Time.
Wheather.
Limit.
Dinner.
Sleep.
Smell.
Breath.
Run.
¡¡¡Shout!!!
19:07 de la tarde; la velocidad de las palabras en el ordenador supera la que quisieron enseñarme de pequeño en aquella clase en un primero escondida tras una plaza. Son palabras que vuelan sobre el papel digital guiadas por la música que suena a todo trapo en la habitación del hotel.
Ventanas, cuadros, una cama igual en mil hoteles en cualquier lugar que vibran con la música y los golpes secos de mis pasos, saltos en paños menores, entre pausas de esta escritura. Media hora, algo más y saldré corriedo para una cena; de nuevo camisa y buenas caras; perdonaremos la corbata.
Amberes enseña los colmillos del frío que se avecina, deja atrás las fotos de postal primaveral del norte del pais de hace unos meses. Enseña la luz tenue e indirecta de las oficinas, los móviles y las calles llenas de joyerias, judíos y diamantes.
Pero sigo saltando, vibrando, emocionado.
La cabeza quiere doler de nuevo. Muchas horas delante del ordeandor pesan sobre una recuperación mínima de la última noche.
Y volveré saltando, saldré gritando.
Paso a la derecha,
Brinco a la izquierda,
Tensión al centro para no perder el equilibrio,
Más gritos, más gritos, más gritos...
El frío da igual.
Totalmente igual.
Porque ha llegado el momento del cambio. Por fin. Y es que este país siempre viene acompañado de noticias.
Supongo que es la resaca del fin de semana.
Porque antes de tomar un vuelo directo a Bruselas una tarde de domingo termina por todo lo alto.
El mejor Enjoy (aunque esté mal que yo lo diga) de los que se celebraron antes; cierto es que no batimos records de asistencia como con en Enjoy VI: Recuerdos del ayer; tampoco hicimos la representación de mayor calidad, creo que ese privilegio le queda a Sé lo que hicisteis en Carnaval. Pero el conjunto brilló en una casa maldita a todas luces y donde por lo menos deben haber ocurrido una colección de asesinatos.
La música se acelera, más y más, y más....voces oscuras resuenan en la habitación. Confío en la insonoridad de estos lugares para extraños que pasan una noche en cada lugar.
Y es que todo va a cambiar. La asíntota tiene toda la pinta de querer volverse vertical. ¿será capaz de poner nuevo nombre a todo? ¿de pintar de rojo el invierno? ¿de verde los días? ¿de azul el cielo gris? ¿será capaz de pintar de amarillo la ropa de los artistas que se enfrenten a la vida con risa y humor?
Y es que hay que fliparlo ya mismo ¡¡¡¡¡¡!!!!!! ¡Los que leen imagino que más! Pero es que así es como hay que terminar.
Terminemos en la cumbre. Como el Enjoy. En la cumbre porque todo salió genial. Representación, juegos, etc, etc, etc.
Atención que comienzan los juegos, quince minutos apenas para cambiarse. Carreras para terminar de poner las pruebas. Juegos. Más juegos. Primera representación sorpredemos con la broma del informático que nadie se atrevió a representar. Arrancamos un aplauso. Me sorprende. Nos vamos. Corren y descansamos. Chocolate para los artistas. Frio y cambio de vestuario. Se abre el telón. Volvemos a los años 20. No veo caras. Los focos las ocultan. Risas, juegos, sorpresa. Rebobinamos y jugamos. Trivial. Nuevas películas. Nuevos juegos. Espectacular cocodrilo que come, juega, salta...¡habla! tic, tac, tic, tac...nos vamos, hay que ver una nueva peli. ¡¡¡¡¡Zaffarrancho de combate!!!! (primera vez que Xavier actua en una producción) Atención grumetes. Combate. Luego habrá lecciones. Sorpresa y juegos. Nada fuera de programa. Eso también vendrá después. Esperamos para el siguiente número. Me pierdo las explosiones. No se puede estar en todo. Pitanhamer aparece finalmente, gorra hacia atrás, gafas de sol, dale las chicas lo bien que lo hacen. El juego es brutal. Esto está a punto de terminar. Número fuera de programa, comida que llegua y cumple. Y magia para hacer aparecer más magia, como el nombre de una herramienta que acaba llamandose magia. Porque es lo que tocaba. Magia.
Y tenemos que jugarnos todo a ¿cara o cruz?
Debate, psicología, marcha, historias, confesiones y lo mejor al día siguiente sin que nadie se de cuenta.
Porque es el momento del cambio.
Se terminaron los Enjoys, al menos en el formato conocido (es la primera vez que digo esto sin estar del todo convencido – siempre antes en otras convocatorias estaba convencido). Quizás por eso este es el fin de verdad. Y que más dá...
Son cosas de la edad. Cuando se es tán joven...tanta juventud acumulada. Porque me encanta escuchar Ojos de Hielo pero ahora toca Anastasia. 10 minutos para partir...
Vamos a volver a saltar. ¿encima del colchón?
El sol brilla sobre el enjoy. Y sobre la vida. Por que es el momento del cambio, un cambio a mejor que marca el fin de una etapa tal y como la comprendía hasta ahora.
Toca dejar cosas para centrarse en lo realmente importante. Es parte del juego y la estrategia. Supongo que esa es la necesidad de cosas ¿nuevas?
Acelera y metele zapatillas que el cambio siempre es mejor que sea rápido para no tener tiempo de mirar hacia atrás.
Porque se acaban muchas cosas, no solo el enjoy...se termina, por ejemplo, este blog. No con pena. Con alegría. Porque ha servido durante estos 3 años para su cometido, algo que hoy ya cumplió. Todo, todos en esta vida tenemos un cometido. Como la canción que suena, que alegra, da vida, ilusiona, da color al gris de la noche belga.
Estará aquí escrito unas semanas más, hasta que empieze mi viaje de peregrinación para luego desaparecer definitivamente de la vida pública (el blog, claro, no asustarse que ¡nos conocemos!)
Peregrinación que mira tu por donde, casualmente, caerá, si finalmente se da, justo en medio de esta etapa de cambio. Porque ya se ha producido el cambio.
Otras cosas cambiar también. En el día a día, en los horarios, en dedicar más tiempo a lo que importa. Y en terminar de una vez. Porque lo importante es ser feliz.
No hay que tener miedo. Porque este cambio no significa romper con todo. Claro que no. Hay cosas que, como se ha demostrado, siempre estarán ahí. Cambian, se adaptan a los tiempos y evolucionan. Y en medio de todo eso, smos felices.
Y es que no merece la pena quedarse en el “cualquier tiempo pasado fue mejor” porque eso no te deja vivir el presente. Y ¡el presente es tan bonito! ¡tan valioso! ¡tan especial! ¡tan abierto a ser explorado por los sentidos...!
Un día aprendes que todo se puede conseguir con ilusión y esfuerzo. Y eso tengo encima de la mesa. Una combinación de ambas cosas y de nuevas perspectivas. La vida sigue por el camino más bonito.
Amigos, uniros a la felicidad. Muchas gracias a los que me habéis acompañado durante 3 años aquí leyendo día a día. Seguimos viendonos.
Muchas gracias a los que habéis disfrutado de un Enjoy desde aquella primera edición, o, incluso antes, desde aquel primer incomprendido Megahit de hace más de 15 años. Seguimos riendonos juntos y viendo fotos, historias, vidas, amigos.
Nos vemos a la vuelta de la esquina.
Besos y abrazos y ¡¡¡¡¡¡¡¡por favor!!!!!!!!!! ¡Ahora mismo poned algo de música y comenzad a bailar! Es imprescindible, necesario, inevitable...
Cantad.
Saltad.
Reid.
Imaginad que perdeis la razón por un segundo.
Que volveis a ser niños.
La vida os espera. La vida nos espera.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡EEEENNNNNNJJJJJOOOOOOYYYYYYY!!!!!!!!!
El Blog de Bosco
¿Trabajo o placer? En cualquier caso, activo, dinámico, divertido, abierto, algo loco a veces, pero sobre todo vivo. Devorador de comentarios de ti, lector y, ahora escritor, locuaz, sensato, equilibrado, atado por la locura, buscador de tesoros, amante de las sorpresas, emprendedor, luchador interior, enemigo de uno mismo. En suma, humano.
miércoles, octubre 21, 2009
domingo, septiembre 06, 2009
músico
¿y tu por qué te dedicas a a música?
Horas y horas de furgoneta de una esquina del pais a la otra. Discotecas de segunda, bares con glamour de plástico y gente que baila sin que quepa la posibilidad de que se acuerden de tu cara.
Libertad. La seguridad de que cada día te levantarás allí donde quieras, siguiendo un sendero poco macado, que se dibuja a cada paso. Supongo que esun sendero difícil de seguir. Sobre todo cuando lo años van pasando y la vida va tomando un cariz más real. Porque la realidad es así, ataca a los sueños destruyendolos poco a poco como una ola que acaba con un castillo de arena.
No sé que papel tiene el egoismo en todo esto. La búsqueda de la fama, del éxito. No sé si más que la rebeldía del que lucha por ser libre.
No sé que llenaría más, que sería fuente de realización, si la magia de subirse al escenario, de ver como todos tararean, bailan, gritan las canciones según las cantas, como la magiase extiende, alcanza a los demás, como todo se desvanece después, con el rabajo terminado, en copas, sonrisas, bares y rincones de pueblos que quizás no vuelvas a pisar.
Amores en cada esquina que un día se convierten en compañía itinerante. Los años, ¡ay los años!
Pero, me cuenta un secreto, esas fiestas de peublo no son sus favoritas. El prefiere aquellos pequeños contratos para una fiesta semi particular, para un concurso. Esa qu termina antes, en la que la gente se va marchando en busca de emociones más fuertes. Las de las bodas. Porque en todas esas al final, si hay suerte, aparece una persona, luego otra persona. Sus miradassuelen ser complices, a saber cual es su historia. A él le gusta imaginarla, inventarla. Contarsela a sí mismocomo se la contaría a sus nietos. Y mientas lo hace sus dedos juegan con la guitarra. Sus compañeros se dan cuenta del guiño y le siguen.
Y la música, cuidaddosamente elegida en esas 3-4 canciones se vuelven complices de un beso, de un tímido roce de labios, de un brillo en los ojos.
Suele llegar entonces un estribillo y un momento culminante.
Luego los protagonistas se pierden entre las sombras. Y todo vuelve a su cauce.
La música termina, las luces se apagan. La furgoneta espera.
Pero el viaje, de nuevo, tiene sentido. Ese es su pequeño secreto.
Vivan las fiestas de los pueblos de fin de verano.
¡ains...!
Horas y horas de furgoneta de una esquina del pais a la otra. Discotecas de segunda, bares con glamour de plástico y gente que baila sin que quepa la posibilidad de que se acuerden de tu cara.
Libertad. La seguridad de que cada día te levantarás allí donde quieras, siguiendo un sendero poco macado, que se dibuja a cada paso. Supongo que esun sendero difícil de seguir. Sobre todo cuando lo años van pasando y la vida va tomando un cariz más real. Porque la realidad es así, ataca a los sueños destruyendolos poco a poco como una ola que acaba con un castillo de arena.
No sé que papel tiene el egoismo en todo esto. La búsqueda de la fama, del éxito. No sé si más que la rebeldía del que lucha por ser libre.
No sé que llenaría más, que sería fuente de realización, si la magia de subirse al escenario, de ver como todos tararean, bailan, gritan las canciones según las cantas, como la magiase extiende, alcanza a los demás, como todo se desvanece después, con el rabajo terminado, en copas, sonrisas, bares y rincones de pueblos que quizás no vuelvas a pisar.
Amores en cada esquina que un día se convierten en compañía itinerante. Los años, ¡ay los años!
Pero, me cuenta un secreto, esas fiestas de peublo no son sus favoritas. El prefiere aquellos pequeños contratos para una fiesta semi particular, para un concurso. Esa qu termina antes, en la que la gente se va marchando en busca de emociones más fuertes. Las de las bodas. Porque en todas esas al final, si hay suerte, aparece una persona, luego otra persona. Sus miradassuelen ser complices, a saber cual es su historia. A él le gusta imaginarla, inventarla. Contarsela a sí mismocomo se la contaría a sus nietos. Y mientas lo hace sus dedos juegan con la guitarra. Sus compañeros se dan cuenta del guiño y le siguen.
Y la música, cuidaddosamente elegida en esas 3-4 canciones se vuelven complices de un beso, de un tímido roce de labios, de un brillo en los ojos.
Suele llegar entonces un estribillo y un momento culminante.
Luego los protagonistas se pierden entre las sombras. Y todo vuelve a su cauce.
La música termina, las luces se apagan. La furgoneta espera.
Pero el viaje, de nuevo, tiene sentido. Ese es su pequeño secreto.
Vivan las fiestas de los pueblos de fin de verano.
¡ains...!
miércoles, agosto 26, 2009
Asíntotas
La vida es una asíntota.
Ahora mismo mi vida sigue el camino de la asíntota. No era consicente de ello hasta ayer cuando durante una cena-charla alguien me lo hizo ver.
Claro que ayer me hablaban de una asíntota horizontal. Y no me gustan las asíntotas horizontales.
Las asíntotas horizontales representan la caída dulce y a la vez infinita. Como un avión que aterriza y que sabe que sin algo que lo frene continuará eternamente.
Y siempre hay algo que te frena.
Pero la suavidad de la asíntota sirve de incienso. Y el incienso atonta. Y cuando estás atontado no ves que vaya a haber algo que te frene.
El susto, el sopetón, puede ser de aupa.
Así es que me siento como un pasajero nervioso del avión a punto de aterrizar que mira desconfiado la naturalidad con la que el piloto y el copiloto se rien en la cabina sin prestar mucha atención a lo que para ellos es rutina.
Y es que el pasajero se da cuenta de que no es dueño de la situación.
Me siento mucho más cómodo con las asíntotas verticales. Estas, claro, tienen un peligro. Puesto que son como una montaña rusa. Tan pronto puedes estar subiendo a toda pastilla como cayendo. Con la diferencia que sabes que la caída también es infinita.
Y debo reconocer que esa caída no es de mis preferidas. En alguna situación me he visto así, en caída libre y aún ciertos errores del pasado podrían traer las mismas consecuencias en los próximos meses. Pero por algún motivo no me da miedo. Porque la caída libre dispara la adrenalina.
NO tanto o al menos no de manera tan emocionante a como lo hace la subida libre. Aunque sea más despacio.
una paradoja, subida libre.
Son devenires de casi Septiembre. Momento para volver a comenzar. A continuar el camino. Previo, eso sí, una pequeña parada para mirar a los lados y elegir la senda a seguir.
Time to wake up
Ahora mismo mi vida sigue el camino de la asíntota. No era consicente de ello hasta ayer cuando durante una cena-charla alguien me lo hizo ver.
Claro que ayer me hablaban de una asíntota horizontal. Y no me gustan las asíntotas horizontales.
Las asíntotas horizontales representan la caída dulce y a la vez infinita. Como un avión que aterriza y que sabe que sin algo que lo frene continuará eternamente.
Y siempre hay algo que te frena.
Pero la suavidad de la asíntota sirve de incienso. Y el incienso atonta. Y cuando estás atontado no ves que vaya a haber algo que te frene.
El susto, el sopetón, puede ser de aupa.
Así es que me siento como un pasajero nervioso del avión a punto de aterrizar que mira desconfiado la naturalidad con la que el piloto y el copiloto se rien en la cabina sin prestar mucha atención a lo que para ellos es rutina.
Y es que el pasajero se da cuenta de que no es dueño de la situación.
Me siento mucho más cómodo con las asíntotas verticales. Estas, claro, tienen un peligro. Puesto que son como una montaña rusa. Tan pronto puedes estar subiendo a toda pastilla como cayendo. Con la diferencia que sabes que la caída también es infinita.
Y debo reconocer que esa caída no es de mis preferidas. En alguna situación me he visto así, en caída libre y aún ciertos errores del pasado podrían traer las mismas consecuencias en los próximos meses. Pero por algún motivo no me da miedo. Porque la caída libre dispara la adrenalina.
NO tanto o al menos no de manera tan emocionante a como lo hace la subida libre. Aunque sea más despacio.
una paradoja, subida libre.
Son devenires de casi Septiembre. Momento para volver a comenzar. A continuar el camino. Previo, eso sí, una pequeña parada para mirar a los lados y elegir la senda a seguir.
Time to wake up
miércoles, agosto 12, 2009
Pasión y mojitos
Debo decir que, además de la coca cola, me gustan los mojitos. En realidad, me gustan los cocktails en general. Cualquier cocktail de hecho. Aunque más que gustarme como saben, que no todos, me gusta prepararlos. Algunos que me conocen, algunos que han leído este sitio durante más de un año habrán incluso enocntrado fotos de alguno de ellos.
Pero lo que más disfruto es compartir los cocktails con amigos, mejor a la orilla del mar en algún lugar escondido, incluso algo remoto, con musiquita, al atardecer. Nada de cafés del mar, que también, pero más personalizados.
Lo malo de esos sitios, si no tienes ganas de lanzarte a hablar ocn los camareros e incluso de dar la nota y conseguir que te dejen preparar algo, es que no suele haber mucha variedad. Y acabas decantándote por el Mojito, porque es fácil, está bueno y gusta.
Al atardecer.
Frente al sol.
Perdonad, que me disipo cerrando los ojos. El caso es que mientras detrás la música lanza a los primeros atrevidos a bailar sobre la arena de la playa, me dedico a observar el panorama, el atardecer, con el mojito a mano. Es el justo premio de esta tarde de noche de Leónidas.
