lunes, agosto 20, 2007

Tales of Croatian Nights

Existe una leyenda que habla de unos intrépidos personajes que recorren kilómetros y kilómetros de costa visitando y conociendo lugares remotos en una afan por terminar una ruta difusa y poco clara. Los Roadtrippers, pues así se llaman, paran cada noche en un sitio distinto, dispuesto por el resultado del día, allá donde los kilómetros les llevan, haciendo gala de sus dotes comunicativas para conocer a las gentes locales y encontrar alojamiento en una casa, una pensión o, en los días más lujosos, en un hotel.
Piensan, que aquellos que termimen su ruta, conseguiran convertirse en lo que siempre quisieron ser: RoadWarriors.

Hoy puedo decir una vez más que soy un roadtripper. En este caso, un mediterranean roadtripper. Quizás algún día, podré convertirme en un mediterramean roadwarrior.

Quería en estas líneas contar las aventuras, también desventuras, de estos días por tierras Croatas, sensaciones y misterios descubiertos en mi trayecto como roadtripper. Pero me resutla cansado, aburrido, escribir un cuaderno de bitácora que recopile datos, fechas, lugares.
Prefiero quedarme, como siempre, con un cuaderno de sensaciones.

Las sensaciones de un guerrero aletargado en el murmullo de tres días en Benidorm, rodeado de gente pero aislado del mundo, que pasea en solitario al atardecer por la playa, cuando las gentes ya se retiran, que se une a un partido de volley improvisado con gente a la que nunca volverá a ver, que de repente responde a una llamada de teléfono y se pierde en una tarde de Terra Mítica montando en atracciones que desafían a la gravedad rompiendo los planes iniciales, solo por volver a sentir impresiones, de nuevo esas sensaciones, por comprobar si son verdad y no simples ideas de verano. Por escribir un nuevo capítulo.
Un guerrero que pronto olvida la sencillez del descanso para aparecer en Venecia, para perderse por sus canales al atardecer, para aprender el funcionamiento de un vaporeto, para encontrar el camino a los canales más recónditos desde los que observar el atardecer, para perderse en el juego de luces en el agua. Amarillos, azules, rojos y naranjas que tornan de gris el atardecer, al son de Charles Aznavour en una vieja canción que por alguna pícara razón juega curiosa en la mente. Las máscaras y las galerías de arte se agolpan en las calles alejándome del bullicio turístico de San Marcos donde apenas me atrevo a pisar. Y el gueto judío me brinda, cerca de la universidad, imágenes detenidas hace medio siglo rodeadas de flores a las víctimas y placas conmemorativas mientras nos atrevemos a cenar típicas viandas del pueblo de Israel rompiendo con la tradicional pizza o pasta que en el resto de ocasiones nos acompañarán. Las máscaras me recuerdan una vez más la mítica frase "¿Hasta cuando durará el carnaval?, El carnaval de la vida, donde cada uno se disfraza para representar su papel y mientras me pruebo allí donde me dejan las más extrambóticas, recuerdo Eyes Wide Shut con sumo cariño y placer.
Unas copas en una terraza en el Campo de Santa Margarita resumirán luces y sombras, pizca de tensión e imágenes de un Burano que ciega de color mis ojos de viajero.
Es momento de comenzar el viaje. De recorrer un norte Croata feo, de turistas de playa como los que dejé atrás, en la costa levantina, de hoteles construidos por el régimen comunistas, con buffets infames y servicios mínimos a precios occidentales. Son las sombras del RoadTrip que pronto tornan en luces al recorrer las maravillas de la naturaleza. Una casa perdida en medio de la nada nos abre el camino hacia el parque natural de Plivitze donde Bosco, una vez más, se refleja en el agua cuando me miro en el lago. Las cataratas hablan con gruñidos fuertes, mostrando su ego, los lagos que abajo se forman las tranquilizan con luces que reflejan la tarde croata y las rocas en el suelo. Son tiempos de tranquilidad en los que echo de menos convertir el lugar en un sitio más salvaje o darme un baño a la luz de la luna. Una luna nueva que no aparece. Dejando cada noche que mi viejos conociemientos de astronomía salgan a la luz. Las pléyades, el Triángulo del verano, Denev, Altair y Vega, Arturo o Jupiter aparecen donde siempre. Como antes. Como si para ellas el tiempo no hubiera pasado. Pero aún cuando la señora de la casa confune mi nombre y me llama manager, el roadtripper no puede detenerse y continua su camino.
No hablaré de recorridos obligados del turista cuando visita los antiguos dominios, restos medievales, románicos y góticos, tambíen renacentistas del reino de Ragusa o de la imperial Venecia. Split, Dubrocnik, Trogir, Zadar... Me quedaré con esos momentos en los que se detuvo el tiempo.
Cuando perdidos en islas del mediterráneo olvidadas por el mundo, nuestro coche se quedó en un parking cerca del puerto y nuestros ojos, nuestras almas, disfrutaron de las aguas más claras del mundo, de la brisa más suave del universo, de los mosquitos más voraces del país, cuando nuestros cuerpos humanos se dejaron llevar por el placer de una cena de pescado al estilo salado del lugar en un restaurante perdido en Zavaratija, en un baño esquivando erizos de mar en una bahía olvidada donde ni siquiera los barcos llegan, aparte de pequeñas barcas de pescadores locales. Aún se ven las rencillas, Servios en un lado, Croatas en otros. Familias que al cruzarse en el supermercado se miran con recelo, que en los rincones con el visitante hablan de los otros, de sus miedos, de lo que hicieron. Palabras que recuerdan las imágenes en un escaparate. Imágenes de bombardeos, de calles de siertas, de tiros en las paredes de los edificios en un pueblo perdido que aún no ha sido preparado para el turísmo. De tumbas que hablan de gentes muertas jóvenes, todas entre en 91 y el 95. La vieja manía de este Bosco mío de entrar en los cementerios.

