lunes, noviembre 03, 2008

Irrealidad



La mente es sabia. Nos hace ajenos a los miedos, a los peligros, a la realidad. Por eso cuando de repente pasa algo, saltamos sacudidos por un terremoto emocional. Sensaciones de nuevo aunque no siempre esperadas.

Al león le cuesta levantarse por la mañana. Una fiera llena de fuerza y energía pero al que carcome la desidia. Los años pasan por el sin que se de cuenta de lo que puede hacer y que no hace. Ni siquiera piensa en sus miedos.
Mientras, en el banco sigue apareciendo dinero todos los meses.
Mientras, en la tele siguen contando vidas de otros que pasan sin prestarle atención. Las series de la tele evolucionan. El león se sienta dormitando a verlas.
Mientras, en la librería de la esquina siguen apareciendo nuevas novelas que leer sin profundizar.
Mientras las vidas siguen. Y nadie se para a mirar.

Por la tarde no quiero mirar a mi alrededor. Los centros comerciales abruman pero una vez dentro atraen. Las luces actuan como sirenas que guian al espíritu de Ulises hacia la máquina lectora de tarjetas. ¡zas! ¡zas! Otra vez ¡zas! Y que más da.
Pero las personas que hoy van no son las mismas de hace 20 años. 39 de celebración. ¡quién lo diría!.
Tanto tiempo pasado, tantas cosas, alegrías y tristezas. Las cremas y maquillajes no ocultan ya las arrugas de la cara. Y la ropa los trajes, las piezas a precio de oro del centro comercial distraen la imagen de la realidad.
Un día habrá una trajedia. Todos los sabemos. Pero no la queremos mirar. Y seguimos con nuestras vidas esperando ese momento en que nos arrepintamos de no haber estado a la altura en el momento adecuado. De no haber tomado una mano o dado un beso.

Por la noche las hadas y los duendes se preguntan qué ocurrió para que no acabara disfrazado en Halloween. Las cosas cambian pero no quiero que cambién.
Así que las hadas y los duendes juegan en la noche, son los reyes de sus pequeños micromundos. Palabras y bailes que dejan paso a miradas, roces y todo eso que tu mente ahora atina a imaginar.
Pero en la calle atracan a una de las nuestras. El momento tiene muchos finales. Pero solo uno es el bueno, uno no demasiado malo. Solo el susto. Policía, sangre, un móvil perdido. Un nuevo aviso de la realidad.

La resaca de principios de semana hace que el río vuelva a su cauce. Cuando un río desborda no se sabe lo que puede pasar. porque siempre hay gente que vive en la orilla.

A veces me pregunto que pasaría si todos miráramos un poco mas a nuestro alrededor.

Enjoy!

3 comentarios:

Unknown dijo...

pues cosas muy interesantes.

Anónimo dijo...

probablemente mucha gente se asustaría, y volvería a lo mismo de siempre, q es más sencillo

Bertix dijo...

Hay que aprender a sufear, y nadar por debajo de la ola para que no nos arrase.

bss.