lunes, julio 31, 2006

Hipodromo

Los árabes también buscan sus más lujosas indumentarias para asistir a las noches de ostentosidad y poder del Madrid de principios de siglo. Los madrileños les imitamos en la costumbre y nuestras damas se visten haciendo gala del glamour de sus figuras resaltadas a la tenue luz que baila en el interior de las jaimas.
Con el brillo en los ojos del que espera de la noche el recuerdo de un mágico momento de verano, la sombra de Bosco se deslizó por la arena que cubría de misterio el Pitacar, moviéndose sigiloso por la luna de Tarifa.
Una ronda, dos rondas para un encuentro meditado en la luna del desierto. Pero Bosco sigue sin encontrar aquello que busca. Hugh ni siquiera llegó a bajarse del coche. Y la sombra del que yacía se disipa para dejar paso al acento extranjero que disfruta como nunca del aire lujoso de esta noche de Madrid.
La magia desaparece en unos sofás en la luna de poniente. La vista hacia las pistas solo echa de menos un guiño de la luna casi nueva. El gentleman disculpa la presencia del mar. Y la humedad de la noche trae frio a los generosos escotes que nos rodean.
Unas fotos con PitaGil por tener algo para recordar.
El domingo me despierta sin energía, con algo de mal humor. Algo sin razón. La sinrazón de un cambio de més en verano.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Madrid por la noche, en verano, es estupendo. Me gusta pasear cuando hay poca gente y cuando la temperatura es agradable. No se, pero es mágico.

Anónimo dijo...

La noche es mágica.

Pero en el hipódromo yo esperaba mucha más magia. Demasiado frío, demasiado apagamiento... Mal, mal... La próxima vez escogeremos una terraza mucho más propicia. Y un paseíto a la luz de la luna por Ciudad Universitaria, o por algún parque medio desierto... (Cuándo vamos a volver a Ciudad Universitaria a tirarnos en el césped!!!???)

Las batidoras ya no son lo que eran. Pero, Mr Pita, ¡aún quedan muchas batidoras por delante! Deja que Hugh salga del coche la próxima vez. Y que Bosco comience a afilarse los colmillos. Aun con luna nueva sus ojos todavía brillan en la oscuridad. Yo los veo brillar de vez en cuando, aunque lo niegues.

Anónimo dijo...

Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!

¿Cuándo nos tiramos en el césped?

;P

Anónimo dijo...

pues no, mis queridos pollos, el anónimo anterior no era yo, aunque suscribo lo de volver a tirarnos en el césped de ciudad universitaria, o en el de mi casa, o en el del parque del oeste o donde sea, el caso es tirarse.

lo de la hoguera será más difícil...

y recordad, amiguitos:
"podéis beber, podéis follar, podéis drogaros, pero en mi puto parking no podéis hacer hogueras!!!!"