lunes, septiembre 01, 2008

Los finales siempre son especiales

El último fin de semana de Agosto suele ser especial. No porque pase algo especial. Es complejo de explicar pero no es necesario algo diferente para que un instante o um momento sea especial. Es más la percepción que uno tiene, la sensación que se le queda.
Para mí el último fin de semana de Agosto siempre huele a cambio. A transición.
Se terminan las vacaciones, la ciudad se llena de nuevo, comienza el correr de un sitio para otro de nuevo y se hace necesrio cambiar otra vez el chip. Volvemos a producir.
Curiosamente no lo siento como un moento de cambio importante. Las decisiones caen cuando tienen que caer y no en momentos de transición de etapas. Y esto no es más que eso, una transición de etapas sin trascendencia alguna. Un cambio de estado de ánimo. De bueno a muy bueno, pero diferente. Tampoco vamos a caer en aquello del otoño, la depresión, el síndrome postvacacional. Honestamente me siento mayor para esas cosas.

Así pues la transición se dió de mano de unas fiestas en este caso de Colmenar. Los que me conozcan sabrán que nunca he sentido ningún aprecio por los toros o el espectáculo que estos traen consigo. No entraré a valorar las implicaciones de respecto a la vida del animal, salvagismo y un largo etc. Pero por H o por B, resultó que el sábado acabé en la plaza de toros observando los comportamientos de la gente y el protocolo de la supuesta fiesta nacional.
El protocolo de la fiesta en sí no me llamó en especial la atención. Algo que se repite siempre de igual forma. Pero si me quedaré con la imagen e aquella plaza. ¿qué imagen? Una vista a la sombra oscura, llena de gentes de mediana edad que disfrutan del espectáculo, los que realmente han venido a verlo; al sol, la contrapartida, peñas y más peñas, gentes de bocadillo y cerveza, de botellón encubierto ante la mirada atenta de la guardia civil y la apariencia respetable del consistorio en forma de presidente arriba en la tribuna. Pasodobles de la banda que se mezclan con la música y los cánticos, orquesta en mano, de las peñas semidesnudas que saltan, bailan, beben, siguiendo de algún modo el protocolo pero ajenas a un espectáculo lejano en la arena. No para todos, si para algunos.

Los amigos, como no podía ser de otra forma, fuimos parte peñista durante la fiesta y durante el resto de la noche. Una peña en forma de Cobra. En honor a aquello que le pasó a OH, tiempo atrás, en un entorno en que no había espaldas en las que se podía guardar. Ella lo había dicho "Me hizo la cobra" Y todo lo que vino detrás aquí quedó reflejado.
Fue el sol nublado de un sábado último de verano, ese que aún dura y que dió paso al cine, uno de invierno o de otoño, que aùn no ha llegado. Peregrinos. Una peli que en otro momento me hubiera impactado más. Aparte del impacto que el trato en momentos despectivos de la directora sobre nuestro país tuvo sobre nuestro coronel, me quiero quedar con la convivencia. Las relaciones de las personas y lo que siempre me ha gustado de estas cosas: la capacidad de la convivencia en entornos nuevos o distintos para hacer que las personas suavicen comprotamientos radicales y aprendan a ponerse en el lugar de otros con sólo imaginar.

Y es que no hay nada mejor que dejarse llevar por la imaginación.

Os dejo una foto, una foto de graduación en el año de la graduación que nada tiene que ver con los peregrinos y mucho con nuestro, el de cada cual, peregrinar particular.





Besitos de lunes

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Un finde muy divertido y muy fundacional. Lo que ha dado esta historia de si!!!!!!! :-)

Spica dijo...

...una forma diferente de despedir agosto...yo me pase el fin de semana como un gatito enjaulado...los cambios me ponen nerviosa...pero en un par de días vuelve todo a su ser...como bien dices...a producir...o al menos, a intentarlo...un abrazo y feliz semana de septiembre...

Erika dijo...

La verdad es que los toros y yo somos incompatibles, no me gusta para nada esa "fiesta" nacional pero bueno cada uno tiene sus gustos. Yo lo despedí en mi playita, con los chiquitines viendo una procesión por el mar mientras me bañaba. Y septiembre también me huele a cambios, cambios que quiero realizar en mi vida.

Anónimo dijo...

Nos gustó mucho la foto.

Besitos de miel