del globo; y que con los años trajeron el recuerdo en grupos, en amigos de los de antes, en lazos difíciles de explicar por las experiencias de antaño.
Primero fue Marina, para la que no tengo palabras. Recuerdo la última vez que la vi en Miami, casi sin poder andar, llena de achaques, pero sonriente, llena de ternura, de buenos sentimientos, de paz después de una vida más que agetreada, alegria que ilumina una cara. Sin apenas un segundo para recordar su exilio, sus duros primeros momentos en un pais ajeno, sus maridos, sus hijos, su eterno luchar.
Le siguió Armando. De sopetón. Sin avisar. En un par de meses como quien no quiere la cosa. La última vez que le ví en México me pareció cansado. De vuelta de un viaje. Una vida construyendo un imperio ayende los mares. Un legado para su familia.
A punto a estado de seguirle Paquita. A sus 86. Salvada un año más en el último momento, víctima de sus débiles pulmones. Alguien que en estos últimos días he vuelto a tener muy cerca de mí.

Pero mi vida vuelve a su rutina. Al trabajo intenso, a las risas, el quedar, el tomar algo, el tener algo que hacer para pasar los dias fuera de los problemas de siempre.
Los nuevos proyectos se lanzan adelante en un último intento por vencer a los errores del pasado.

Y todo esto, pues nada más que un fin de reflexión, esa que he aprovechado a principios de la semana pasada con la ayuda de algunos amigos y la hospitalidad de mi amiga Clair.
Comiendo bien, paseando por la arena muerto de frio, subiendo a la torre de vigía, colgado, a veces, del teléfono, mimetizando mis pasos con las procesiones en Sevilla y conociendo personajes divertidos en cuevas llenas de maravillas de la mano de dobles de Carlos Jesús.

Es la doble cara de la moneda. La que muestro siempre, el lado positivo, siempre lleno, la búsqueda de lo positivo, la ilusión, la actitud. La que a veces llevo por dentro.
De alguna forma, una contradicción.

2 comentarios:

Bertix dijo...

Comienzo por tu final, una contradicción. Cuando alguien me pide que me defina siempre utilizo esa palabra, contradictoria. Siempre buscando el lado optimista, el lado positivo, las risas, no me aguanto ni yo misma cuanto estoy del otro lado. Y sí, en el interior, la reflexión, viendo, sintiendo, recordando, y lo más importante, viviendo y aceptando que los días tristes también forman parte de nuestra existencia.

Unknown dijo...

Es bueno, es práctico ver los dos lados, entenderlos, para poder aprovechar todo lo que te da el que te interesa. Si te interesa el positivo, estás de enhorabuena. disfrutaras de tu tiempo. si no, estarás perdido.

Se que eres de los primeros. Supongo.