Pero me quedaré con la alegría. Con las risas. Con el humor que nos permite disfrutar de las sombras igual que de las luces del viaje. Una huída del mundo de siempre. Ese del ordenador 24 horas al día, de mails y mensajes con información, noticias, más información, datos, análisis, móviles sincronizados con la agenda, avisos y más avisos, estratégicas, decisiones, viajes de trabajo, lujo en hoteles occidentales ajenos al lugar donde se encuentran, piscinas donde nadar y olvidar, donde relajar los músculos y tranquilizar el alma. Aquí paramos el tiempo. Paramos el mundo. Nos dejamos llevar por las gentes, los lugares y los kilómetros. Hablando inglés, alemán o señas cuando el Croata nos falla.
Y de repente, sin quererlo, nos olvidamos de MlJet o Korcula. Todo ha quedado atrás. La paz, la tranquilidad. De nuevo Venecia. De nuevo sus paseos. Y su camino de vuelta.

Passengers on flight Iberia...please proceed urgently to gate... es el destino que juega a devolverme a la realidad.

Saludos a todos, que ya estoy de vuelta.

Para los viajeros, fotos y demás estarán en la boscoweb pronto. No os impacientéis, que aún tengo que terminar de encender motores. Besos a todos.

7 comentarios:

Always Candy dijo...

Qué viaje más increíble y que forma de contarlo más amena. Haber vivido una reciente guerra es algo que sus habitantes tardarán en olvidar.
Gracias por visitarme (y avisarme de tu regreso)

Bienvenido de nuevo a Madrid!
Besos!

Unknown dijo...

Esas fotos hay que verlas. Me ha gustado una parte especialmente y es la de disfrutar de una cena de pescado en un pueblo perdido.

Bertix dijo...

Pues ahora la vuelta despacito ....

Lo mejor de los viajes para mí, efectivamente, son las sensaciones, los recuerdos, eso que siempre será nuestro.

Bosco dijo...

Fanmi, pues te recomiendo que te pierdas un par de días en un pueblo que se llama Zavaratica, que está en la isla de Korchula. no está en los mapas (bueno, en alguno si que lo he encontrado, pero no en los normales)

Paz y tranquilidad. Eso sí, necesitarás un coche hasta Korchula la capital de la isla, de allí un Ferry hasta el continente, por ejemplo Split, y desde allí un avión a Madrid.

El artista antes conocido como Bosco dijo...

Croacia es una belleza está por descubrir...pero un consejo para viajeros impenitentes :no debe perderse Serbia. Por raro que parezca no todos los Serbios son Mladic o Arkan,y aunque Solana y la UE hayan condenado a ese país al ostracismo y al olvido , Serbia merece descubrirse tambien.

Anónimo dijo...

Eres el perfecto nómada ;)

Me fascina todo lo post-comunista y si en una de estas tengo claderilla y días libres, Croacia cae fijo. Me de mucha rabia pensar en la cantidad de países que hay en el mundo y los pocos que he visitado aún...

Bienvenido de vuelta :)

Bosco dijo...

Bueno, soy un nomada de los de coche de avis y visa en el bolsillo...
Es más fácil así por si las cosas se tuercen...:-)
Y tienes razón, hay tanto por ver...
Por cierto, las tierras suecas son asignatura pendiente para mí.