lunes, julio 16, 2007

Almagro II

Muy corto el tiempo para una segunda parte.
Pero suena el viente entre las rendijas de cualquier sitio. Silva con fuerza. Es más bien una brisa que viento en sí. Pero no hay mar. Es caluroso como el desierto desde el que se nos acerca.

Fin de semana de la revolución francesa. Revolución también en esta vida agitada. No duermo. O duermo poco. Siento el calor en la sangre. Esa sensación de estar a punto de perder el control. Me gusta.
La carretera lleva rápidamente por Toledo, tierra, sin duda, de moda este verano, hasta Almagro. A penas llegamos a tiempo de picar unos duelos y quebrantos. Pero la obra no espera. Los artistas impacientes ultiman los preparativos; y el Cristo de los Gascones sube al escenario. Un cielo lleno de estrellas nos cubre en el Patio de Fucares. Las luces de los focos iluminan a artistas fantasmagóricos que vestidos de negro muestran sus pecados con vestiduras de rojo sangre, rojo pasión.
La imagen casi titiritera de un Cristo que se usaba en Segovia en tiempos pasados para enseñar la tradición a los fieles hace aparición en el escenario. Réplica contemporánea de una obra muchas veces representadas.
La figura puede inspirar cierto temor. Sus movimientos gráciles parecen tener vida y sus ojos que suben y bajan transmiten una imagen demasiado viva.

No hay tren en Almagro. Ciudad Real tiene una amplia zona de copas. Pero esta vez no hay tren en esta ciudad. El tren vendrá mañana, ya en Madrid, o en Toledo, quien sabe.
Pero primero está el camino. Apenas 20 kilómetros de carretera de doble sentido entre la capital del teatro y la capital de la provincia. Kilometros de oscuridad iluminados por las estrellas.
Una figura camina delante, siguiendo la línea de separación entre dos carriles. Me parece verla tambalearse. Allá delante, ¿150-200 m?
Freno con tiempo. La figura anda de espaldas. Pero se desvanece. No está. Dudas y preguntas en el coche. Nadie más la ve. Seguimos camino. A la derecha de la carretera alguien ve una cruz y flores mustias. Un antiguo accidente supongo.
La piel se debería poner como escarpias. Pero a estas alturas y después de haber recorrido mi edificio laboral en busca de los espírtus sin éxito, considero que todo es fruto de mi imaginación. Después de todo, ¿realmente qué fue lo que vi?
Sueño y camino, comida. Toledo nos regala un calor agobiante y la comida en Alfileritos, un sitio realmente interesante.
Lo mejor la noche. Cuando los trenes comienzan a pasar ya en Madrid. Sigo sin dormir.
El domingo hay que madrugar. Mejor, si quieres empalmar, partido de paddle de campeonato que ganamos.
Comida familiar. Necesito ir a dormir.
El cine depara una película, el buen nombre, que sorprende por su realismo y sensibilidad y me recuerda mis orígenes inmigrantes.
El fin de semana se esfuma. Y antes de empezar a trabajar escribo las letras de un loco que no sabe lo que quiere que pregunta aún que tren coger y que, cuando como este fin de semana, toma uno, se da cuenta de que tiene muchos vagones. Y que no todos son iguales. Y cada vagón depara maravillas por descubrir.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Que acojone. ME pasa eso y me muero.

El teatro de Almagro es básico, sencillo, rústico. Las obras son sencillas pero tratan temas complejos. ME gusta sentarme en los balcones de arriba, para ver como abren las trampillas.

Anónimo dijo...

Bosco, me encanta como escribes, que lo sepas :)

Anónimo dijo...

Por cierto, que sepas que tu influencia en mí es nefasta. Donde vivo ahora tengo la lavadora en el sótano y por no bajar sola llevo una semana lavandome la ropa a mano. Y todo por tu dichoso fantasma del sotano... XD

Bertix dijo...

Pues lo que viste, sentiste, solo lo sabes tu. Igual tienes una sensibilidad que los demás no.

Trenes, vagones ... ummmmhhhhhh

Yo tuve una época en la que soñaba con ellos, siempre corría y finalmente conseguía subirme.

Toledo, siempre es TOLEDO.

Bosco dijo...

Superflicka,

No tengas miedo!
En tu sotano no hay nada. Como en el de la empresa. Si, es cierto que mucho laberinto, viejas salas en donde no se entra hace siglos de tiempos de la fábrica, pero na de ná. Te lo digo yo.
Y llegado el momento, si un día aparece algo, pues será la gran prueba. Así que bastará con saludar. Digo yo que si se aparece, pues será para algo!

Bahhia, no creo que tenga ninguna sensibilidad. Más bien creo que estaba cansado y tengo mucha imaginación...y una cosa trae la otra.