Varios días de duro esfuerzo con la bicicleta bien se merecen estos atardeceres. Y es que no es lo mismo dar una vuelta con la bici por los alrededores de Madrid que subir desde la playa hasta la montaña. Todo chulo yo, con mi coulot y demás equipo...subir, subir. Es una pesadilla. Tampoco tanto tiempo, claro. Pero lo suficiente para que luego la bajada merezca la pena. Cuando te das cuenta de que ha merecido la pena. Porque al principio yo pensaba que estaba bien hacer algo de ejercicio, que eso mismo sería el premio, la satisfacción. Pero no. El premio es la sensación de frescor, de velocidad, al bajar a toma mecha de nuevo hasta el borde de la playa. Claro, cuando te tiras más de un hora de subida que si plin, que si plan, para arriba, luego aunque bajes en 20 min lo cierto es que la sensación es la gloria. Igual en una de esas salto por los aires en un mal golpe, un mal movimiento. Pero mira, es que es tal la sensación...
Luego un bañito, y el atardecer, tras una ducha, en la playa con el mojito.
De veras, es que ser feliz a veces no es tan difícil. Bastan poquitas cosas, muy pocas.
Se acaban dentro de nada las vacaciones de perreo. Es tiempo de volver a casa, ir de boda y, no nos quejaremos, tomar un poco más de vacas, pero estas ya de las de siempre, de las de no perrear, de deportes, ejercicio, visitas, agenda, amigos, risas. Vamos, de las que me suelen gustar. Pero,¡qué diablos!, en esta ocasión también merecía la pena perrear un poco.
Mi cuerpo no se cree que se pueda dormir tantas horas seguidas.
¡Quien me ha visto y quién me ve!
Pero... ¡por una vez...!
Pero lo que más disfruto es compartir los cocktails con amigos, mejor a la orilla del mar en algún lugar escondido, incluso algo remoto, con musiquita, al atardecer. Nada de cafés del mar, que también, pero más personalizados.
Lo malo de esos sitios, si no tienes ganas de lanzarte a hablar ocn los camareros e incluso de dar la nota y conseguir que te dejen preparar algo, es que no suele haber mucha variedad. Y acabas decantándote por el Mojito, porque es fácil, está bueno y gusta.
Al atardecer.
Frente al sol.
Perdonad, que me disipo cerrando los ojos. El caso es que mientras detrás la música lanza a los primeros atrevidos a bailar sobre la arena de la playa, me dedico a observar el panorama, el atardecer, con el mojito a mano. Es el justo premio de esta tarde de noche de Leónidas.
Varios días de duro esfuerzo con la bicicleta bien se merecen estos atardeceres. Y es que no es lo mismo dar una vuelta con la bici por los alrededores de Madrid que subir desde la playa hasta la montaña. Todo chulo yo, con mi coulot y demás equipo...subir, subir. Es una pesadilla. Tampoco tanto tiempo, claro. Pero lo suficiente para que luego la bajada merezca la pena. Cuando te das cuenta de que ha merecido la pena. Porque al principio yo pensaba que estaba bien hacer algo de ejercicio, que eso mismo sería el premio, la satisfacción. Pero no. El premio es la sensación de frescor, de velocidad, al bajar a toma mecha de nuevo hasta el borde de la playa. Claro, cuando te tiras más de un hora de subida que si plin, que si plan, para arriba, luego aunque bajes en 20 min lo cierto es que la sensación es la gloria. Igual en una de esas salto por los aires en un mal golpe, un mal movimiento. Pero mira, es que es tal la sensación...
Luego un bañito, y el atardecer, tras una ducha, en la playa con el mojito.
De veras, es que ser feliz a veces no es tan difícil. Bastan poquitas cosas, muy pocas.
Se acaban dentro de nada las vacaciones de perreo. Es tiempo de volver a casa, ir de boda y, no nos quejaremos, tomar un poco más de vacas, pero estas ya de las de siempre, de las de no perrear, de deportes, ejercicio, visitas, agenda, amigos, risas. Vamos, de las que me suelen gustar. Pero,¡qué diablos!, en esta ocasión también merecía la pena perrear un poco.
Mi cuerpo no se cree que se pueda dormir tantas horas seguidas.
¡Quien me ha visto y quién me ve!
Pero... ¡por una vez...!
martes, agosto 04, 2009
Entre ratas
Hoy quiero escribir algo corto. Centrado en una revindicación que me ha dado por tener en estos días, que siempre he tenido pero que nunca he expresado como voy a hacerlo ahora.
Odio las botellitas de 200 ml de cocacola.
Si, no tengo grandes vicios confesables; nada de tabaco, mínimo el alcohol...pero, que le voy a hacer, soy adicto a la cocacola.
Disfruto especialmente de un vaso de cocacola con su hielo y su limón en cualquier terracita, más si es arropado por la brisa, mejor si es la del mar.
Pero el problema está en el tamaño. Porque llegas tranquilamente de tu paseo, de tu trabajo o de donde sea. Y llegas con calor. Con mucho calor, sofocado, con prisas. Y te sientas. Y pides una cocacola. Y podrían servir la típica lata de 300ml. O el vaso grande de lugares de comida rápida (hasta 500 ml). Pero no; me sirven esos 200 ml que no duran nada. Y me sienta fatal. Y ya sé que es una manía. Que puedo comprar la lata, un vaso grande de burguer o simplemente pedir otra.
Pero no me gusta. Porque rompe el trance perfecto de saborear la cocacola mientras escucho el ronroneo del viento.
Ya veis, manía de viejo. Luego dirán que soy raro porque pida dos de una tanda.
Enjoy!
Odio las botellitas de 200 ml de cocacola.
Si, no tengo grandes vicios confesables; nada de tabaco, mínimo el alcohol...pero, que le voy a hacer, soy adicto a la cocacola.
Disfruto especialmente de un vaso de cocacola con su hielo y su limón en cualquier terracita, más si es arropado por la brisa, mejor si es la del mar.
Pero el problema está en el tamaño. Porque llegas tranquilamente de tu paseo, de tu trabajo o de donde sea. Y llegas con calor. Con mucho calor, sofocado, con prisas. Y te sientas. Y pides una cocacola. Y podrían servir la típica lata de 300ml. O el vaso grande de lugares de comida rápida (hasta 500 ml). Pero no; me sirven esos 200 ml que no duran nada. Y me sienta fatal. Y ya sé que es una manía. Que puedo comprar la lata, un vaso grande de burguer o simplemente pedir otra.
Pero no me gusta. Porque rompe el trance perfecto de saborear la cocacola mientras escucho el ronroneo del viento.
Ya veis, manía de viejo. Luego dirán que soy raro porque pida dos de una tanda.
Enjoy!
domingo, julio 26, 2009
En verano...
Hubiera escrito ayer pero al bajar la noche pintaba ya demasiado oscura y las agujetas pedían sofa y cena en lugar de computador.
Bajaba yo ayer domingo del tejado. Tengo la suerte de vivir en un edificio, llamemosle así, chulo, moderno, a cuyo tejado es fácil acceder y desde el se ve ese mundo oculto de ciudad, antes de barrio, que guarda Madrid en verano. Supongo que en invierno es lo mismo pero el clima se ocupa de esconderlo todo.
Ayer, sin embargo, al atardecer mis pasos me guiaron inconscientemente hacia ese tejado, entre aparatos de aire acondicionado en el que se puede sentir el pálpito de la vecindad.
Se pueden ver de lejos los pequeños patios, jardines interiores, algunas cuerdas con ropa tendida; se puede sentir la vibración de las máquinas que mantienen vivos a los edificios, se pueden ver miles de terminaciones diferentes, ladrillos, encofrados, cuerdas y cables, antenas. Se pueden escuchar las golondrinas al atardecer. Se puede pensar que en algún rincón se esconden gatos que esperan el anochecer para salir a su particular guerra escondidos tras las farolas.
En verano, con camiseta de tirantes y pantalón corto se puede sentir el calor del sol y pensar en que, en verano,el cuerpo produce más melatonina, una hormona que nos pone de mejor humor y más predispuestos al erotismo y se puede pensar, entonces, en todo aquello que estará pasando detrás de las cortinas, detrás de las ventanas. Se podrá pensar que ese pequeño ruido no es sino la muestra de algún amor escondido. Un amor prohibido que se esconde entre gemidos al otro lado de alguna de esa paredes.
Prohibido por lo deseado, por lo incorrecto. Y es que como bien afirman las estadísticas el 44% de la población de esta ciudad ha sido infiel en verano.
Ya se sabe, calor, melatonina, mucho calor, más tiempo libre y menos ropa.
Pero yo prefiero quedarme con la imagen del sol escondiéndose tras las siluetas de los edificios. Esperando ver en ese último segundo un rayo verde.
Por supuesto que es posible ver un rayo verde al ponerse el sol. Dicen que también con la luna o incluso con otros planetas. Es un fenómeno de fácil explicación. Pero no me voy a poner aquí a hablar de refracción, indices entre medios, etc, etc. Bastará decir que es un fenómeno que se produce a veces según el capricho de la naturaleza (o la conjunción de los parámetros ópticos de la Atmósfera entre el Sol y allí donde nos encontremos)
Prefiero quedarme con la leyenda. Los rayos verdes sólo se ven a veces y dice la leyenda, más concretamente, que solo lo ven las personas que están enamoradas.
Leyenda o no, es "bosquiano", romántico al más puro estilo de Becker subir al tejado a buscar el rayo. O simplemente a descansar un ratito y olvidarme de todo después de un completo fin de semana.
Porque el domingo quiso ser un día de reflexión después de un fin de semana de emociones intensas. Yung se nos vuelve a Corea. Y David sobrevivió a su despedida. La boda es inminente.
Y mientras me acuerdo de que hace más unos 10 años me despedí de Unix de igual forma y no la volví a ver, mientras me acuerdo de que hace también 10 años buscaba un rayo verde desde las playas de Mallorca; mientras me acuerdo que hace 10 horas escribimos un nuevo capítulo que marcará diferencia pensando en que hace más de 10 años, unos 15exactamente mi afición a la Astronomía me traía al mundo de los rayos verdes...
Y entonces el sol se oculta, las golondrinas gritan con más ahinco y la cena y el sofa me llaman desde unas plantas más abajo. Mis pasos se encaminan escalera abajo mientras alguno suspira aliviado de que sus pequeños pecados prohibidos siguen siendo un secreto bien guardado.
Después de todo, estamos en verano.
Y como necesito un poquito de mar ¡! :-)
Bajaba yo ayer domingo del tejado. Tengo la suerte de vivir en un edificio, llamemosle así, chulo, moderno, a cuyo tejado es fácil acceder y desde el se ve ese mundo oculto de ciudad, antes de barrio, que guarda Madrid en verano. Supongo que en invierno es lo mismo pero el clima se ocupa de esconderlo todo.
Ayer, sin embargo, al atardecer mis pasos me guiaron inconscientemente hacia ese tejado, entre aparatos de aire acondicionado en el que se puede sentir el pálpito de la vecindad.
Se pueden ver de lejos los pequeños patios, jardines interiores, algunas cuerdas con ropa tendida; se puede sentir la vibración de las máquinas que mantienen vivos a los edificios, se pueden ver miles de terminaciones diferentes, ladrillos, encofrados, cuerdas y cables, antenas. Se pueden escuchar las golondrinas al atardecer. Se puede pensar que en algún rincón se esconden gatos que esperan el anochecer para salir a su particular guerra escondidos tras las farolas.
En verano, con camiseta de tirantes y pantalón corto se puede sentir el calor del sol y pensar en que, en verano,el cuerpo produce más melatonina, una hormona que nos pone de mejor humor y más predispuestos al erotismo y se puede pensar, entonces, en todo aquello que estará pasando detrás de las cortinas, detrás de las ventanas. Se podrá pensar que ese pequeño ruido no es sino la muestra de algún amor escondido. Un amor prohibido que se esconde entre gemidos al otro lado de alguna de esa paredes.
Prohibido por lo deseado, por lo incorrecto. Y es que como bien afirman las estadísticas el 44% de la población de esta ciudad ha sido infiel en verano.
Ya se sabe, calor, melatonina, mucho calor, más tiempo libre y menos ropa.
Pero yo prefiero quedarme con la imagen del sol escondiéndose tras las siluetas de los edificios. Esperando ver en ese último segundo un rayo verde.
Por supuesto que es posible ver un rayo verde al ponerse el sol. Dicen que también con la luna o incluso con otros planetas. Es un fenómeno de fácil explicación. Pero no me voy a poner aquí a hablar de refracción, indices entre medios, etc, etc. Bastará decir que es un fenómeno que se produce a veces según el capricho de la naturaleza (o la conjunción de los parámetros ópticos de la Atmósfera entre el Sol y allí donde nos encontremos)
Prefiero quedarme con la leyenda. Los rayos verdes sólo se ven a veces y dice la leyenda, más concretamente, que solo lo ven las personas que están enamoradas.
Leyenda o no, es "bosquiano", romántico al más puro estilo de Becker subir al tejado a buscar el rayo. O simplemente a descansar un ratito y olvidarme de todo después de un completo fin de semana.
Porque el domingo quiso ser un día de reflexión después de un fin de semana de emociones intensas. Yung se nos vuelve a Corea. Y David sobrevivió a su despedida. La boda es inminente.
Y mientras me acuerdo de que hace más unos 10 años me despedí de Unix de igual forma y no la volví a ver, mientras me acuerdo de que hace también 10 años buscaba un rayo verde desde las playas de Mallorca; mientras me acuerdo que hace 10 horas escribimos un nuevo capítulo que marcará diferencia pensando en que hace más de 10 años, unos 15exactamente mi afición a la Astronomía me traía al mundo de los rayos verdes...
Y entonces el sol se oculta, las golondrinas gritan con más ahinco y la cena y el sofa me llaman desde unas plantas más abajo. Mis pasos se encaminan escalera abajo mientras alguno suspira aliviado de que sus pequeños pecados prohibidos siguen siendo un secreto bien guardado.
Después de todo, estamos en verano.
Y como necesito un poquito de mar ¡! :-)
martes, julio 14, 2009
Conquistando la luna
Un par de días más y hará 40 años que uno de los cohetes Saturno de Von Braum despegó de este planeta en dirección a la Luna para aterrizar allí 4 días después.
Una gran hazaña que vista en retrospectiva fue el resultado del esfuerzo, las ganas, la ilusión y la temeridad.
Los años posteriores demostraron que aún nos faltaba mucho para ser capaces de andar por el espacio como Pedro por su casa. Las misiones ostentosas de la NASA se convirtieron en proyectos de menor presupuesto, mayor cabeza y, en muchos casos, mejores resultados desde el punto de vista científico.
Pero como dijo el viejo Neil Armstrong, un pequeño paso para el hombre...
http://es.wikipedia.org/wiki/Apolo_11
La ilusión todo lo puede. Y detrás siempre están, como no, los medios, la planificación, el esfuerzo...
Sin embargo, sin la ilusión no hay nada.
Ya lo dice el refrán "The person who says it cannot be done should not interrupt the person doing it"
No podía dejar pasar la oportunidad de este post para mencionar aquel hecho histórico. A pesar del tiempo que ha pasado y del poco tiempo que ahora le puedo dedicar mi memoria no olvida, gracias a Dios, tantos buenos momentos a la luz de las estrellas. Pero no penséis mal. Hablo de recuerdos de veranos en épocas de estudiante en las que el telescopio, los choricillos y la buena compañía alargaban las noches. Luego vendrían el ordenador de seguimiento, los motores, las lentes más pontentes, los cursos, etc, etc...pero prefiero quedarme con la imagen de Yebes, de los parejes alejados de la contaminación lumínica de las ciudades y con aquellas fotos de la noche, de la buena compañía, como siempre, de las risas. Por eso no podía dejar de hacer una mención especial a una misión que, después de todo, 8 días después de despegar volvió a la Tierra.
Pero aquello, independientemente de lo rico o pobre del resultado fue un símbolo. Fue el símbolo del "querer es poder"
El resultado del esfuerzo y la ilusión.
Y en eso quiero detenerme más. Porque en esta vida nada hay mejor que la ilusión.
Es difícil describir la ilusión. Muy difícil. Es difícil sentirla; pero cuando llega, cuando las cosas se viven asi, intensamente, entonces ¿qué más da poder o no describirla?
Lo bueno es que todos la vivimos alguna vez. Sin saber muy bien como empezó.
Y es que no hacen falta grandes cosas para ilusionarse. Si bien la ilusión es la fuente de cosas grandes.
Después del apoteósico post anterior, algo derrotista y fruto del cansanción, este es mucho más apoteósico. Y lo es porque habla en positivo de que por fin llegó el verano.
Por fin, este fin de semana pasado, sin saber como ni por qué, el verano llegó. Si, porque no siempre el verano llega cuando la temperatura es la que tiene que ser.
A veces nos embebemos en las obligaciones y los horarios y el tiempo se va. Y un día te das cuenta de que "la oportunidad se fue"
Por eso, a pesar de las circunstancias, esta pasada semana decidí retar a los horarios y salir antes de una reunión para tomar un avión, regresar a tiempo a Madrid y apurando kilómetros, llegar al festival de teatro de Almagro, un clásico anual al que no podía faltar.
La adrenalina trae consigo mucha ilusión siempre. La duda de si llegaré a tiempo hasta el último momento y, finalmente, apagar el móvil, el portátil, los correos, apagarlo todo para darme a los placeres de la vida.
Sol (como ninguno el de las tierras castellanas), el Patio de Fucares (un viejo conocido), una obra que un año más rompe moldes con su estilo provocador, guiados como estamos por el atrevimiento de nuestro guía en estos menesteres, comida, marcha, mojitos, cena...tantas cosas...
El caso es que el tiempo se paró y la ilusión volvió con una actividad ya consolidada pero que gusta, que es atrevida y que sirve para cambiar los aires.
La comida en Valdepeñas sorprendió además con un local extremadamente bueno, con su reservado, su vino afrutado, su comida, sus postres...
Lo cierto es que me la compañía ayudó mucho, muchísimo. Porque renovó un viaje que es más que ir al teatro, es todo un evento, porque detrás de él hay ilusión.
Ahora vuelvo a trabajar pero con otra percepción. Porque ya es verano. Así que, a disfrutarlo. La playa a la vuelta de la esquina. Que ya despertaremos en Septiembre.
Una gran hazaña que vista en retrospectiva fue el resultado del esfuerzo, las ganas, la ilusión y la temeridad.
