Viajar a principios de Semana Santa para volver a la ciudad el jueves o el viernes ofrece la posibilidad de descansar tranquilamente mientras el resto de la gente se agolpa enlos atascos. Sin embargo, en esta ocasión, para mi ha supuesto un frenazo demasiado brusco. Al regreso la soledad me ha podido por una vez y las dudas sobre el futuro dentro de unos años me han vuelto durante unos días autista, recluyendome a la reflexión.
Hoy, 48 horas después, un partido de paddle me devolvera a la realidad que comenzará de nuevo mañana con el golpe de regreso a la oficina.
Sin embargo, es un síntoma de que necesito un cambio. No se cuando llegará. Pero necesito un cambio.
2 comentarios:
Mr. Pita. No hay nada como tener tiempo, así que disfruta de el ;-) 48 horas pasan muy rápido.
El tiempo...ese que siempre se me escapa de las manos
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