martes, mayo 13, 2008

Soy lo Prohibido



Podría ser un lugar cualquiera de una ciudad caribeña. Colón, en la costa este de Panamá, una taberna cerca del viejo Malecón en la Habana o una tasca, con puntales de madera carcomida por el tiempo en la esquina de una olvidada calle de Santo Domingo.
Pero no podría ser ahora. Tendría que ser en un instante en el que el tiempo se detuvo, en el que la noche dejo paso a un día eterno, de sol al atardecer.
El cuerpo pegajoso, víctima de la humedad del ambiente, a pesar del ventilador en el techo, apenas cubierto por una camiseta, quizás incluso de tirantes, sabría que volvía a estar en el Caribe, en aquella América lejana y a la vez cercana al corazón.

Un lugar comido por el tiempo, por la desidia, en el que las personas se dejan consumir entre vino y cerveza, disfrutando de la buena compañía, turistas venidos de ultramar, parroquianos que ni siquiera se saludan, respetando la intimidad del momento. Todos se conocen. Todos saben que están allí.

Sentarme en aquel rincón siempre me ha proporcionado una tranqulidad algo siniestra quizás, pero siempre cálida.
Siempre cerca de aquel hombre de traje blanco de lino, de sobrero Panamá de medio lado de cigarro Habano que se consume a ritmo sosegado pero constante. Un alma astuta, siempre alerta pero de algún modo adormecida que no pierde la vista de la puerta.
Siemre cerca de aquella joven, morena de piel, vestida de blanco, con tirantes de verano, de ojos como soles marcados por un cerco negro, pintado como muralla de un fondo blanco como la espuma y unas pupilas profundas, infinitas, en las que me pierdo cuando intento bucear en medio de la noche, intentando mantener la mirada, quizás también, la sonrisa.
Siempre cerca de la bella dama de alta alcurnia que sombrilla en mano nos observa desde el reservado, ora vestida de negro,ora de rojo, ora de blanco, de amarillo, siempre a tono con el brillo del sol que entra por las ventanas.
Alrededor, tantas otras caras cansinas que nadan en cervezas al atadecer, después de una dura jornada de trabajo. ¿en el puerto? ¿en los barcos de su majestad? ¿en el campo?
Caras que, como yo, se desdibujan ensimismadas en Alison, mientras canta para todos nosotros esta canción que hoy escucháis en este post.

Imágenes de fantasía que se confunden con la realidad en torno a mí mientras se me escapan los días sin publicar, mientras recuerdo la isla de La Palma y los besos de tus labios tentadores.
El Caribe me atrae y me pide que vuelva a tí.

Aclaración: si, lo sé, últimamente estoy perdiendo un poco el norte, tanto en las formas como en el contenido. La realidad se desdibuja. Pero...
Simplemente dejadme desdibujarla un poco más. Ser un personaje ma´s entre las letras. ya habrá tiempo de volver a la realidad. Espero que lo disfrutéis.

6 comentarios:

...flor deshilvanada dijo...

Claro que lo disfrutamos, no creo que estés perdiendo el norte, es un buenísimo post, escrito desde lo más profundo que parecen ser recuerdos.

Un besito, Bosco!

Denise dijo...

Piérdete, pero con gusto, que se nota que lo pasas bien entre climas cálidos. :-)

Nany dijo...

Déjate llevar hasta donde tu alma quiera, siéntelo y sigue haciéndonos participes de esas escapadas. Saludos

Unknown dijo...

hum..que bien ha sonado ese paraiso virtual que te has diseñado.

Unknown dijo...

PUES a mi me ha ecantado tu divagación...
me gusta.
yo creo que he estado en ese sitio, debe haber millones iguales.

beiss,

Marquesa Azul dijo...

Me encanta que precisamente esta canción inspirase esta entrada. Me parece una bonita inspiración, además, aunque dejas de contar muchísimas otras cosas que posiblemente también te haya ¿inspirado? o ¿recordado?

Besitos.