Los años posteriores demostraron que aún nos faltaba mucho para ser capaces de andar por el espacio como Pedro por su casa. Las misiones ostentosas de la NASA se convirtieron en proyectos de menor presupuesto, mayor cabeza y, en muchos casos, mejores resultados desde el punto de vista científico.
Pero como dijo el viejo Neil Armstrong, un pequeño paso para el hombre...
http://es.wikipedia.org/wiki/Apolo_11
La ilusión todo lo puede. Y detrás siempre están, como no, los medios, la planificación, el esfuerzo...
Sin embargo, sin la ilusión no hay nada.
Ya lo dice el refrán "The person who says it cannot be done should not interrupt the person doing it"
No podía dejar pasar la oportunidad de este post para mencionar aquel hecho histórico. A pesar del tiempo que ha pasado y del poco tiempo que ahora le puedo dedicar mi memoria no olvida, gracias a Dios, tantos buenos momentos a la luz de las estrellas. Pero no penséis mal. Hablo de recuerdos de veranos en épocas de estudiante en las que el telescopio, los choricillos y la buena compañía alargaban las noches. Luego vendrían el ordenador de seguimiento, los motores, las lentes más pontentes, los cursos, etc, etc...pero prefiero quedarme con la imagen de Yebes, de los parejes alejados de la contaminación lumínica de las ciudades y con aquellas fotos de la noche, de la buena compañía, como siempre, de las risas. Por eso no podía dejar de hacer una mención especial a una misión que, después de todo, 8 días después de despegar volvió a la Tierra.
Pero aquello, independientemente de lo rico o pobre del resultado fue un símbolo. Fue el símbolo del "querer es poder"
El resultado del esfuerzo y la ilusión.
Y en eso quiero detenerme más. Porque en esta vida nada hay mejor que la ilusión.
Es difícil describir la ilusión. Muy difícil. Es difícil sentirla; pero cuando llega, cuando las cosas se viven asi, intensamente, entonces ¿qué más da poder o no describirla?
Lo bueno es que todos la vivimos alguna vez. Sin saber muy bien como empezó.
Y es que no hacen falta grandes cosas para ilusionarse. Si bien la ilusión es la fuente de cosas grandes.
Después del apoteósico post anterior, algo derrotista y fruto del cansanción, este es mucho más apoteósico. Y lo es porque habla en positivo de que por fin llegó el verano.
Por fin, este fin de semana pasado, sin saber como ni por qué, el verano llegó. Si, porque no siempre el verano llega cuando la temperatura es la que tiene que ser.
A veces nos embebemos en las obligaciones y los horarios y el tiempo se va. Y un día te das cuenta de que "la oportunidad se fue"
Por eso, a pesar de las circunstancias, esta pasada semana decidí retar a los horarios y salir antes de una reunión para tomar un avión, regresar a tiempo a Madrid y apurando kilómetros, llegar al festival de teatro de Almagro, un clásico anual al que no podía faltar.
La adrenalina trae consigo mucha ilusión siempre. La duda de si llegaré a tiempo hasta el último momento y, finalmente, apagar el móvil, el portátil, los correos, apagarlo todo para darme a los placeres de la vida.
Sol (como ninguno el de las tierras castellanas), el Patio de Fucares (un viejo conocido), una obra que un año más rompe moldes con su estilo provocador, guiados como estamos por el atrevimiento de nuestro guía en estos menesteres, comida, marcha, mojitos, cena...tantas cosas...
El caso es que el tiempo se paró y la ilusión volvió con una actividad ya consolidada pero que gusta, que es atrevida y que sirve para cambiar los aires.
La comida en Valdepeñas sorprendió además con un local extremadamente bueno, con su reservado, su vino afrutado, su comida, sus postres...
Lo cierto es que me la compañía ayudó mucho, muchísimo. Porque renovó un viaje que es más que ir al teatro, es todo un evento, porque detrás de él hay ilusión.
Ahora vuelvo a trabajar pero con otra percepción. Porque ya es verano. Así que, a disfrutarlo. La playa a la vuelta de la esquina. Que ya despertaremos en Septiembre.
viernes, junio 26, 2009
De Mascaras y Enigmas
Se que llevo tiempo sin aparecer por aquí. Más aún, llevo tiempo sin poder dedicarlo a leer vuestros rincones cibernéticos. Llevo tiempo inmerso en un inmenso proceso de transformación o quizás debiera decir, un periodo de evolución.
Siempre que la evolución se presenta en mi vida suele pasarme lo mismo. La actividad se vuelve frenética y me impide dedicarme a las pequeñas cosas. O quizás simplemente me haga olvidarme de ellas, dejándolas aparcadas en un rincón.
No sé si cuando aplico esto a mis fugaces apariciones en este rincón debería tener en cuenta esas teorías que hablan de la vida media de un blog.
Y puesto que no lo sé no lo voy a hacer. Si reconoceré, claro está, que en los últimos tiempos no me he sentido a gusto con el contenido, quizás debiera decir la superficialidad, de los post que escribía. Fruto, como no podía ser d eotra forma, de la falta de tiempo y del aquí te pillo aquí te mato.
Pero hoy es viernes. Mi avión está retrasado. Y escribo desde el aeropuerto de Bruselas. Es un momento, corto, pero adecuado para escribir, para reflexionar.
Un alto en el camino, una parada que pasa desapercibida pues dentro de nada el tren tocará su silvato y la vida volverá a correr.
Atrás quedan muchas cosas hoy. Y no sé si realmente quiero dejarlas atrás. Me llevo conmigo la lección. Más que una muchas lecciones que se aprenden yendo de aquí para allá. Todas juntas, casi sin tiempo para asimilarlas. Lecciones que me atropellan de forma deordenada mientras mis sentidos se ven envueltos en una borágine que por momentos se escapa de mi control.
Pero la capacidad para dormir poco es una gran aliada. Será con los años el puñal que rasgue mi piel y abra mis heridas. Pero es demasiado tarde ya para cambiar ciertos hábitos. Y mucho más para romper con viejos dogmas, con antiguas prioridades. Con los viejos lemas y principios. Duerme cuando mueras.
Bruselas quedará atrás en unos minutos. Quedará atrás un proyecto, una ilusión, un grupo de personas, ideas, risas, tensiones...Llevaremos cada uno hacia delante una experiencia. Unas impresiones.
Atrás quedan, lejamos en el tiempo, los primeros momentos de incertidumbre, la lucha por salir adelante, los lugares idílicos, aquellos rincones de un lugar llamado Meerle perdido en el norte de alguna pate, al sur de quien sabe donde. Atrás queda el invierno y la primavera de lluvia, de frío, de esperanza por ver salir el sol. Totalmente olvidados en estos días de sol, largos como la historia, marcados por la sombra de otros tiempos. Por la imagen oscura de los libros de bachiller. Un bachiller demasiado olvidado ya y nada comparable a las clases que día a día me acompañan. Los tiempos han cambiado. Las prioridades también. Supongo que igual que lo hicieron sin darme cuenta en los últimos más de 10 años en los que unos y otros fueron pasando por, llamémosle así, mis pupitres. Y los que faltan, pues me dejo llevar. Me dejo llevar por más que intento poner cota. Supongo que no se puede acotar el mar.
Y todo se junta. El tiempo falta. Falta y se pierde. Y no da tiempo para nada. La forma no es la adecuada. El esfuerzo necesario se hace demasiado grande al finalizar el día.
Y pasan los lunes durmiendo solo 3 horas. Consigues escribir un artículo. Y llegar a un curso. Aprendes a hablar en público, a atender a la prensa, visitas a clientes y defiendes nuevas propuestas. De nuevo pocas horas. Los días, incluso el más largo no da para nada. Te la juegas. Te la juegas en algo planeado hace semanas y no te juegas nada. Gastas esfuerzo, recursos, y todo sigue igual. No te sorprende que la vda sea así, que no se gana ni se pierda. Nada te sorprende ya. Y duermes menos. Haces kilómetros y visitas nuevos clientes. Y no sabes ya ni donde duermes. Tomas un avión. Te ries al pensar lo que cuestan los hoteles para las pocas horas que estás allí, las pocas horas que aprovechas. De nuevo a dormir menos. Y respondes más mails y hablas por teléfono. Y superas presentaciones, reuniones, firmas contratos, cierras el círculo. Y de repente todo te da igual Nada importa nada. Te quitas la corbata y vas en camiseta de manga corta a ver a un cliente. No contestas al teléfono. Y lo mejor de todo es que no pasa nada. Puedes vivir mucho tiempo de las rentas. De lo que fue y de lo que será. Es el pago de la sociedad.
Y te pierdes del mundo y de repente estás en Salamanca.
Hace muchos años desde la última vez que fui a Salamanca. Prefiero no recorrer los rincones de la ciudad. No tener un nuevo recuerdo de momentos idílicos, de encuentros pasionales, de noches de fiesta con amigos que formaban una identidad. Pero todo termina. Todo y nada queda ya. Por que los recuerdos recuerdos son. Y a veces son necesarios para alimentarnos, cuando tenemos hambre de todo y estamos saciados de nada.
Suongo que podría reflexionar sobre el éxito y el fracaso, que podría reflexionar sobre el por qué si o por qué no de las cosas. Sobre el por qué hacemos lo que hacemos, sobre las expectativas de cada cosa. Pero no merece la pena. Con los años he aprendido a dejarme llevar por el sexto sentido, ese que como hombre no tengo. He aprendido a entener los pensajes que el sol y la luna dan cada día al amanecer o al atardecer. Y en función de eso no creo en las limitaciones. Y tomo el camino adecuado. El que creo más correcto. Porque sólo haciedo eso puede uno estar en paz consigo mismo. No ya con la conciencia, que también, sino con la incertidumbre, las inquietudes, los miedos y seguridades.
Y eso me hace estar feliz, muy feliz, a pesar de todo. Porque esta vida es una carrera de fondo. Y no podemos esperar respuestas y resultados inmediatos a todo lo que hacemos. Es algo que aprendí en tantos años. En el trabajo, en la vida, en el mundo.
Me da la risa. Me da la risa porque tengo la sensación de que hablo como un abuelo de 60 a punto de jubilarse, haciendo balance de lo bueno malo, como si fuera la noche de fin de año.
No me gusta el fin de año. Me quedo con el verano, con el mar. Me quedo con las ganas de vivir.
Me quedo con unas banderas. Un punto de encuentro donde ondean al viento observándolo todo como fiel testigo de lo que fue y de lo que será, de lo que por allí pasará con los años. Me quedo con el sol ocultándose tras las banderas, con el atardecer, con una calle y un rincón románico y gótico. Me quedo con unos sms, con unos telefonazos, me quedo con lo que el destino quiera que sea.
Me quedo con la vida.
La vida que viene de la mano de un fantasma que quiere aparecerse en una carretera. Es tiempo de volver atrás 500 años, no ya como parte de un tercio y mucho menos en Flandes. No tengo nagas de más Rocroi. Se trata de volver atrás todo ese tiempo embrujado por el teatro clásico, por Lope y sus Gatomaquias, todo eso ya vendrá. Playa tranquila y nada más. Y en algún momento Panamá, digo yo, quien sabe.
Como dijo alguien la vida sigue, un año más.
La canción la eligió el destino. Con el coche al amanecer. Espero que haga más ameno esta lectura que hoy creo reusltará especialmente densa y poco comprensible. Es lo que tiene estar desconectado prácticamente un mes y que el avión se retrase dando tiempo para poder contestar. Y aún tengo que recoger el chaqué. ¡Por que la boda es máñana! Pero no os asustéis; no es la mía, por mucho que quien yo me sé eche de menos un evento así aún endrá que esperar.
Avisan de que vamos a embarcar. Son las nueve de la mañana. Llego tarde a Madrid. No cumpliré con la apretada agenda. Mejor. Así tampoco importará que ni siquiera me haya puesto una camisa. A ver si duermo en el avión...y recupero la normalidad.
Siempre que la evolución se presenta en mi vida suele pasarme lo mismo. La actividad se vuelve frenética y me impide dedicarme a las pequeñas cosas. O quizás simplemente me haga olvidarme de ellas, dejándolas aparcadas en un rincón.
No sé si cuando aplico esto a mis fugaces apariciones en este rincón debería tener en cuenta esas teorías que hablan de la vida media de un blog.
Y puesto que no lo sé no lo voy a hacer. Si reconoceré, claro está, que en los últimos tiempos no me he sentido a gusto con el contenido, quizás debiera decir la superficialidad, de los post que escribía. Fruto, como no podía ser d eotra forma, de la falta de tiempo y del aquí te pillo aquí te mato.
Pero hoy es viernes. Mi avión está retrasado. Y escribo desde el aeropuerto de Bruselas. Es un momento, corto, pero adecuado para escribir, para reflexionar.
Un alto en el camino, una parada que pasa desapercibida pues dentro de nada el tren tocará su silvato y la vida volverá a correr.
Atrás quedan muchas cosas hoy. Y no sé si realmente quiero dejarlas atrás. Me llevo conmigo la lección. Más que una muchas lecciones que se aprenden yendo de aquí para allá. Todas juntas, casi sin tiempo para asimilarlas. Lecciones que me atropellan de forma deordenada mientras mis sentidos se ven envueltos en una borágine que por momentos se escapa de mi control.
Pero la capacidad para dormir poco es una gran aliada. Será con los años el puñal que rasgue mi piel y abra mis heridas. Pero es demasiado tarde ya para cambiar ciertos hábitos. Y mucho más para romper con viejos dogmas, con antiguas prioridades. Con los viejos lemas y principios. Duerme cuando mueras.
Bruselas quedará atrás en unos minutos. Quedará atrás un proyecto, una ilusión, un grupo de personas, ideas, risas, tensiones...Llevaremos cada uno hacia delante una experiencia. Unas impresiones.
Atrás quedan, lejamos en el tiempo, los primeros momentos de incertidumbre, la lucha por salir adelante, los lugares idílicos, aquellos rincones de un lugar llamado Meerle perdido en el norte de alguna pate, al sur de quien sabe donde. Atrás queda el invierno y la primavera de lluvia, de frío, de esperanza por ver salir el sol. Totalmente olvidados en estos días de sol, largos como la historia, marcados por la sombra de otros tiempos. Por la imagen oscura de los libros de bachiller. Un bachiller demasiado olvidado ya y nada comparable a las clases que día a día me acompañan. Los tiempos han cambiado. Las prioridades también. Supongo que igual que lo hicieron sin darme cuenta en los últimos más de 10 años en los que unos y otros fueron pasando por, llamémosle así, mis pupitres. Y los que faltan, pues me dejo llevar. Me dejo llevar por más que intento poner cota. Supongo que no se puede acotar el mar.
Y todo se junta. El tiempo falta. Falta y se pierde. Y no da tiempo para nada. La forma no es la adecuada. El esfuerzo necesario se hace demasiado grande al finalizar el día.
Y pasan los lunes durmiendo solo 3 horas. Consigues escribir un artículo. Y llegar a un curso. Aprendes a hablar en público, a atender a la prensa, visitas a clientes y defiendes nuevas propuestas. De nuevo pocas horas. Los días, incluso el más largo no da para nada. Te la juegas. Te la juegas en algo planeado hace semanas y no te juegas nada. Gastas esfuerzo, recursos, y todo sigue igual. No te sorprende que la vda sea así, que no se gana ni se pierda. Nada te sorprende ya. Y duermes menos. Haces kilómetros y visitas nuevos clientes. Y no sabes ya ni donde duermes. Tomas un avión. Te ries al pensar lo que cuestan los hoteles para las pocas horas que estás allí, las pocas horas que aprovechas. De nuevo a dormir menos. Y respondes más mails y hablas por teléfono. Y superas presentaciones, reuniones, firmas contratos, cierras el círculo. Y de repente todo te da igual Nada importa nada. Te quitas la corbata y vas en camiseta de manga corta a ver a un cliente. No contestas al teléfono. Y lo mejor de todo es que no pasa nada. Puedes vivir mucho tiempo de las rentas. De lo que fue y de lo que será. Es el pago de la sociedad.
Y te pierdes del mundo y de repente estás en Salamanca.
Hace muchos años desde la última vez que fui a Salamanca. Prefiero no recorrer los rincones de la ciudad. No tener un nuevo recuerdo de momentos idílicos, de encuentros pasionales, de noches de fiesta con amigos que formaban una identidad. Pero todo termina. Todo y nada queda ya. Por que los recuerdos recuerdos son. Y a veces son necesarios para alimentarnos, cuando tenemos hambre de todo y estamos saciados de nada.
Suongo que podría reflexionar sobre el éxito y el fracaso, que podría reflexionar sobre el por qué si o por qué no de las cosas. Sobre el por qué hacemos lo que hacemos, sobre las expectativas de cada cosa. Pero no merece la pena. Con los años he aprendido a dejarme llevar por el sexto sentido, ese que como hombre no tengo. He aprendido a entener los pensajes que el sol y la luna dan cada día al amanecer o al atardecer. Y en función de eso no creo en las limitaciones. Y tomo el camino adecuado. El que creo más correcto. Porque sólo haciedo eso puede uno estar en paz consigo mismo. No ya con la conciencia, que también, sino con la incertidumbre, las inquietudes, los miedos y seguridades.
Y eso me hace estar feliz, muy feliz, a pesar de todo. Porque esta vida es una carrera de fondo. Y no podemos esperar respuestas y resultados inmediatos a todo lo que hacemos. Es algo que aprendí en tantos años. En el trabajo, en la vida, en el mundo.
Me da la risa. Me da la risa porque tengo la sensación de que hablo como un abuelo de 60 a punto de jubilarse, haciendo balance de lo bueno malo, como si fuera la noche de fin de año.
No me gusta el fin de año. Me quedo con el verano, con el mar. Me quedo con las ganas de vivir.
Me quedo con unas banderas. Un punto de encuentro donde ondean al viento observándolo todo como fiel testigo de lo que fue y de lo que será, de lo que por allí pasará con los años. Me quedo con el sol ocultándose tras las banderas, con el atardecer, con una calle y un rincón románico y gótico. Me quedo con unos sms, con unos telefonazos, me quedo con lo que el destino quiera que sea.
