domingo, mayo 24, 2009

Por encima de la velocidad de la luz



Como un cometa de luz allá lejos en el espacio sideral ajeno al mundo atravieso el tiempo con esa sensación de poder volar hacia delante y hacia atrás en el tiempo sin darme cuenta de que el tiempo no vuelve.
Cuando el tiempo no deja un segundo libre la escalera se vuelve de caracol y al llegar arriba descubres que vuelves a estar abajo en un día de la marmota sin fin.
En cada escalón buscas nuevas actividades, nuevas justificaciones, nuevas iniciativas, todas ellas orientadas a seguir luchando, a la superación, al esfuerzo, a probar cosas nuevas.
Y de repente en uno de ellos das un traspies. Nada raro, nada grave. Pero te permite mirar abajo; mirar arriba; también a los lados.
Y respirar.
Y ver el bosque, los árboles, las hojas, los miles de colores de la primavera; sentir la alergia. Llorar de alegría y dejar que el ímpetu siga empujando. Para poder hacer alguna locura.
El tiempo sigue pasando. Pero las locuras parecn darle sentido. Y es que el tiempo se va. Y todo es tan relativo.

Amberes deja atrás el invierno para dar paso a los tonos verdes de las hojas. El sonido de la noche no me deja dormir. Y el teléfono se conviete en esperanza.
Un viaje planificado apura el valor necesario que queda en un corazón que late fuerte jugando a ser feliz.

Y de rpeente, todo se para. El domingo deja una tarde de música y soledad. Una sobremesa de tranqulidad en la que el minutero, a pesar de su esfuerzo, no es capaz de dar un solo paso más. Y deja tiempo para que el blog levante de su letargo, para que se empieze a hablar del próximo Enjoy y para que, una vez más, el solo salga y se oculte como siempre, entre los rayos de una tormenta cuando mis ojos buscan la luna que se oclulta en algún lugar del cielo escondida tras edificios, árboles o, quizás y más seguramente, escondida detrás de los sueños.

1 comentario:

Unknown dijo...

Huy, esa escalera de caracol marmotera!!