Me quedo con la vida.
La vida que viene de la mano de un fantasma que quiere aparecerse en una carretera. Es tiempo de volver atrás 500 años, no ya como parte de un tercio y mucho menos en Flandes. No tengo nagas de más Rocroi. Se trata de volver atrás todo ese tiempo embrujado por el teatro clásico, por Lope y sus Gatomaquias, todo eso ya vendrá. Playa tranquila y nada más. Y en algún momento Panamá, digo yo, quien sabe.
Como dijo alguien la vida sigue, un año más.
La canción la eligió el destino. Con el coche al amanecer. Espero que haga más ameno esta lectura que hoy creo reusltará especialmente densa y poco comprensible. Es lo que tiene estar desconectado prácticamente un mes y que el avión se retrase dando tiempo para poder contestar. Y aún tengo que recoger el chaqué. ¡Por que la boda es máñana! Pero no os asustéis; no es la mía, por mucho que quien yo me sé eche de menos un evento así aún endrá que esperar.
Avisan de que vamos a embarcar. Son las nueve de la mañana. Llego tarde a Madrid. No cumpliré con la apretada agenda. Mejor. Así tampoco importará que ni siquiera me haya puesto una camisa. A ver si duermo en el avión...y recupero la normalidad.
lunes, junio 01, 2009
Primavera
Si algo me gusta de una noche cualquiera de primavera, aunque sea de domingo, es que con el coche por la carretera vacía y con las ventanillas abiertas la música te permite volar por encima de la calzada, flotar en el espacio infinito y disfrutar del momento en el que el tiempo se detiene drogado por el aroma de las flores de azahar.
El resto da igual, independientemente de que el lunes haya que tomar de nuevo un avión o que no encuentre tiempo para montar en bicicleta.
El resto da igual, independientemente de que el lunes haya que tomar de nuevo un avión o que no encuentre tiempo para montar en bicicleta.
domingo, mayo 24, 2009
Por encima de la velocidad de la luz
Como un cometa de luz allá lejos en el espacio sideral ajeno al mundo atravieso el tiempo con esa sensación de poder volar hacia delante y hacia atrás en el tiempo sin darme cuenta de que el tiempo no vuelve.
Cuando el tiempo no deja un segundo libre la escalera se vuelve de caracol y al llegar arriba descubres que vuelves a estar abajo en un día de la marmota sin fin.
En cada escalón buscas nuevas actividades, nuevas justificaciones, nuevas iniciativas, todas ellas orientadas a seguir luchando, a la superación, al esfuerzo, a probar cosas nuevas.
Y de repente en uno de ellos das un traspies. Nada raro, nada grave. Pero te permite mirar abajo; mirar arriba; también a los lados.
Y respirar.
Y ver el bosque, los árboles, las hojas, los miles de colores de la primavera; sentir la alergia. Llorar de alegría y dejar que el ímpetu siga empujando. Para poder hacer alguna locura.
El tiempo sigue pasando. Pero las locuras parecn darle sentido. Y es que el tiempo se va. Y todo es tan relativo.
Amberes deja atrás el invierno para dar paso a los tonos verdes de las hojas. El sonido de la noche no me deja dormir. Y el teléfono se conviete en esperanza.
Un viaje planificado apura el valor necesario que queda en un corazón que late fuerte jugando a ser feliz.
Y de rpeente, todo se para. El domingo deja una tarde de música y soledad. Una sobremesa de tranqulidad en la que el minutero, a pesar de su esfuerzo, no es capaz de dar un solo paso más. Y deja tiempo para que el blog levante de su letargo, para que se empieze a hablar del próximo Enjoy y para que, una vez más, el solo salga y se oculte como siempre, entre los rayos de una tormenta cuando mis ojos buscan la luna que se oclulta en algún lugar del cielo escondida tras edificios, árboles o, quizás y más seguramente, escondida detrás de los sueños.
sábado, mayo 02, 2009
Chocolate, Guitarra, Tambores y mucho más
Me quedo en Madrid este primero de més. Hay que descansar para superar el agotamiento.
La ciudad está medio parada entre los que se han ido a la playa y los que duermen la siesta preparándose para el partido de esta noche. Más tarde será otra cosa cuando las emociones estén a flor de piel. Es lo que tiene el deporte nacional que tanto importa en este país.
Entre tanto el fin de semana pasado queda ya en el recuerdo. Amberes una vez más me ha robado el tiempo y la semana se pasó tan deprisa de una cosa a la otra que ni siquiera he tenido tiempo de pensar que estaba cansado.
Así que ahora voy a romper con todo y salir a recorrer mundo. Aunque sea por unas horas, aprovechando que la ciudad está descuidada en otras cosas.
Quiero perderme en los recuerdos de la guitarra y los tambores que supusieron un paréntesis en Amberes.
Las sesiones de trabajo son apretadas pero debo reconocer que el rincón elegido es especial. El bosque nos rodea y la presión hace que cuando llega la noche, nos juntemos como uenos amigos a charlar y, como no, expontáneamente cantar, tocar...Mis dedos son ya muy mayores para hacer uso del organo. Me da vergüenza estando junto a manos de artistas. Una guitarra alemana, unos tambores belgas y la voz hispana. La noche, una vez más, echada. Y es que hay que quedarse con esos pequeños detalles para tener buenos recuerdos. Para sonreir siempre.
El mucho más lo pone una cena con los viejos y buenos amigos ayer en casa. Pocas palabras. Muchas sensaciones. Una peli que no se llega a proyectar. Y secretos, como siempre, muchos secretos. Me encantan los secretos.
Y de nuevo, el tiempo pasa. Aún queda un fin de semana más. Y Amberes volverá como una foto encima del escritorio a la que ver cada mañana.
Felicidades a los feriantes.
http://www.goear.com/listen/81bf7fd/Una-Sirena-en-Bruselas-(Julián-Hernández).-Patacho
lunes, abril 20, 2009
Agujetas
Mientras ultimo presentaciones y reuniones antes de que la semana se me vuelva a escapar y me encuentre de nuevo en un avión camino de Amberes cada vez que me giro a drecha o izquierda o me acerco a cualquier sitio siento ese dolor intenso, apacible y - si, seré algo masoquista, que le voy a hacer - agradable de haber sobrepasado el límite físico puntualmente.
Y es que ayer domingo me volví a dejar engañar. Voluntariamente, claro, pero engañado a fin de cuentas.
Y es que apesar de los miedos climáticos del sábado noche, el domingo impulsado por algún espíritu alocado me encontré caminando por las cumbres.
Lo de caminar es un decir. Supongo que se podría aplicar en el caso de ser una cabra. Pero me temo que no es el caso.
Supongo que cuando alguien te habla del callejón del miedo debe referirse a algún sitio donde no resulta muy fácil trepar.
Más cuando te dicen que mejor usamos arneses, cuerdas, friends y un sinfin de términos técnicos (cultura general, supongo).
Mirando hacia atrás recien pasada mi primera experiencia climbing (bueno, algún químico en el pasado no cuenta) no quiero quedarme con los vacios justo debajo de mí - no hay vértigo afortunadamente -, ni con sentirme atascado en alguna grieta - no hay claustrofobia tampoco y había experiencia de cañones - ni con los arañazos. Pero si que me quedo, porque me sorprendió, con las agujetas que se producen, más que nda, por la tensión en las piernas de bailarina fruto de la tensión de ciertos momentos en los que dices, francamente, no sé donde voy a poner la siguiente mano o el siguiente pié...
Me quedo también con el teatro. Y es que cuando la compañía es buena, estos momentos dan mucho juego para el teatro y la posterior conversación con los que no pudieron venir. Victimas y verdugos de este engaño del que además de víctima me considero al menos cómplice.
Y es que ayer domingo me volví a dejar engañar. Voluntariamente, claro, pero engañado a fin de cuentas.
Y es que apesar de los miedos climáticos del sábado noche, el domingo impulsado por algún espíritu alocado me encontré caminando por las cumbres.
Lo de caminar es un decir. Supongo que se podría aplicar en el caso de ser una cabra. Pero me temo que no es el caso.
Supongo que cuando alguien te habla del callejón del miedo debe referirse a algún sitio donde no resulta muy fácil trepar.
Más cuando te dicen que mejor usamos arneses, cuerdas, friends y un sinfin de términos técnicos (cultura general, supongo).
Mirando hacia atrás recien pasada mi primera experiencia climbing (bueno, algún químico en el pasado no cuenta) no quiero quedarme con los vacios justo debajo de mí - no hay vértigo afortunadamente -, ni con sentirme atascado en alguna grieta - no hay claustrofobia tampoco y había experiencia de cañones - ni con los arañazos. Pero si que me quedo, porque me sorprendió, con las agujetas que se producen, más que nda, por la tensión en las piernas de bailarina fruto de la tensión de ciertos momentos en los que dices, francamente, no sé donde voy a poner la siguiente mano o el siguiente pié...
Me quedo también con el teatro. Y es que cuando la compañía es buena, estos momentos dan mucho juego para el teatro y la posterior conversación con los que no pudieron venir. Victimas y verdugos de este engaño del que además de víctima me considero al menos cómplice.
domingo, abril 12, 2009
Noches de Luna Llena
Ideas, sustancias químicas, pequeñas partículas que corren por la mente humana a velocidades de vértigo.
Sensaciones. Milagro de la física que nos define como humanos. Muestra palpable del alma etérea que todos llevamos dentro.
Recuerdos. ¿imágenes de lo que fué, ideas que nos quedan o puras sensaciones?
Un ciclo de luna. Desde que comienza a menguar a mediados de Marzo hasta que vuelve a brillar en todo lo alto de una noche estrellada a mediados de Abril.
La antigua capital de los Flandes Españoles se muestra discreta a un viajero fortuito que se ve envuelto en algo en lo que no está seguro que quiera participar. Mientras las sesiones de trabajo no dejan tiempo para pensar, la mente, juguetona al fin, se entretiene vagando por el paisaje, bosque blanquicino que por azar mezcla tonos verdes y marrones ante la luz que por primera vez cubre el lugar. no será el pirmer viaje. tampoco el úlitmo.
El tiempo pasa. Y la imagen de aquel bosque recorre las terminaciones nerviosas despertando sensaciones de tranqulidad, como si el tiempo no pasara. Como si cada segundo se detuviera para luego volver a arrancar.
El orgullo cae y en el fondo da igual porque lo que realmente aprecia la mente esta vez son los tonos de los árboles. Los susurros del viento jugando con las hojas en el bosque.
Un paisaje de luna nueva bien distinto del desierto Almeriense de la luna nueva.
Un elemento común a ambos lugares. La desidia que la mente percibe en ellos.
Un desierto protegido lleno de pitas que se mezclan con el terreno al borde del mar brillante.
Ese mar que me engulle hacia sus profundidades en un cabo perdido en cualquier rincón del litoral protegido. Cabo de Gata esconde en sus calas hippies de verdad que se mezclan con otros de pacotilla. Esconde en sus curvas caminos a pueblos que guardan secretos de otros tiempos y, sólo por esta vez, guarda los secretos de unos amigos que, como no, juegan.
Se terminan estas vacaciones. Se termina un mes de muchos viajes, de trabajo culminado con relax. El tiempo así lo quiere. Mañana, de nuevo la realidad.
Sensaciones. Milagro de la física que nos define como humanos. Muestra palpable del alma etérea que todos llevamos dentro.
Recuerdos. ¿imágenes de lo que fué, ideas que nos quedan o puras sensaciones?
Un ciclo de luna. Desde que comienza a menguar a mediados de Marzo hasta que vuelve a brillar en todo lo alto de una noche estrellada a mediados de Abril.
La antigua capital de los Flandes Españoles se muestra discreta a un viajero fortuito que se ve envuelto en algo en lo que no está seguro que quiera participar. Mientras las sesiones de trabajo no dejan tiempo para pensar, la mente, juguetona al fin, se entretiene vagando por el paisaje, bosque blanquicino que por azar mezcla tonos verdes y marrones ante la luz que por primera vez cubre el lugar. no será el pirmer viaje. tampoco el úlitmo.
El tiempo pasa. Y la imagen de aquel bosque recorre las terminaciones nerviosas despertando sensaciones de tranqulidad, como si el tiempo no pasara. Como si cada segundo se detuviera para luego volver a arrancar.
El orgullo cae y en el fondo da igual porque lo que realmente aprecia la mente esta vez son los tonos de los árboles. Los susurros del viento jugando con las hojas en el bosque.
Un paisaje de luna nueva bien distinto del desierto Almeriense de la luna nueva.
Un elemento común a ambos lugares. La desidia que la mente percibe en ellos.
Un desierto protegido lleno de pitas que se mezclan con el terreno al borde del mar brillante.
Ese mar que me engulle hacia sus profundidades en un cabo perdido en cualquier rincón del litoral protegido. Cabo de Gata esconde en sus calas hippies de verdad que se mezclan con otros de pacotilla. Esconde en sus curvas caminos a pueblos que guardan secretos de otros tiempos y, sólo por esta vez, guarda los secretos de unos amigos que, como no, juegan.
Se terminan estas vacaciones. Se termina un mes de muchos viajes, de trabajo culminado con relax. El tiempo así lo quiere. Mañana, de nuevo la realidad.
viernes, marzo 20, 2009
¿qué paso con ?
Hace años, allá por los 90, cuando empezaba a quedar atrás la niñez del coche fantástico, el equipo A y V, cuando la pluralidad de la TV nos trajo a las "Mamma Chicho", apareció un programa de TV, no sé si con éxito o sin él, que buscaba en el pasado de quien después de saltar al estrellato había vuelto al olvido.
En aquellos tiempos tan distintos a los de ahora este tipo de movimientos resultaban más extraños. Hoy en día, por el contrario, este mundo parece una montaña rusa.
En los 90 bastaba con ver Sensación de Vivir para estar a la moda. Escuchabas Saturday Night o Ritmo de la Noche y te dejabas llevar.
Supongo que eramos modernos. Al menos modernos a nuestro estilo, claro está, puesto que cada cual tiene su propia manera de vivir su presente y la modernidad es distinta para cada.
Se terminaba la movida en Madrid. Y las hoy restauradas calles del centro, El Dos de Mayo, La Palma, mostraban los restos donde, una veces morían genios, hagamos memoria de Los Secretos, o se forjaban mitos, no dejemos de recordar a Amenabar y su Tesis.
Todo eso quedó atrás. Supongo que muy atrás. Pero no nos damos cuenta. No somos conscientes, o no lo soy al menos yo, de que el tiempo pasa.
Al menos hasta un momento determinado.
En estos días hay poco tiempo, nulo más bien, para la tv en mi caso. Por eso resulta difícil prestar más atención que la de un mero "Stand By" a una pantalla tonta que suena en algún rincón de la casa. Pero sin saber cómo ni por qué, de repente un día caes enganchado de algo. Por tonto que sea.
Eso ocurrió hace dos semanas, cuando mi siempre querido Sobera apareció de repente en un flash back competitivo entre los 70 de mi niñez y los 90 de mi adolescencia.
http://www.losmejoresaños.com/
Supongo que me gustó simplemente porque me hizo darme cuenta de que ya dejé paso a una nueva generación que ocupa el puesto de "modernos en la cresta" Los modernos de veinte en los 90 ya hemos cambiado de vida. Padres de familia, fines de semana tranquilos, dos o tres días de recuperación para una juerguecita...
Y es así por mucho que algunos de nosotros nos enperremos en seguir siendo extremadamente jóvenes para siempre.
Las cosas nunca vienen solas y esta última semana el flash back fue entero al recordar momentos y gentes de los ochenta en una cena muy especial. Y más aún al ver en el facebook la foto de alguien que hacía casi 20 años que no veía. ¡Simplemente me quedé en estado de shock!
Alguno seguro que alega aquello de que estamos en la mejor edad, de que la vida es una cuestión de actitud.
Es verdad, lo compro todo, pero aún así mantengo lo de "los modernos en la cresta" porque la inocencia y la fuerza de esa edad se ve mitigada con el paso del tiempo. Se puede tirar con igual fuerza pero se ven las cosas de otra forma. Se es, digámoslo así, menos impulsivo.
Una reflexión de viernes que quería compartir, nada más, disfrutando de las últimas horas de buen tiempo.
La playa está caada día más cerca.
Enjoy!
En aquellos tiempos tan distintos a los de ahora este tipo de movimientos resultaban más extraños. Hoy en día, por el contrario, este mundo parece una montaña rusa.
En los 90 bastaba con ver Sensación de Vivir para estar a la moda. Escuchabas Saturday Night o Ritmo de la Noche y te dejabas llevar.
Supongo que eramos modernos. Al menos modernos a nuestro estilo, claro está, puesto que cada cual tiene su propia manera de vivir su presente y la modernidad es distinta para cada.
Se terminaba la movida en Madrid. Y las hoy restauradas calles del centro, El Dos de Mayo, La Palma, mostraban los restos donde, una veces morían genios, hagamos memoria de Los Secretos, o se forjaban mitos, no dejemos de recordar a Amenabar y su Tesis.
Todo eso quedó atrás. Supongo que muy atrás. Pero no nos damos cuenta. No somos conscientes, o no lo soy al menos yo, de que el tiempo pasa.
Al menos hasta un momento determinado.
En estos días hay poco tiempo, nulo más bien, para la tv en mi caso. Por eso resulta difícil prestar más atención que la de un mero "Stand By" a una pantalla tonta que suena en algún rincón de la casa. Pero sin saber cómo ni por qué, de repente un día caes enganchado de algo. Por tonto que sea.
Eso ocurrió hace dos semanas, cuando mi siempre querido Sobera apareció de repente en un flash back competitivo entre los 70 de mi niñez y los 90 de mi adolescencia.
http://www.losmejoresaños.com/
Supongo que me gustó simplemente porque me hizo darme cuenta de que ya dejé paso a una nueva generación que ocupa el puesto de "modernos en la cresta" Los modernos de veinte en los 90 ya hemos cambiado de vida. Padres de familia, fines de semana tranquilos, dos o tres días de recuperación para una juerguecita...
Y es así por mucho que algunos de nosotros nos enperremos en seguir siendo extremadamente jóvenes para siempre.
Las cosas nunca vienen solas y esta última semana el flash back fue entero al recordar momentos y gentes de los ochenta en una cena muy especial. Y más aún al ver en el facebook la foto de alguien que hacía casi 20 años que no veía. ¡Simplemente me quedé en estado de shock!
Alguno seguro que alega aquello de que estamos en la mejor edad, de que la vida es una cuestión de actitud.
Es verdad, lo compro todo, pero aún así mantengo lo de "los modernos en la cresta" porque la inocencia y la fuerza de esa edad se ve mitigada con el paso del tiempo. Se puede tirar con igual fuerza pero se ven las cosas de otra forma. Se es, digámoslo así, menos impulsivo.
Una reflexión de viernes que quería compartir, nada más, disfrutando de las últimas horas de buen tiempo.
La playa está caada día más cerca.
Enjoy!
lunes, marzo 16, 2009
Toda Mujer Lleva Dentro una Grace Kelly
Mis disculpas. Entre el trabajo, el poco dormir y este buen tiempo que nos acompaña, he tenido siempre algo que ocupaba mi tiempo impidiéndome actualizar la pasada semana.
Una semana especialmente intensa pero carente de una especial intensidad. Si, suena incongruente, pero no lo es. Uno busca cierta intensidad a veces, una intensidad especial y sin embargo se encuentra inmerso en un sin fin de actividades, muy intensas pero no especiales.
Supongo que muchos de los días de la semana pasada en Madrid fueron así. Unas veces por estar fuera y otras por no ser capaz de salir hacen que los días de sol pasen desapercibidos a veces. Pero siempre llega un momento en que la cosa cambia. En que puedes salir a caminar por la calle y disfrutar del día y sentir, por vez primera en este 2009 el sol en la cara. La melanina haciendo de las suyas.
Simplemente me encanta. De repente se abre la puerta a puentes, vacaciones y otros eventos que, si bien quedan en la distancia aún, se muestran mucho más cercanos.
Es tiempo de descuento para el invierno. Y ya no le queremos.
Así que bailemos como posesos, giremos sobre nosotros mismos al son de la música entrando en éxtasis para recibir a la primavera que nos visita en 6 días. Saltemos, comencemos a quitarnos toda esa ropa del invierno y dejemos que el sol caliente nuestra piel.
Saltemos de nuevo.
Perdamos la respiración y acabemos jadeantes como locos, como niños que pierden el juicio.
Corramos todo lo rápido que podamos, subamos a las montañas a asustar a la nieve, disfrutemos del agua del deshielo, dejemos que la vista halague a aquello que vemos, dejemos que la luz nos ciegue.
Es tiempo de primavera. Y ya se sabe, dejad que la sangre se altere, que suba la bilirubina, etc, etc, etc.
No perdamos el control a lo Historias del Kronen, ni siquiera a lo Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios...
Pero aprovechemos para hacer alguna locura. De esas que se hacen mientras se guiña un ojo al destino.
Se escuchaban ayer por la noche en un local cerca de unas terrazas en las afueras de Madrid las opiniones vertidas por una guapa dama. Ella sostenía, escuchada con atención el ¿chocante? titular de este post.
Quizás es el tipo de cosas que nunca se piensan. Pero de alguna forma estoy de acuerdo.
Toda mujer, supongo que todo ser humano, espera que le hagan sentir especial.
Se hablaba del miedo. De como no queremos jugárnosla hoy. De como todo se reduce a esconder la mano que tiro no ya la piedra si no la china para llamar la atención.
Ella reviindicaba el valor de aquel que se la juega y apuesta, que incluso disfruta con el riesgo, por aquella persona que despierta su, digamoslo así, atención.
Francamente, me encanta el riesgo. Y más en primavera.
Vamonos de vacaciones, por favor. La playa espera.
Enjoy!
Una semana especialmente intensa pero carente de una especial intensidad. Si, suena incongruente, pero no lo es. Uno busca cierta intensidad a veces, una intensidad especial y sin embargo se encuentra inmerso en un sin fin de actividades, muy intensas pero no especiales.
Supongo que muchos de los días de la semana pasada en Madrid fueron así. Unas veces por estar fuera y otras por no ser capaz de salir hacen que los días de sol pasen desapercibidos a veces. Pero siempre llega un momento en que la cosa cambia. En que puedes salir a caminar por la calle y disfrutar del día y sentir, por vez primera en este 2009 el sol en la cara. La melanina haciendo de las suyas.
Simplemente me encanta. De repente se abre la puerta a puentes, vacaciones y otros eventos que, si bien quedan en la distancia aún, se muestran mucho más cercanos.
Es tiempo de descuento para el invierno. Y ya no le queremos.
Así que bailemos como posesos, giremos sobre nosotros mismos al son de la música entrando en éxtasis para recibir a la primavera que nos visita en 6 días. Saltemos, comencemos a quitarnos toda esa ropa del invierno y dejemos que el sol caliente nuestra piel.
Saltemos de nuevo.
Perdamos la respiración y acabemos jadeantes como locos, como niños que pierden el juicio.
Corramos todo lo rápido que podamos, subamos a las montañas a asustar a la nieve, disfrutemos del agua del deshielo, dejemos que la vista halague a aquello que vemos, dejemos que la luz nos ciegue.
Es tiempo de primavera. Y ya se sabe, dejad que la sangre se altere, que suba la bilirubina, etc, etc, etc.
No perdamos el control a lo Historias del Kronen, ni siquiera a lo Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios...
Pero aprovechemos para hacer alguna locura. De esas que se hacen mientras se guiña un ojo al destino.
Se escuchaban ayer por la noche en un local cerca de unas terrazas en las afueras de Madrid las opiniones vertidas por una guapa dama. Ella sostenía, escuchada con atención el ¿chocante? titular de este post.
Quizás es el tipo de cosas que nunca se piensan. Pero de alguna forma estoy de acuerdo.
Toda mujer, supongo que todo ser humano, espera que le hagan sentir especial.
Se hablaba del miedo. De como no queremos jugárnosla hoy. De como todo se reduce a esconder la mano que tiro no ya la piedra si no la china para llamar la atención.
Ella reviindicaba el valor de aquel que se la juega y apuesta, que incluso disfruta con el riesgo, por aquella persona que despierta su, digamoslo así, atención.
Francamente, me encanta el riesgo. Y más en primavera.
Vamonos de vacaciones, por favor. La playa espera.
Enjoy!
martes, marzo 03, 2009
Bailar
Dos semanas muy duras sin horarios de ningún tipo tienen como premio este martes de lluvia.
Dos semanas es lo que ha durado esta montaña rusa. Lo bueno de estas atracciones es que no duran mucho. Supongo que no podrian durar más sin correr el riesgo de morir en el interno.
Lo malo es que cuando uno es masoquista al terminar se vuelve a poner en la cola y si, como es este caso, no hay cola, se convierte en un sin parar de subir y bajar, de expectación en la lenta subida, emociones fuertes en la caida, ilusión en la remontada y, como no, cierta decepción al llegar al final.
Pero no me puedo quedar. Después de todo este último fin de semana volví a ratios normales de horas de sueño / horas del día. Claro que lo que considero normales suele ser bajo...pero aún así todo parece volver a la normalidad.
Es curioso que a pesar de la lluvia espero con ilusión. No sé muy bien qué. Por un lado si, el corto plazo, la maravillosa tertulia que hay preparada para este viernes al más puro estilo Iker Jiménez. Las largas jornadas laborales que últimamente disfruto no tengo aún muy claro por qué. La lectura de mi querido sueco Stier Larsson (si, a pesar de ser bestseller, lo recomiendo) o una comida y kick off de los preparativos para el próximo enjoy.
Todo eso a pesar de que aún no huele a primavera en las calles. ¡Ay, como lo echo en falta!
Lo que pasa es que me fijo en el medio plazo y se ve borroso. Al medio plazo solo le pido unas pequeñas vacaciones, más tomatitos cherries (que me he vuelto adicto) y, mira por donde, que alguien baile conmigo.
Dos semanas es lo que ha durado esta montaña rusa. Lo bueno de estas atracciones es que no duran mucho. Supongo que no podrian durar más sin correr el riesgo de morir en el interno.
Lo malo es que cuando uno es masoquista al terminar se vuelve a poner en la cola y si, como es este caso, no hay cola, se convierte en un sin parar de subir y bajar, de expectación en la lenta subida, emociones fuertes en la caida, ilusión en la remontada y, como no, cierta decepción al llegar al final.
Pero no me puedo quedar. Después de todo este último fin de semana volví a ratios normales de horas de sueño / horas del día. Claro que lo que considero normales suele ser bajo...pero aún así todo parece volver a la normalidad.
Es curioso que a pesar de la lluvia espero con ilusión. No sé muy bien qué. Por un lado si, el corto plazo, la maravillosa tertulia que hay preparada para este viernes al más puro estilo Iker Jiménez. Las largas jornadas laborales que últimamente disfruto no tengo aún muy claro por qué. La lectura de mi querido sueco Stier Larsson (si, a pesar de ser bestseller, lo recomiendo) o una comida y kick off de los preparativos para el próximo enjoy.
Todo eso a pesar de que aún no huele a primavera en las calles. ¡Ay, como lo echo en falta!
Lo que pasa es que me fijo en el medio plazo y se ve borroso. Al medio plazo solo le pido unas pequeñas vacaciones, más tomatitos cherries (que me he vuelto adicto) y, mira por donde, que alguien baile conmigo.
domingo, febrero 22, 2009
En voz baja.
En voz baja se dicen cosas, muchas cosas, las cosas más importantes.
A veces se dicen cosas intimas.
A veces se dicen cosas que no se sienten, sino que simplemente se dicen.
A veces se susurran cosas que da miedo decir.
A veces se da la llave de los sentimientos y del corazón.
Para eso supongo que hay que tener corazón.
Y en alta voz se dicen muchas más cosas. se dice aquello que sale de la boca sin pensar.
En voz alta se rie, se baila. Se dicen y se hacen también cosas bonitas. Pero no se perciben igual de íntimas. Igual de agradables. No parecen salirnos de dentro.
Suponiendo que haya un "dentro"
Es domingo por la tarde, un domingo de invierno que torna a su fin. Sigue habiendo frio pero pasan ya de las seis y aún el sol entra por mi ventana. Y en momentos puntuales se puede pasear por la ciudad sintiendo la piel caliente bombardeada por los rayos del sol. Solamente momentos fugaces. Pero momentos que nos animan porque los días largos están a la vuelta de la esquina.
¿Qué puedo decir?
Se me acumula trabajo en varios frentes. Pero estoy contento porque todo huele a reto.
Duermo poco. Muy poco, en parte porque no paro de una en otra, en parte porque no sirvo para estar tanto tiempo en la cama ¿o sí? Dice alguien que me conoce que tengo que rebajar el ritmo para asentar cabeza. Y simpere que lo dice me pregunto si podré asentar cabeza alguna vez. Si querré.
Una semana junto al mar sin siquiera verlo apenas desde el avión. Cenas y comidas compartiendo mesa con vidas distintas que no son capaces de descubrir lo que se esconde en aquel que se sienta enfrente.
Casas grandes, muy grandes, con familias típicas americanas con tres hijos y una madre que viaja por trabajo a la vieja Europa descubriendose inocente, descubriendo muy buen fondo mientras en la noche de los tiempos encuentra por sorpresa pequeños placeres inocentes, comidas, cenas, pescados, frutas, infusiones y pacharán. A su lado la más dispuesta, aquella que en su juventud visitó este país de regalos de cumpleaños. Aquella cuyo fondo menos inocente no se puede ocultar tras una sonrisa y unas gafas. Entre ellas caras más sinceras, gentes menos miradas, inglesas y belgas y el elemento políticamente incorrecto, nexo de todos ellos, esta vez en forma de pendiente sueco en la oreja izquierda.
Mientras asisto a estos juegos mi mente lucha consigo misma porque quiero irme al norte de la ciudad, quiero escapar, quiero arriesgar y dejarme llevar por el placer. Quiero perderme en la pasión.
Y en ocasiones lo hago.
La semana es como un sueño; un sueño que se construye de la noche a la mañana, algo grande, que se desvanece dando paso al sueño de otros. Miles de personas que van y vienen, que entran y salen, que hablan, rien, y todos como individuos parte de un mismo todo.
Luces, colores, juegos, más juegos...pasión, puestas a tierra, más pasión. Cubitos de hielo. Frío, brisa, mar. Críticas de un conductor, cenas especiales, palabras en otros idiomas, juegos de palabras.
Y mi mente, entretanto, pensando en los tomatitos cherry.
Feliz fin de invierno, my friends.
En voz baja se dicen cosas, muchas cosas, las cosas más importantes.
A veces se dicen cosas intimas.
A veces se dicen cosas que no se sienten, sino que simplemente se dicen.
A veces se susurran cosas que da miedo decir.
A veces se da la llave de los sentimientos y del corazón.
Para eso supongo que hay que tener corazón.
Y en alta voz se dicen muchas más cosas. se dice aquello que sale de la boca sin pensar.
En voz alta se rie, se baila. Se dicen y se hacen también cosas bonitas. Pero no se perciben igual de íntimas. Igual de agradables. No parecen salirnos de dentro.
Suponiendo que haya un "dentro"
Es domingo por la tarde, un domingo de invierno que torna a su fin. Sigue habiendo frio pero pasan ya de las seis y aún el sol entra por mi ventana. Y en momentos puntuales se puede pasear por la ciudad sintiendo la piel caliente bombardeada por los rayos del sol. Solamente momentos fugaces. Pero momentos que nos animan porque los días largos están a la vuelta de la esquina.
¿Qué puedo decir?
Se me acumula trabajo en varios frentes. Pero estoy contento porque todo huele a reto.
Duermo poco. Muy poco, en parte porque no paro de una en otra, en parte porque no sirvo para estar tanto tiempo en la cama ¿o sí? Dice alguien que me conoce que tengo que rebajar el ritmo para asentar cabeza. Y simpere que lo dice me pregunto si podré asentar cabeza alguna vez. Si querré.
Una semana junto al mar sin siquiera verlo apenas desde el avión. Cenas y comidas compartiendo mesa con vidas distintas que no son capaces de descubrir lo que se esconde en aquel que se sienta enfrente.
Casas grandes, muy grandes, con familias típicas americanas con tres hijos y una madre que viaja por trabajo a la vieja Europa descubriendose inocente, descubriendo muy buen fondo mientras en la noche de los tiempos encuentra por sorpresa pequeños placeres inocentes, comidas, cenas, pescados, frutas, infusiones y pacharán. A su lado la más dispuesta, aquella que en su juventud visitó este país de regalos de cumpleaños. Aquella cuyo fondo menos inocente no se puede ocultar tras una sonrisa y unas gafas. Entre ellas caras más sinceras, gentes menos miradas, inglesas y belgas y el elemento políticamente incorrecto, nexo de todos ellos, esta vez en forma de pendiente sueco en la oreja izquierda.
Mientras asisto a estos juegos mi mente lucha consigo misma porque quiero irme al norte de la ciudad, quiero escapar, quiero arriesgar y dejarme llevar por el placer. Quiero perderme en la pasión.
Y en ocasiones lo hago.
La semana es como un sueño; un sueño que se construye de la noche a la mañana, algo grande, que se desvanece dando paso al sueño de otros. Miles de personas que van y vienen, que entran y salen, que hablan, rien, y todos como individuos parte de un mismo todo.
Luces, colores, juegos, más juegos...pasión, puestas a tierra, más pasión. Cubitos de hielo. Frío, brisa, mar. Críticas de un conductor, cenas especiales, palabras en otros idiomas, juegos de palabras.
Y mi mente, entretanto, pensando en los tomatitos cherry.
Feliz fin de invierno, my friends.
martes, febrero 17, 2009
Tomatitos Cherry
¿Cuándo te das cuenta?
Estas hablando, picando algo, charlando distraidamente, riendo...
Ni siquieras tienes muy claro lo que pruebas; es más bien un acto social.
Y de repente algo explota en tu boca.
Ha sido un tomatito cherry.
Si, estaba cocido, algo pasado, pero en su justa medida y al morder, zas!
Ha inundado tu boca de color. Rojo, supongo. No es fácil mirar dentro de la boca y menos delante de tanta gente.
Pero lo sabes. sabes que el rojo líquido ha inundado tu boca.
Y como en un anuncio del último producto del supermercado tu vida cambia.
De repente aunque es febrero, aún es invierno y hace frío, los dos grados que ha subido la temperatura se notan como si fueran 20.
Es lo que tienen las fiestas. Que así empiezan.
Lo confieso. Llevo sin dormir más de 5 horas desde el miercoles pasado y la media no creo que llegue a las 4 horas.
Hoy voy a dormir 7...no me lo creo...
Es la dura vida de trabajo y vida social y ambos a veces mezclado de los últimos meses.
Clientes, presentaciones, encuentros, cenas, comidas, copas...
Y en medio de todo aquello algunos tomates. No, no de los de los calcetines. No, tomates de esos de la fruteria, jugosos, muy rojos. Y es que el tomate es muy bueno para la salud. Abundancia de tomates en las cenas de esta semana fuera.
Pero, ¡que le vamos a hacer!, estos tomates tienen poco de especial. Son eso, simplemente tomates.
Pero, ¡ay donde está el tomatito cherry! ¡donde quedó aquel que me sorprendió tan por sorpresa en la cena del sábado!
Y seguimos buscando.
Supongo que no puedo negar que me molan los tomates.
Enjoy de casi miercoles
Estas hablando, picando algo, charlando distraidamente, riendo...
Ni siquieras tienes muy claro lo que pruebas; es más bien un acto social.
Y de repente algo explota en tu boca.
Ha sido un tomatito cherry.
Si, estaba cocido, algo pasado, pero en su justa medida y al morder, zas!
Ha inundado tu boca de color. Rojo, supongo. No es fácil mirar dentro de la boca y menos delante de tanta gente.
Pero lo sabes. sabes que el rojo líquido ha inundado tu boca.
Y como en un anuncio del último producto del supermercado tu vida cambia.
De repente aunque es febrero, aún es invierno y hace frío, los dos grados que ha subido la temperatura se notan como si fueran 20.
Es lo que tienen las fiestas. Que así empiezan.
Lo confieso. Llevo sin dormir más de 5 horas desde el miercoles pasado y la media no creo que llegue a las 4 horas.
Hoy voy a dormir 7...no me lo creo...
Es la dura vida de trabajo y vida social y ambos a veces mezclado de los últimos meses.
Clientes, presentaciones, encuentros, cenas, comidas, copas...
Y en medio de todo aquello algunos tomates. No, no de los de los calcetines. No, tomates de esos de la fruteria, jugosos, muy rojos. Y es que el tomate es muy bueno para la salud. Abundancia de tomates en las cenas de esta semana fuera.
Pero, ¡que le vamos a hacer!, estos tomates tienen poco de especial. Son eso, simplemente tomates.
Pero, ¡ay donde está el tomatito cherry! ¡donde quedó aquel que me sorprendió tan por sorpresa en la cena del sábado!
Y seguimos buscando.
Supongo que no puedo negar que me molan los tomates.
Enjoy de casi miercoles
lunes, febrero 09, 2009
Qué difícil
La mente necesita ciertas drogas que le inspiren tranquilidad. No me entendáis mal. Ya sabéis de qué drogas hablo. De esas intangibles que nos dan los momentos, las personas, esas que se reflejan en sensaciones.
Es cierto que a veces las drogas no son suficientes. O quizás resulta que nos acostumbramos a ellas y pierden su efecto. O simplemente tenemos el dudoso placer de tener mentes tan inquietas que necesitan cada vez dosis más fuertes, también dosis nuevas.
Cuando uno no tiene su dosis la mente se agita; El cuerpo se tensa; La piel pica; Los nervios extreman su sensibilidad. Acabamos viéndonos en un rincón jugando con las espinas de una rosa que encontráramos por casualidad.
Supongo que así son las cosas a veces. Porque hay un momento en el que jugar con espinas se torna aburrido. Y salir a la calle da pereza porque hace frío. Y escuchar la música no aporta nada nuevo, ni siquiera sensaciones.
Es la desidia.
Siendo honesto no sé bien como se llega hasta ahí. Pero no hay nada peor que estar de vuelta de todo. Porque se pierde la ilusión por las cosas nuevas. Se pierde todo y se tiene nada.
Por eso es importante estar atentos.
Porque ante cualquier sospecha de desidia no hay más que ser fiel a la máxima, casi un principio:
"CARPE DIEM"
Y es que el tiempo no nos lo devuelve nadie.
No podemos dejar que nadie nos lo robe.
A veces es necesario decirnos a nosotros mismos estas cosas para luego escucharnos con atención. Que son tantos los momentos en los que nos movemos con nuestras máscaras sociales que llegamos a creernoslas. Y dejamos de ser nosotros mismos.
Es cierto que a veces las drogas no son suficientes. O quizás resulta que nos acostumbramos a ellas y pierden su efecto. O simplemente tenemos el dudoso placer de tener mentes tan inquietas que necesitan cada vez dosis más fuertes, también dosis nuevas.
Cuando uno no tiene su dosis la mente se agita; El cuerpo se tensa; La piel pica; Los nervios extreman su sensibilidad. Acabamos viéndonos en un rincón jugando con las espinas de una rosa que encontráramos por casualidad.
Supongo que así son las cosas a veces. Porque hay un momento en el que jugar con espinas se torna aburrido. Y salir a la calle da pereza porque hace frío. Y escuchar la música no aporta nada nuevo, ni siquiera sensaciones.
Es la desidia.
Siendo honesto no sé bien como se llega hasta ahí. Pero no hay nada peor que estar de vuelta de todo. Porque se pierde la ilusión por las cosas nuevas. Se pierde todo y se tiene nada.
Por eso es importante estar atentos.
Porque ante cualquier sospecha de desidia no hay más que ser fiel a la máxima, casi un principio:
"CARPE DIEM"
Y es que el tiempo no nos lo devuelve nadie.
No podemos dejar que nadie nos lo robe.
A veces es necesario decirnos a nosotros mismos estas cosas para luego escucharnos con atención. Que son tantos los momentos en los que nos movemos con nuestras máscaras sociales que llegamos a creernoslas. Y dejamos de ser nosotros mismos.
lunes, febrero 02, 2009
Casualidades de la vida
Al hilo del post de la semana pasada me comenta facebook, que de esto parece saber mucho, que si hay una canción que me pueda caracterizar esta es "The Great Escape"
(si, David, aquí está el enlace a la canción :-)
Supongo que será por aquello de la letra, nunca mejor aplicada a eso de escapar, de encontrar un destino, un camino, un sendero, un lugar. O más o menos o al menos tomándola según nos interesa que para estas cosas es mejor siempre adoptar la visión del vidente. Ya se sabe, 100 veces creeré ver a un espectro pero nunca pasará nada. Una de las veces que lo crea ocurrirá una desgracia y entonces habrá sido una premonición
Bromas aparte, simplemente me ha hecho gracia. Y lo ha hecho en un fin de semana un tanto aburrido, de esos de a ver si se termina ya el mal tiempo y sin embargo no deja de nevar. De verdad, se trata nada más de que aparezca el sol, nada de subidas bruscas de la temperatura. Mi melanina lo necesita. Mi piel...
Porque ya va siendo hora, de verdad. Hora de poder salir a la calle menos abrigado, de poder hacer deporte al aire libre sin que las manos se tornen rojas, de poder olvidar si va a llover o no...
Supongo que alguno de los lectores que me acompañó este fin de semana habría esperado algún comentario más...no sé, más críptico, más lleno de contenido, una de esas elucubraciones que nadie entiende pero la verdad es que de momento prefiero no hablar del destino, de lo que vendrá, de lo que deparará las próximas semanas. No me interesa. Carpe Diem. Esta vez más que nunca.
Pero...bueno, vale, no me puedo contener...solo un comentario. Encontrar la felicidad en los pequeños detalles por tontos que sean es necesario y bonito. Sin embargo en otros momentos es peligroso porque queremos fijarnos en detalles que no estamos seguros del todo de que nos hagan felices. Hasta el punto de que cuando tenemos que decidir no sabemos por donde tirar.
Supongo que los dioses griegos o egipcios tendrían estas cosas más claras. O, más aún, los romanos que hacían gala de su existencia de una forma mucho más superficial, sin entrar en debates filosóficos.
Por eso hoy prefiero sentirme romano. Un romano totalmente superficial.
(si, David, aquí está el enlace a la canción :-)
Supongo que será por aquello de la letra, nunca mejor aplicada a eso de escapar, de encontrar un destino, un camino, un sendero, un lugar. O más o menos o al menos tomándola según nos interesa que para estas cosas es mejor siempre adoptar la visión del vidente. Ya se sabe, 100 veces creeré ver a un espectro pero nunca pasará nada. Una de las veces que lo crea ocurrirá una desgracia y entonces habrá sido una premonición
Bromas aparte, simplemente me ha hecho gracia. Y lo ha hecho en un fin de semana un tanto aburrido, de esos de a ver si se termina ya el mal tiempo y sin embargo no deja de nevar. De verdad, se trata nada más de que aparezca el sol, nada de subidas bruscas de la temperatura. Mi melanina lo necesita. Mi piel...
Porque ya va siendo hora, de verdad. Hora de poder salir a la calle menos abrigado, de poder hacer deporte al aire libre sin que las manos se tornen rojas, de poder olvidar si va a llover o no...
Supongo que alguno de los lectores que me acompañó este fin de semana habría esperado algún comentario más...no sé, más críptico, más lleno de contenido, una de esas elucubraciones que nadie entiende pero la verdad es que de momento prefiero no hablar del destino, de lo que vendrá, de lo que deparará las próximas semanas. No me interesa. Carpe Diem. Esta vez más que nunca.
Pero...bueno, vale, no me puedo contener...solo un comentario. Encontrar la felicidad en los pequeños detalles por tontos que sean es necesario y bonito. Sin embargo en otros momentos es peligroso porque queremos fijarnos en detalles que no estamos seguros del todo de que nos hagan felices. Hasta el punto de que cuando tenemos que decidir no sabemos por donde tirar.
Supongo que los dioses griegos o egipcios tendrían estas cosas más claras. O, más aún, los romanos que hacían gala de su existencia de una forma mucho más superficial, sin entrar en debates filosóficos.
Por eso hoy prefiero sentirme romano. Un romano totalmente superficial.
martes, enero 27, 2009
Una llama en el horizonte
Como almas en pena que desconocen su sino nos movemos por este mundo en días oscuros como hoy, en pleno invierno.
Como zombies vivimos lo cotidiano, el camino al trabajo, el atasco, las prisas, el correr a cumplir con una y otra obligación.
Zombies empujados por un hechizo en contra de nuestra propia naturaleza.
Como vampiros presa de su maldición nos atenemos el fin de semana a los estereotipos y dejamos que los vicios llenen, como sangre chupada de nuestras víctimas, nuestros cuerpos cargándolos de fuerza para volver a ser zombies al día siguiente; convirtiéndonos en víctimas de nosotros mismos.
Como presos de una bruja en una jaula tras los barrotes pasamos los días.
¿Quién se atreve a vivir abiertamente sin esconderse detrás de una mascara?
Aún es pronto para que el carnaval nos traiga su fiesta pagana. Sexo, placer, desenfreno y mucho más en la caída de los valores, de la moral, de todo lo bueno y lo malo a un simple placer por el placer, vivir por vivir. La simpleza que nos da la vida.
Pero un día al despertar descubres que la droga ya no produce el efecto esperado y que la resaca pesa mucho sobre la mente de cuerpos, supongo, ya no tan fuertes y un poco más depauperados.
Ese día descubres que necesitas un bastón para apoyarte, un hombro en el que llorar, un oido al que susurrar, una sonrisa a la que mirar, un motivo por el que reir.
Ese día descubres que ya no quieres hacer lo de siempre. Que quieres romper. Que quieres luchar.
O quizás también que quieres morir.
Y ese día como si fueras un héroe te atreves a salir a la calle y dejar el pasado atrás. Romper las cadenas, el trabajo, los comportamientos sociales, la hipocresía. Ese día, en medio de una fiesta te quitas tu máscara real ocultándote bajo una máscara de carnaval al más puro estilo Eyes Wide Shut.
Y una vez en la calle gritas. Porque sientes que hay que gritar. Porque el cerebro se excita al sentir al corazón acelerarse; porque la vida se te escapa en cada salto que pegas. Porque echas a correr. Corres sin parar, sin destino, sin lugar hacia el que ir; un acto reflejo.
Y gritas de nuevo como única vía de escape frente a la desesperación
En ese momento solo te salva mirar al frente, falto de aire y ver, allí, en el horizonte, una pequeña llama. Una vela que a veces te mira, a veces se rie de ti.
Una vela que no se apaga con el viento.
En ese momento sabes porqué corrías, porqué gritabas y porqué te dejabas llevar. Un motivo para continuar en el camino. Para seguir.
Y mientras unos corren en busca de su llama, otros se quedan. Los poseedores de más suerte, simplemente víctimas de su estado zombie dejandose llevar, una vez más, sin saber porqué. Simplemente chupandose la sangre dia a día.
Los más infelices descubriendo como otros siguen a su llama y ellos no tienen llama a la que perseguir.
A ver si llega ya la primavera y vuelven a florecer las plantas del jardín.
Para poder despertar en algún lugar a la orilla del mar; un lugar un tanto decrépito, colonial, en el que amanecer bajo el sol en short y camiseta.
Un lugar en el que olvidar a los zombies, a los vampiros y a las máscaras del día a día.
Un lugar en el que amanecer contigo.
martes, enero 20, 2009
Vida y sociedad
Hay cosas que no se aprenden. O mejor dicho, aunque se aprendan, no se asimilan.
En el colegio y en el instituto siempre nos han enseñado materias, llamémoslas objetivas. La historia es como es (a pesar de las emocionantes visiones un tanto subjetivas de algún profesor), las matemáticas son exactas, la física y la química son muy apasionantes pero eminentemente pragmáticas...
En el colegio también aprendemos otras cosas. Gymnasia, ética, religión en algunos casos. Asignaturas todas ellas algo politizadas o devaluadas que sin embargo tienen un extraordinario valor en la formación de las personas. Asignaturas que por otro lado considero escasas.
Y es que hay un "algo" que nos convierte a cada uno en lo que somos independientemente de lo que estudiemos. Así unos se comportan refugiándose en su mundo particular, otros son más extrovertidos; algunos son más inocentes o más espabilados, algunos prefieren estar siempre al frente, otros pasar desapercibidos. Elementos todos ellos que van más allá de cosas tales como el sexo o la religión pero que se marcan claramente cuando se habla de estos temas y que dependen de habilidades que se desarrollan con tantos y tantos ejercicios y actividades: deporte, teatro, expresión corporal...todo ello por supuesto bajo el manto inequívoco de la familia, elemento fundamental en todo esto. Y entiendo aquí familia como nuestro entorno de padres, hermanos, amigos, profesores, vecinos, etc. Porque cada uno de ellos influye a su manera, poco o mucho, en cada uno de nosotros.
Todas estas influencias, además, no terminan como las matemáticas o la historia en la época escolar sino que nos acompañan en cada momento de nuestra vida.
Es curioso como no nos damos muchas veces cuenta de todo esto. Supongo que los sistemas están pensados para que nadie se de cuenta. Porque es un arma extraordinaria. Un arma perfecta. Si todo lo que hicieramos, dijésemos, etc, estuviera pensado de acuerdo a esa visión del cómo vamos a influenciar a nuestro entorno y todo lo que interacciona con nosotros lo vemos como posible influencia, en tal caso, una de dos: o nos volvemos locos o desarrollamos unas capacidades sociales increibles.
Supongo que esa es la virtud, o parte de la virtud de un líder. Aunque hay muchas más.
Una disertación un tanto atípica para este foro, lo sé. Una disertación por otro lado muy incompleta pero que me vino a la cabeza mientras leía el periódico viendo a Obama cambiar la historia.
Y es que todos y cada uno de nosotros tiene el poder de cambiar la historia. Pero la mayoría no es consciente de ello.
Enjoy de martes ;-)
En el colegio y en el instituto siempre nos han enseñado materias, llamémoslas objetivas. La historia es como es (a pesar de las emocionantes visiones un tanto subjetivas de algún profesor), las matemáticas son exactas, la física y la química son muy apasionantes pero eminentemente pragmáticas...
En el colegio también aprendemos otras cosas. Gymnasia, ética, religión en algunos casos. Asignaturas todas ellas algo politizadas o devaluadas que sin embargo tienen un extraordinario valor en la formación de las personas. Asignaturas que por otro lado considero escasas.
Y es que hay un "algo" que nos convierte a cada uno en lo que somos independientemente de lo que estudiemos. Así unos se comportan refugiándose en su mundo particular, otros son más extrovertidos; algunos son más inocentes o más espabilados, algunos prefieren estar siempre al frente, otros pasar desapercibidos. Elementos todos ellos que van más allá de cosas tales como el sexo o la religión pero que se marcan claramente cuando se habla de estos temas y que dependen de habilidades que se desarrollan con tantos y tantos ejercicios y actividades: deporte, teatro, expresión corporal...todo ello por supuesto bajo el manto inequívoco de la familia, elemento fundamental en todo esto. Y entiendo aquí familia como nuestro entorno de padres, hermanos, amigos, profesores, vecinos, etc. Porque cada uno de ellos influye a su manera, poco o mucho, en cada uno de nosotros.
Todas estas influencias, además, no terminan como las matemáticas o la historia en la época escolar sino que nos acompañan en cada momento de nuestra vida.
Es curioso como no nos damos muchas veces cuenta de todo esto. Supongo que los sistemas están pensados para que nadie se de cuenta. Porque es un arma extraordinaria. Un arma perfecta. Si todo lo que hicieramos, dijésemos, etc, estuviera pensado de acuerdo a esa visión del cómo vamos a influenciar a nuestro entorno y todo lo que interacciona con nosotros lo vemos como posible influencia, en tal caso, una de dos: o nos volvemos locos o desarrollamos unas capacidades sociales increibles.
Supongo que esa es la virtud, o parte de la virtud de un líder. Aunque hay muchas más.
Una disertación un tanto atípica para este foro, lo sé. Una disertación por otro lado muy incompleta pero que me vino a la cabeza mientras leía el periódico viendo a Obama cambiar la historia.
Y es que todos y cada uno de nosotros tiene el poder de cambiar la historia. Pero la mayoría no es consciente de ello.
Enjoy de martes ;-)
lunes, enero 12, 2009
2009 o la fuerza del Sino
No es que me haya dado por retomar lecturas del Duque de Rivas si bien siempre es agradable recordar la qu fue una de mis primeras interpretaciones sobre un escenario.
Ahora que el temporal remite y antes de que vuelva (que seguro que nos toca), nos enfrentamos al primer lunes después del periodo navideño, de nuevo semanas sin días festivos, carga total en la oficina, niños al colegio, obligaciones, actividades, etc, etc, etc.
Ahora, el sol nos hace un guiño en esta mañana de lunes indicándonos que los días cada vez son más largos (si, ya sé que esta mañana al levantarnos no había amanecido y habia un frío de narices); y que la primavera, esta ahí (si, a dos meses, ya lo sé) pero llegando, lenta y segura.
Y es que en medio de tanta crisis, las almas positivas nos damos cuenta de repente que después de un año que parecía positivo y que fue par y bisiesto (toma, para los supersticiosos) nos llega un 2009 donde el destino de nuevo llamará a nuestra puerta. Y solo tenemos que encontrar el camino más adecuado para recorrerlo.
En esta mañana de lunes quiero hablar de "Die Welle", La Ola para los neófitos en la lengua germana. Una peli que recomiendo ver. Muchos temas a tratar como consecuencia de la misma.
Por un lado la facilidad de manipulación sobre las masas (si, todos, aunque digamos que vamos por libre, somos parte de la masa). Aunque no sea tan fácil como a unos niños, es fácil si damos la esperanza que la gente busca. Si damos aquello que se pide. Un mensaje, algo fácil, simplemente esperanza.
Por otro, la divergencia entre la individualidad y la colectividad. Cuando no somos capaces de encontrar nuestra identidad como individuos y la encontramos en un grupo somos carne de cañón. Porque romperemos todas las reglas por el grupo
Finalmente, la difícil tarea de un profesor, donde se mezclan las obligaciones y el buen hacer con los propios miedos y temores o simplemente con la propia personalidad. Una tarea donde la acción más simple puede marcar a individuos al no estar personalizada puesto que la tarea del profesor se aplica a la clase, al colectivo, al grupo.
En fin, vamonos ya con los juegos de invierno. Enjoy!
Ahora que el temporal remite y antes de que vuelva (que seguro que nos toca), nos enfrentamos al primer lunes después del periodo navideño, de nuevo semanas sin días festivos, carga total en la oficina, niños al colegio, obligaciones, actividades, etc, etc, etc.
Ahora, el sol nos hace un guiño en esta mañana de lunes indicándonos que los días cada vez son más largos (si, ya sé que esta mañana al levantarnos no había amanecido y habia un frío de narices); y que la primavera, esta ahí (si, a dos meses, ya lo sé) pero llegando, lenta y segura.
Y es que en medio de tanta crisis, las almas positivas nos damos cuenta de repente que después de un año que parecía positivo y que fue par y bisiesto (toma, para los supersticiosos) nos llega un 2009 donde el destino de nuevo llamará a nuestra puerta. Y solo tenemos que encontrar el camino más adecuado para recorrerlo.
En esta mañana de lunes quiero hablar de "Die Welle", La Ola para los neófitos en la lengua germana. Una peli que recomiendo ver. Muchos temas a tratar como consecuencia de la misma.
Por un lado la facilidad de manipulación sobre las masas (si, todos, aunque digamos que vamos por libre, somos parte de la masa). Aunque no sea tan fácil como a unos niños, es fácil si damos la esperanza que la gente busca. Si damos aquello que se pide. Un mensaje, algo fácil, simplemente esperanza.
Por otro, la divergencia entre la individualidad y la colectividad. Cuando no somos capaces de encontrar nuestra identidad como individuos y la encontramos en un grupo somos carne de cañón. Porque romperemos todas las reglas por el grupo
Finalmente, la difícil tarea de un profesor, donde se mezclan las obligaciones y el buen hacer con los propios miedos y temores o simplemente con la propia personalidad. Una tarea donde la acción más simple puede marcar a individuos al no estar personalizada puesto que la tarea del profesor se aplica a la clase, al colectivo, al grupo.
En fin, vamonos ya con los juegos de invierno. Enjoy!
martes, enero 06, 2009
Reyes magos
Una vez más terminan las fiestas. Siempre es un momento triste el final de las fiestas aunque muchos lo esperen con ansia. Triste porque se vuelve a trabajar, al ritmo habitual, porque estamos de lleno en el invierno.
Porque se acabaron los momentos para ver a buenos amigos.
Pero pasa pronto.
Pasa pronto porque enseguida nos damos cuenta de que los días son más largos. Los temporales son cada vez más escasos. Y cada vez se acercan más los divertidos planes de primavera.
¡que la primavera está a la vuelta de la esquina!
Así que mientras me preparo para el retorno laboral, mientras continuo en la árdua tarea de intentar adapatarme al mercado de la oferta y la demanda, os animo a que continuéis disfrutando de los regalos de reyes. Porque el 2009 guarda regalos mejores.
Y están a la vuelta de la esquina.
Porque se acabaron los momentos para ver a buenos amigos.
Pero pasa pronto.
Pasa pronto porque enseguida nos damos cuenta de que los días son más largos. Los temporales son cada vez más escasos. Y cada vez se acercan más los divertidos planes de primavera.
¡que la primavera está a la vuelta de la esquina!
Así que mientras me preparo para el retorno laboral, mientras continuo en la árdua tarea de intentar adapatarme al mercado de la oferta y la demanda, os animo a que continuéis disfrutando de los regalos de reyes. Porque el 2009 guarda regalos mejores.
Y están a la vuelta de la esquina.
domingo, diciembre 28, 2008
Voy a morir en Invierno
Lo tengo claro. No sé en que año será, no sé cuando. Pero si muero de forma natural víctima de alguna enfermedad, estoy seguro que mi cuerpo decidirá apagarse en Invierno.
Y lo sé porque ahora que los días se empiezan a alargar (si, aunque no os déis cuenta), ahora que empiezo a ver a lo lejos la buena temperatura y a añorar sentir las ganas de hacer muchas cosas, ahora me llevan los demonios cuando al salir a la calle aún hay frío, cuando hay días que siento como mi alma dice que igual es mejor quedarse en casa a ver una peli tranquilamente, cuando mis músculos se cansan de ir y venir de accá para allá; ahora que estos días me recuerdan la soledad me gusta soltar amarras.
No me gustan nada las tardes de domingo que huelen a fin de nada y comienzo de menos. Menos con este frío. Así que seguro que será así.
Rayando el sol.
Y lo sé porque ahora que los días se empiezan a alargar (si, aunque no os déis cuenta), ahora que empiezo a ver a lo lejos la buena temperatura y a añorar sentir las ganas de hacer muchas cosas, ahora me llevan los demonios cuando al salir a la calle aún hay frío, cuando hay días que siento como mi alma dice que igual es mejor quedarse en casa a ver una peli tranquilamente, cuando mis músculos se cansan de ir y venir de accá para allá; ahora que estos días me recuerdan la soledad me gusta soltar amarras.
No me gustan nada las tardes de domingo que huelen a fin de nada y comienzo de menos. Menos con este frío. Así que seguro que será así.
Rayando el sol.
lunes, diciembre 22, 2008
El Mercado: ley de la oferta y la demanda
La Ley de la Oferta y la Demanda es muy complicada.
Si, es cierto que la primera vez que te la explican parece muy fácil pero luego te enfrentas a la realidad y resulta mucho más complicada.
El tema está muy claro cuando la oferta depende de la demanda para sobrevivir. En tal caso se adapta.
Pero ¿y si no?
Me explico. Porque diréis que estoy loco. Cuando la oferta no necesita a la demanda para vivir porque es una ONG, porque tiene otros objetivos distintos de los tradiiconales (ganar más dinero), resulta que por un capricho coloca la oferta en el mercado.
¡Y resulta que el mercado no la quiere! Quiere otra oferta. Pero la oferta es caprichosa. Y así van las cosas.
El caso es que en este juego descubre uno que la oferta puede ser tentadora.
Porque todas las ofertas son siempre tentadoras.
Y ahí entra el lío. Acabas teniendo algo que no necesitabas solo porque las luces en la tienda eran muy brillantes.
Y encima pierdes el esfuerzo que necesitarías dedicar a conseguir lo que realmente buscabas.
Lo que digo, un lío.
Así que nada, aquí estoy, jugando con la oferta y la demanda, enmarronado todas las navidades con un informe para los grandes jefes a pesar de estar de vacaciones y viendo como la oferta y la demanda juegan entre ellas.
En fin, es el juego. ¡con lo que me gusta a mi el juego!
y no es que sea ludopata.
Aprovecho el momento para desearos un genial 2009 que seguro que lo va a ser. Os dejaré una canción.
Y mientras me voy a ver si escapo de Mike Hammer, que desde el viernes noche tiene interés en saber dónde terminé. Pero eso es otra historia que, visto de esta manera, de alguna forma tiene que ver con la oferta y la demanda.
Si, es cierto que la primera vez que te la explican parece muy fácil pero luego te enfrentas a la realidad y resulta mucho más complicada.
El tema está muy claro cuando la oferta depende de la demanda para sobrevivir. En tal caso se adapta.
Pero ¿y si no?
Me explico. Porque diréis que estoy loco. Cuando la oferta no necesita a la demanda para vivir porque es una ONG, porque tiene otros objetivos distintos de los tradiiconales (ganar más dinero), resulta que por un capricho coloca la oferta en el mercado.
¡Y resulta que el mercado no la quiere! Quiere otra oferta. Pero la oferta es caprichosa. Y así van las cosas.
El caso es que en este juego descubre uno que la oferta puede ser tentadora.
Porque todas las ofertas son siempre tentadoras.
Y ahí entra el lío. Acabas teniendo algo que no necesitabas solo porque las luces en la tienda eran muy brillantes.
Y encima pierdes el esfuerzo que necesitarías dedicar a conseguir lo que realmente buscabas.
Lo que digo, un lío.
Así que nada, aquí estoy, jugando con la oferta y la demanda, enmarronado todas las navidades con un informe para los grandes jefes a pesar de estar de vacaciones y viendo como la oferta y la demanda juegan entre ellas.
En fin, es el juego. ¡con lo que me gusta a mi el juego!
y no es que sea ludopata.
Aprovecho el momento para desearos un genial 2009 que seguro que lo va a ser. Os dejaré una canción.
Y mientras me voy a ver si escapo de Mike Hammer, que desde el viernes noche tiene interés en saber dónde terminé. Pero eso es otra historia que, visto de esta manera, de alguna forma tiene que ver con la oferta y la demanda.
jueves, diciembre 18, 2008
De Cumple
lunes, diciembre 15, 2008
Con la botella del ron.
Soy un pirata, salgo a cubierta disfrazado de pirata. Corbata y camisa pirata. Boda pirata.
La vida pirata la vida mejor
Un espejismo de sábado, de fin de semana. Una boda falsa, una farsa de boda. eso sí, por todo lo alto. Y no puedo uno menos que disfrazarse de pirata.
sin trabajar, sin estudiar...
Es vender imagen, después de tantos años sin ver a nadie. Juegos y más juegos, comentarios, frases. Alta alcurnia, bailes y viejas caras unos años más viejos
soy capitan...
Muchos viajes, muchas historias, vidas que van y vienen.
Como un paréntesis flash back.
Pero prefiero quedarme con el futuro. Que sigue pintando al sur.
Dicen que para hacer bien el amor hay que venir al sur (ir en mi caso). Y con este frio, más aún.
Enjoy y buena nueva semana
martes, diciembre 09, 2008
El sur y la Montaña Social
Para estos niños que corremos todo el día por Madrid, bajar al sur significa muchas cosas; reencuentro con queridas amigas, risas y planes a veces nuevos, a veces innovadores, noches de confesiones, juegos, calor y frío... Todas ellas juntas (y quizás alguna más que me dejo en el tintero quien sabe si aposta) hacen de las escapadas al sur momentos especiales que no pueden dejar de tener un rincón en este blog.
No sé muy bien por qué. Quizás por el aroma a Azahar de los lugares más costeros que se deja sentir, incluso tenue, en los días más grises del invierno; Quizás por la temperatura agradable que envuelve el ambiente; quizás por...¡yo que sé!
Porque la realidad es que esta escapada el Azahar brilló por su ausencia (quizás solo en mi mente quedaba algún recuerdo), la temperatura no fue precisamente la óptima (Sierra Nevada es lo que tiene cuando está nevada) y ciertos asuntos familiares me hicieron ir y venir de Madrid a Granada 2 veces el fin de semana.
Será entonces la imagen de la montaña nevada a media noche solo iluminada por la luna, las estrellas escondidas tras nubes de algodón que cubren del claro oscuros los colosos 3000 que por supuesto no subidos, será la noche de frío y risas, el amanecer de agua que por una vez no está helada, la sopa caliente...
O será la vuelta a la vida, a los paseos por el campo, a las imágenes de otros tiempos en forma de Seminario cerrado hace 20 años y comido por la maleza. ¡ay, lugar incomparable para grabar un corto! Pero nuestro productor, Xavier ya se sabe que en invierno no viene a España.
Será que como todos los grandes momentos sabemos lo que pasa pero no el por qué pasa.
Pero eso si, sabemos que son grandes. Especiales.
Podría contar muchas cosas de este fin de semana, algunas, en Madrid, muy tristes, otras, también en Madrid, totalmente demoledoras (aún estoy en shock de ciertas noticias, además de las tristes, que eran de alguna forma esperadas)
Pero prefiero quedarme con la parte alegre de la vida. Ya se sabe, "Carpe Diem" o "Enjoy" en su versión más marketiniana.
Os dejo una foto de donde seguro que nos hubiera costado mucho llegar (a falta de una imagen de la montaña por la noche desde el refugio) y una canción, como siempre, cargada de significado y, esta vez, muy especial.
lunes, diciembre 01, 2008
Impasible
A veces me muestro impasible. Siempre se me ha dado mal transmitir mis veraderos sentimientos. Mis sensaciones. Y sin embargo son el principal alimento de mi alma. Supongo que es cierta aquella descripción que alguien hizo un día de mí "un tipo gris que camina cabizbajo por los pasillos y que..."
Quizás por eso me gusta la puesta en escena, espartana, de Los Punsetes. En un fin de semana marcado por un baño de realidad al más puro estilo de "Accidentes" que terminará en unos días en el cementerio, mucho me temo, mi centro comercial se convierte en concierto en la Nasty.
La aparición posterior de Montañas no fue bien recibida por mi espíritu oscuro que prefiere quedarse con las canciones de los nóveles.
Casualidades de la vida que un antiguo conocido sea justo el hermano del guitarrista.
Tiempo para disfrutar de la música. Mucho frío que no es bien recibido en este mes que se ha hecho largo, justo antes de que empieze la siempre agradable etapa navideña.
Granada espera entre tanto. Y me pregunto que debo hacer.
Me gusta tu camisa. Sí, así están los temas. Concluir debo pues con una disculpa al museo del Prado. No fue de recibo el comportamiento. Pero mi espíritu necesitaba reencontrarse consigo mismo.
Quizás por eso me gusta la puesta en escena, espartana, de Los Punsetes. En un fin de semana marcado por un baño de realidad al más puro estilo de "Accidentes" que terminará en unos días en el cementerio, mucho me temo, mi centro comercial se convierte en concierto en la Nasty.
La aparición posterior de Montañas no fue bien recibida por mi espíritu oscuro que prefiere quedarse con las canciones de los nóveles.
Casualidades de la vida que un antiguo conocido sea justo el hermano del guitarrista.
Tiempo para disfrutar de la música. Mucho frío que no es bien recibido en este mes que se ha hecho largo, justo antes de que empieze la siempre agradable etapa navideña.
Granada espera entre tanto. Y me pregunto que debo hacer.
Me gusta tu camisa. Sí, así están los temas. Concluir debo pues con una disculpa al museo del Prado. No fue de recibo el comportamiento. Pero mi espíritu necesitaba reencontrarse consigo mismo.
lunes, noviembre 24, 2008
Dicen que para hacer reir a Dios solo tengo que contarle mis planes
Bella
Un momento, un deseo, una familia, un colegio, una casa, una fiesta.
No mires al pasado; no mires al futuro. Mira al presente. dejate llevar. Dalo todo.
No te guardes nada dentro. Carpe Diem, aprovecha el momento. Mañana no sé que pasará. Ayer no recuerdo que pasó.
Libérate. Deja atrás prejuicios, deja atrás los detalles. No te ates más cada vez.
La vida es complicada solo si tu quieres que lo sea.
Enjoy yourself and get lucky!
La suerte viene sola. Solo tienes que buscarla. Está ahí esperándote.
No te quejes de nada. No seas víctima. Siempre hay algo bueno. Mira el vaso medio lleno. Da lo mejor de tí. Solo tienes que ser feliz.
Transmite tu felicidad. Seguro que estás llen@ de ella.
Música árabe. Sensual. Silenciosa y profunda. Paradójica.
Dalo todo. Disfruta del momento. Da igual que el corazón se salga de tu pecho. Da igual incluso que en ese momento se pare. Porque la vida es so, momentos.
Una familia. Igual funciona. Igual no. Igual se rompe. Pero los cinco años no te los quita nadie. Cinco años de aprendizajes y grandes experiencias.
Viaja al estranjero. Aprovecha oportunidades, momentos, lugares. No mires atrás. Libérate.
Duerme cuando mueras.
Rusia, China...tantos otros sitios.
Cañas, risas, coca cola. Cenas y más cenas. Sacas a todos. Hay que innovar. La vida sigue. Entregate una noche más.
Baila el rock. Baila lo que quieras. Lorena, Débora. Se natural. No te acuerdas, ¿y qué mas da?
Quiero que todo se centre
Supongo que nadie lo entiende. Es una pequeña licencia. Confío en que cada cual la interprete.
Bienvenidos los que vienen otra vez por aquí. Animaros a comentar.
Animaros a vivir. Un video. Una imagen. Un momento.
Carolina, trátame bien. Un poquito de samba por favor.
martes, noviembre 18, 2008
Espectáculos
Me gusta los espectáculos. Me gusta el teatro, el cine; me gusta subir a un escenario.
Me gusta ver y sentir la magia y la fuerza de un actor o una actriz dandolo todo por un número.
Me da vida la energía que transmiten, las chispas que desprenden; me gusta sentir el calor de los focos.
Me hace cerrar los ojos el sonido fiero en 5.1 de una sala THX; Me hace abrirlos los rápidos y casi improvisados movimientos de una actriz entregada en cuerpo y sudor a su papel.
Me hace llorar con sus gracias un cómico haciendo monólogos y me hace reir un rey Lear renqueante.
Pero me pierden los musicales. No aquellos al más puro estilo Broadway que pululan hoy por la Gran Vía. No. Me pierden las escodidas obras de arte en salas de tercera en el centro de la ciudad. Esos en que la ilusión brota por los poros que sacan un rato de debajo de alguna piedra para ensayar una y otra vez.
Me pierde la música de viva voz.
Todo me pierde especialmente cuando la compañía es buena, más si aparece de sopetón.
Saludos de martes compañeros
Me gusta ver y sentir la magia y la fuerza de un actor o una actriz dandolo todo por un número.
Me da vida la energía que transmiten, las chispas que desprenden; me gusta sentir el calor de los focos.
Me hace cerrar los ojos el sonido fiero en 5.1 de una sala THX; Me hace abrirlos los rápidos y casi improvisados movimientos de una actriz entregada en cuerpo y sudor a su papel.
Me hace llorar con sus gracias un cómico haciendo monólogos y me hace reir un rey Lear renqueante.
Pero me pierden los musicales. No aquellos al más puro estilo Broadway que pululan hoy por la Gran Vía. No. Me pierden las escodidas obras de arte en salas de tercera en el centro de la ciudad. Esos en que la ilusión brota por los poros que sacan un rato de debajo de alguna piedra para ensayar una y otra vez.
Me pierde la música de viva voz.
Todo me pierde especialmente cuando la compañía es buena, más si aparece de sopetón.
Saludos de martes compañeros
martes, noviembre 11, 2008
Honor
Dice mi memoria que hace mucho tiempo, en varias ocasiones, cuando mi familia necesitó ayuda, un alma noble, en honor a la amistad y la nobleza os ofreció aquello que necesitábamos sin esperar nunca nada a cambio.
Esta semana ese alma noble llamó a mi puerta pidiendo ayuda. Para mí ha sido todo un honor el poder corresponder de la mejor manera posible.
Dos sensaciones bien distintas se han desarrollado en mi corazón. La primera de ellas, la rabia. Porque la necesidad de ayuda en este caso viene dada por las malas artes de otros que se han aprovechado de la nobleza de esta alma.
Y porque todos mis esfuerzos no son suficientes más que para colocar un pequeño remiendo en la situación. Un remiendo que sí, permite salir del paso pero que no es suficiente para hacer que las aguas vuelvan a su cauce.
La segunda sensación es difícil de explicar. Es la del "deber cumplido", la de sentirme útil, la de haber podido ayudar a alguien a quien estimo.
Todo esto me sirve para reforzar mi creencia de que los valores están por encima de todo y de que la satisfacción de cumplir con ellos es la mayor recompensa posible.
Alguno, supongo, dirá que soy un tonto.
Entre tanto, la vida sigue, jugando a ganar, como siempre pero esta vez, sin perder, que no es poco.
Y todo esto en la semana que, casualmente también, se dió un momento de shock cuando rechazé una pasta en virtud de una palabra: TRUST.
Y es que en inglés, que digo yo que igual suena pijo, me resulta más molona.
Os dejo una canción (así David sabe que hay música cuando lo lea desde el móvil)
Sirva este acierto por tantos otros desaciertos
Esta semana ese alma noble llamó a mi puerta pidiendo ayuda. Para mí ha sido todo un honor el poder corresponder de la mejor manera posible.
Dos sensaciones bien distintas se han desarrollado en mi corazón. La primera de ellas, la rabia. Porque la necesidad de ayuda en este caso viene dada por las malas artes de otros que se han aprovechado de la nobleza de esta alma.
Y porque todos mis esfuerzos no son suficientes más que para colocar un pequeño remiendo en la situación. Un remiendo que sí, permite salir del paso pero que no es suficiente para hacer que las aguas vuelvan a su cauce.
La segunda sensación es difícil de explicar. Es la del "deber cumplido", la de sentirme útil, la de haber podido ayudar a alguien a quien estimo.
Todo esto me sirve para reforzar mi creencia de que los valores están por encima de todo y de que la satisfacción de cumplir con ellos es la mayor recompensa posible.
Alguno, supongo, dirá que soy un tonto.
Entre tanto, la vida sigue, jugando a ganar, como siempre pero esta vez, sin perder, que no es poco.
Y todo esto en la semana que, casualmente también, se dió un momento de shock cuando rechazé una pasta en virtud de una palabra: TRUST.
Y es que en inglés, que digo yo que igual suena pijo, me resulta más molona.
Os dejo una canción (así David sabe que hay música cuando lo lea desde el móvil)
Sirva este acierto por tantos otros desaciertos
lunes, noviembre 03, 2008
Irrealidad
La mente es sabia. Nos hace ajenos a los miedos, a los peligros, a la realidad. Por eso cuando de repente pasa algo, saltamos sacudidos por un terremoto emocional. Sensaciones de nuevo aunque no siempre esperadas.
Al león le cuesta levantarse por la mañana. Una fiera llena de fuerza y energía pero al que carcome la desidia. Los años pasan por el sin que se de cuenta de lo que puede hacer y que no hace. Ni siquiera piensa en sus miedos.
Mientras, en el banco sigue apareciendo dinero todos los meses.
Mientras, en la tele siguen contando vidas de otros que pasan sin prestarle atención. Las series de la tele evolucionan. El león se sienta dormitando a verlas.
Mientras, en la librería de la esquina siguen apareciendo nuevas novelas que leer sin profundizar.
Mientras las vidas siguen. Y nadie se para a mirar.
Por la tarde no quiero mirar a mi alrededor. Los centros comerciales abruman pero una vez dentro atraen. Las luces actuan como sirenas que guian al espíritu de Ulises hacia la máquina lectora de tarjetas. ¡zas! ¡zas! Otra vez ¡zas! Y que más da.
Pero las personas que hoy van no son las mismas de hace 20 años. 39 de celebración. ¡quién lo diría!.
Tanto tiempo pasado, tantas cosas, alegrías y tristezas. Las cremas y maquillajes no ocultan ya las arrugas de la cara. Y la ropa los trajes, las piezas a precio de oro del centro comercial distraen la imagen de la realidad.
Un día habrá una trajedia. Todos los sabemos. Pero no la queremos mirar. Y seguimos con nuestras vidas esperando ese momento en que nos arrepintamos de no haber estado a la altura en el momento adecuado. De no haber tomado una mano o dado un beso.
Por la noche las hadas y los duendes se preguntan qué ocurrió para que no acabara disfrazado en Halloween. Las cosas cambian pero no quiero que cambién.
Así que las hadas y los duendes juegan en la noche, son los reyes de sus pequeños micromundos. Palabras y bailes que dejan paso a miradas, roces y todo eso que tu mente ahora atina a imaginar.
Pero en la calle atracan a una de las nuestras. El momento tiene muchos finales. Pero solo uno es el bueno, uno no demasiado malo. Solo el susto. Policía, sangre, un móvil perdido. Un nuevo aviso de la realidad.
La resaca de principios de semana hace que el río vuelva a su cauce. Cuando un río desborda no se sabe lo que puede pasar. porque siempre hay gente que vive en la orilla.
A veces me pregunto que pasaría si todos miráramos un poco mas a nuestro alrededor.
Enjoy!
lunes, octubre 27, 2008
Preparados para el fin, que ya no queda nada
Comienza la desconexión...
A pesar de los últimos regalos de este verano en forma de días soleados y buenas temperaturas no podemos evitar que el otoño aleja el sol de nuestra parcela en la superficie terrestre.
El jueves nos dió ya un susto con una bajada repentina que a más de uno pilló por sorpresa por la mañana temprano en el camino hacia el trabajo.
Y es como una cuenta atrás. Mientras temo lo que vendrá a mediados de semana espero con ilusión la navegación hacia las islas en la que me enbarcaré el fin de semana. El temporal será compañero nocturno mientras caminamos hacia calas de Ibiza y Formentera.
Pero mientras pienso en el futuro, este gigante nuestro sigue girando y los humanos hacemos por vivir en él.
La bolsa se hunde, los dramas se suceden y todos miramos alrededor no vaya a ser que nos toque a nosotros en la siguiente. La temida crisis es como el temporal y la nieve que en poco tiempo vendrán.
Pero no quiero pensar en ello. Prefiero quedarme con el regalo de este otoño parco en puentes y días festivos. Quedarme con la excursión por el, llamémoslo así, rincón de la romería, ese monte, ese valle que observa silencioso como Madrid crece día a día, como echa sus humos contra el que apenas se queja, que observa como los urbanitas volvemos atascados domingo tras domingo al corazón de esta nuestra ciudad.
Ese rincón monte arriba de Cercedilla, allá sobre Navacerrada donde tiempo atrás se atrevía a alzarse orgulloso el puesto de control de la Bola del Mundo.
Una foto de un rincón donde merendar, por el que caminar que en breve volverá a estar cubierto de nieve.
Un rincón cercano en el que los pinos nos ayudan a olvidar. Y a seguir viviendo. Un lugar que seguirá igual cuando no haya crisis, cuando la ciudad sea otra y cuando nosotros hayamos pasado a ser también otros. Allí donde nuevas generaciones habrán aún de descubrir los pequeños secretos que ahora disfrutamos nosotros.
jueves, octubre 23, 2008
Enjoy VI: Los Recuerdos del Ayer
Un año más, con un par de semanas de retraso, eso sí, el Enjoy llegó, en esta ocasión de la mano de series de los 80.
Fue el proyecto más ambicioso de todos los anteriores pues combinó las tradicionales Gymkanas de los Enjoys con sus comidas y juegos con los grandes espectáculos al más puro estilo MammaMía Show y Se lo que hicisteis el último Carnaval (que había sido las dos ediciones anteriores)
Para aquellos que nunca han estado en un Enjoy resulta difícil describirlo. Gente ya con una reputación que mantener comportándose como auténticos niños, corriendo, actuando, disfrazados, haciendo el payaso. Pero esa, por supuesto, es la imagen más oscura de aquellos que no se saben divertir.
El Enjoy es un concepto, una oportunidad para volver a ver a viejos amigos, para conocer gente nueva, para recordar viejos tiempos y para volver a sentirse joven, para experimentar ciertas locuras dentro de un marco controlado...relativamente.
En esta ocasión el resultado se puede calificar de éxito. 48 asistentes, 39 quedándose a dormir, 4 actuaciones, 3 juegos y una larga noche de bailes.
¿con qué quedarme?
No sé, cada cual de los asistentes podría quedarse con alguna escena, con un momento. Quizás las cañas entre juegos y cena, las escenas de V con las malísimas DIana y Lydia, las de El Coche Fantástico con nuestro particular Michael Knight al estilo hombres de Paco o el colofón final de Vacaciones en el Mar. Quizás con los bailes nocturnos que a alguno de las habitaciones superiores dejó sin dormir o quizás, con las anécdotas de cada momento: los coches que escondían otro tipo de sorpresas en las tinajas de la bodega (aunque no todo el mundo las descubrió); los comentarios de la señora al hacer la compra: ¿no se os estropean tantas manzanas?; la búsqueda de las pistas y la inexplicable respuesta: Melmac; las palabras de elogio: "ese acento extranjero te sale genial" (dichas a una de las artistas que efectivamente no es local); esos comentarios de última hora de la noche entre risas y bailes y acciones que buscan ¿salvar?
Yo me quedo con un agradecimiento especial a las tres colaboradoras de este año, miembros imprescindibles de la organización por su dedicación y entrega. Y me quedo con las ganas de pasarlo bien de todos los asistentes.
A los que no pudísteis venir, quizás el año que viene.
Enjoy!
Fue el proyecto más ambicioso de todos los anteriores pues combinó las tradicionales Gymkanas de los Enjoys con sus comidas y juegos con los grandes espectáculos al más puro estilo MammaMía Show y Se lo que hicisteis el último Carnaval (que había sido las dos ediciones anteriores)
Para aquellos que nunca han estado en un Enjoy resulta difícil describirlo. Gente ya con una reputación que mantener comportándose como auténticos niños, corriendo, actuando, disfrazados, haciendo el payaso. Pero esa, por supuesto, es la imagen más oscura de aquellos que no se saben divertir.
El Enjoy es un concepto, una oportunidad para volver a ver a viejos amigos, para conocer gente nueva, para recordar viejos tiempos y para volver a sentirse joven, para experimentar ciertas locuras dentro de un marco controlado...relativamente.
En esta ocasión el resultado se puede calificar de éxito. 48 asistentes, 39 quedándose a dormir, 4 actuaciones, 3 juegos y una larga noche de bailes.
¿con qué quedarme?
No sé, cada cual de los asistentes podría quedarse con alguna escena, con un momento. Quizás las cañas entre juegos y cena, las escenas de V con las malísimas DIana y Lydia, las de El Coche Fantástico con nuestro particular Michael Knight al estilo hombres de Paco o el colofón final de Vacaciones en el Mar. Quizás con los bailes nocturnos que a alguno de las habitaciones superiores dejó sin dormir o quizás, con las anécdotas de cada momento: los coches que escondían otro tipo de sorpresas en las tinajas de la bodega (aunque no todo el mundo las descubrió); los comentarios de la señora al hacer la compra: ¿no se os estropean tantas manzanas?; la búsqueda de las pistas y la inexplicable respuesta: Melmac; las palabras de elogio: "ese acento extranjero te sale genial" (dichas a una de las artistas que efectivamente no es local); esos comentarios de última hora de la noche entre risas y bailes y acciones que buscan ¿salvar?
Yo me quedo con un agradecimiento especial a las tres colaboradoras de este año, miembros imprescindibles de la organización por su dedicación y entrega. Y me quedo con las ganas de pasarlo bien de todos los asistentes.
A los que no pudísteis venir, quizás el año que viene.
Enjoy!
lunes, octubre 13, 2008
El tiempo
Ese es mi peor enemigo: el tiempo.
Se escapa, no me deja terminar nada. Toca a mi puerta un día tras otro para que termine las cosas, una detrás de otra.
En estos días en que se juntan tantas cosas de siempre con otras más nuevas y en las que los preparativos del enjoy cubren el día a día, en el fondo, me siento feliz.
Será cuestión de masoquismo.
Pero no tengo tiempo para más.
Se escapa, no me deja terminar nada. Toca a mi puerta un día tras otro para que termine las cosas, una detrás de otra.
En estos días en que se juntan tantas cosas de siempre con otras más nuevas y en las que los preparativos del enjoy cubren el día a día, en el fondo, me siento feliz.
Será cuestión de masoquismo.
Pero no tengo tiempo para más.
lunes, octubre 06, 2008
Nebulosa
Una nebulosa es una región del espacio constituida por gases y polvo.
Nunca he estado en una nebulosa; de hecho, creo que será imposible que ninguno de nosotros llegue a esos sitios en breve; más bien tendremos que esperar unas generaciones.
Pero hay otro tipo de nebulosas en las que sí que nos encontramos de vez en cuando.
Las llamo así porque la sensación es (o debe ser) igual a la que se experimentaría viajando por tan éxótico lugar. El polvo y los gases engañan a los sentidos y al igual que en un sueño no sabemos qué es realidad y qué es ficción. Qué caras se cruzan ante nosotros como espectros o simples hologramas frente a otras que son seres de carne y hueso.
Sin embargo, haciendo gala de una de las máximas: "en el riesgo está el placer", haciendo gala de ella, me siento cómodo en medio de tal maraña de turbaciones para los sentidos.
Y es que las nebulosas tienen una notable importancia cosmológica ya que son los lugares en donde, por fenómenos varios, nacen las estrellas.
Hay días que son muy reales y tangibles. Pero otros, sin saber el motivo, quizás por la novedad, quizás por lo estraño del momento o del lugar nos sentimos en una nebulosa.
No sé muy bien cómo se forma, como nace en el entorno. Solo sé que un día estás terminando de trabajar en un mundo real y entras, sin saberlo, en un mundo totalmente difuso de fin de semana. Muchas gentes, muchas caras, se esconden en la nube y te dejas llevar. Simplemente vas como un ciego dando palos medio metro delante envuelto en la bruma, escuchando el mar y sintiendo como la adrenalina se acelera.
Es común, en medio de esa confusión encontrar personas, caras nuevas, algunas de ellas sirenas en medio de la noche como aquellas que un día llamaron a Ulises.
Las leyendas hablan después de algunas de estas personas; son como personajes de ciencia ficción, de los que todo el mundo duda de su existencia.
Pero hoy lunes, después de un fin de semana en medio de la niebla de esta nebulosa personal puedo decir que "yo las vi"
Y entre tanto, me pregunto si en esta nebulosa también nacerán estrellas.
Nunca he estado en una nebulosa; de hecho, creo que será imposible que ninguno de nosotros llegue a esos sitios en breve; más bien tendremos que esperar unas generaciones.
Pero hay otro tipo de nebulosas en las que sí que nos encontramos de vez en cuando.
Las llamo así porque la sensación es (o debe ser) igual a la que se experimentaría viajando por tan éxótico lugar. El polvo y los gases engañan a los sentidos y al igual que en un sueño no sabemos qué es realidad y qué es ficción. Qué caras se cruzan ante nosotros como espectros o simples hologramas frente a otras que son seres de carne y hueso.
Sin embargo, haciendo gala de una de las máximas: "en el riesgo está el placer", haciendo gala de ella, me siento cómodo en medio de tal maraña de turbaciones para los sentidos.
Y es que las nebulosas tienen una notable importancia cosmológica ya que son los lugares en donde, por fenómenos varios, nacen las estrellas.
Hay días que son muy reales y tangibles. Pero otros, sin saber el motivo, quizás por la novedad, quizás por lo estraño del momento o del lugar nos sentimos en una nebulosa.
No sé muy bien cómo se forma, como nace en el entorno. Solo sé que un día estás terminando de trabajar en un mundo real y entras, sin saberlo, en un mundo totalmente difuso de fin de semana. Muchas gentes, muchas caras, se esconden en la nube y te dejas llevar. Simplemente vas como un ciego dando palos medio metro delante envuelto en la bruma, escuchando el mar y sintiendo como la adrenalina se acelera.
Es común, en medio de esa confusión encontrar personas, caras nuevas, algunas de ellas sirenas en medio de la noche como aquellas que un día llamaron a Ulises.
Las leyendas hablan después de algunas de estas personas; son como personajes de ciencia ficción, de los que todo el mundo duda de su existencia.
Pero hoy lunes, después de un fin de semana en medio de la niebla de esta nebulosa personal puedo decir que "yo las vi"
Y entre tanto, me pregunto si en esta nebulosa también nacerán estrellas.
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